En otro de sus editoriales pestilentes en Clarín, Jorge Lanata vuelve al ataque contra “los violentos mapuches”, con ataques hacia los que defendemos el derecho, constitucional, por cierto, de los pueblos originarios a sus tierras y a los que nos manifestamos exigiendo castigo a los asesinos de Rafael Nahuel.
Gloria Pagés @Gloria_Pages
Domingo 3 de diciembre de 2017 15:18
En otro de sus editoriales pestilentes en Clarín, Jorge Lanata vuelve al ataque contra “los violentos mapuches”, con ataques hacia los que defendemos el derecho, constitucional, por cierto, de los pueblos originarios a sus tierras y a los que nos manifestamos exigiendo castigo a los asesinos de Rafael Nahuel. En su columna publicada esta sábado bajo el título "Doble vara con los violentos de un sector mapuche", el periodista ricachón que vive en Miami gran parte de de su tiempo nos llama “Hippies con OSDE” de Barrio Norte. Una desautorización que da risa, pero que esconde que intereses defiende.
RAM o no RAM
Comienza Lanata: “Respecto a la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) es difícil decir cuántos son: veinte personas, cincuenta o mil. En cualquier caso, son una minoría ruidosa y no representativa. En los últimos días, se han transformado en un ente mitológico: todos hablan como si nunca hubieran existido, y los atentados fueran un invento de los medios”. (…) “Gobiernos progresistas como el de Michelle Bachelet, en Chile, no dudaron en calificar como terrorista a su grupo hermano, la CAM. Aquí esa palabra representa un problema: está mal visto llamar terroristas a quienes usan el terror para conseguir resultados políticos. La experiencia de la última dictadura militar, que asesinó por ‘terroristas’ a miles que no lo eran, solo por pensar distinto, dejó una mella aún no superada. ¿Cómo llamar a quienes incendian propiedades? ¿Cómo extorsionan en las rutas cobrando peajes?”.
Por su parte, la vicepresidenta Gabriela Michetti anoche volvió a la carga con un libreto para la tribuna, que la obligó a tartamudear cuando tuvo que ir más a fondo en sus argumentos para justificar y defender el accionar de la Prefectura que asesinó a Rafael el sábado pasado: “los de la RAM están armados, se supone que hay armas de todo tipo. Hay lanzas, piedras y también hay armas de fuego". Al ser preguntada por las pruebas, tuvo que apelar a las “creencias”: “Creo que hubo un enfrentamiento y había armas de los dos lados. Creo eso porque un prefecto no va a disparar porque sí”. Claro, tenía motivos para disparar: el odio generado hacia el pueblo mapuche y la orden del gobierno de ir por todo contra sus reclamos. Es el Estado el responsable. De paso recordemos, porque la verdad sí importa, que el juez Villanueva confirmó que no había armas entre los miembros de la Lof Lafken Winkul Mapu.
Es decir, no importa si existe o no, si la inventaron los medios o si tiene miles de integrantes, lo que importa que es son “terroristas”, por lo tanto, bienvenida la represión a como dé lugar. En todo caso, el problema es que hablar de terroristas “está mal visto” y es “una mella no superada” en nuestro país. Sí, justamente portando la ideología de Lanata fueron asesinados 30 mil hombres y mujeres que en su inmensa mayoría eran obreros y estudiantes que luchaban por transformar esta sociedad.
Recordemos de paso que la “progresista” Bachelet es la responsable de aplicar la Ley Antiterrorista para perseguir y encarcelar a los integrantes del pueblo mapuche en Chile, que parece ser lo que reclama Lanata y compañía. Ley que acá, recordemos, sancionó el kirchnerismo en 2011 bajo el expreso pedido de organismos internacionales como el GAFI.
Pero ¿existe la RAM? Es importante recordar que Pablo Noceti, antes de la represión al Pu Lof en Resistencia Cushamen, en la que Santiago Maldonado desaparece, hizo un eufórico llamado a perseguir y meter presos a todos “los de la RAM” y que posteriormente, el 16 de agosto Fabián Méndez, jefe del Escuadrón 35 realiza un informe de Gendarmería donde ordena: “A partir de hoy no se habla más de mapuches. Se habla de la RAM”. Esa orden la bajaron a la prensa y sin dudas Lanata es uno de sus mejores alumnos. Myriam Bregman dice con acierto: “Cuando escuches hablar de ‘la RAM’, sabé que Gonzalo Cané, funcionario de Bullrich, presentó en el expediente de hábeas corpus por Santiago un informe llamado ‘R.A.M. Resistencia Ancestral Mapuche. Gendarmería 2017’ al solo efecto de justificar su accionar”. El informefue elaborado el 8 de agosto, firmado por Claudio Osvaldo Domenichini, comandante general de Gendarmería, e introducido por Cané el 16 de agosto, el mismo día en que Patricia Bullrich se presentó en el Congreso de la Nación para instalar sus acusaciones en contra de la RAM y vincular a Santiago con hechos de violencia.
En la conferencia de prensa que dieron Garavano y Bullrich, ésta confesó que para el Gobierno en una suerte declaración de guerra que “la RAM es un nombre genérico de grupos que actúan violentamente. Y los queremos separar total y absolutamente de la comunidad mapuche y de cualquier comunidad originaria de la Argentina. RAM es como un nombre, pero puede haber otro grupo que se llame de otra manera”. E insistió en que desde el Gobierno “se pone en el RAM a todo aquel grupo que no respeta la ley”. A confesión de partes….
Por otra parte, no hay hasta el día de hoy ninguna organización, comunidad o persona que se haya reconocido como integrante de la RAM, de hecho hay líderes mapuche que se han pronunciado diciendo que la RAM “para nosotros es un invento de los servicios de inteligencia para aplicar planes represivos”, como señalaron entre otros el referente mapuche Ignacio Prafil.
Rafael Nahuel, el enemigo construido y la negación de la historia
El vocero de Clarín y del macrismo parece sensibilizarse por acciones apócrifas que nadie ni ningún grupo se atribuyó. Pero no le causa la menor congoja el fusilamiento por la espalda del joven Rafael Nahuel a quien se refiere como el “ocupante del Parque Nacional Nahuel Huapi”, asesinato que en última instancia justifica como una acción contra el “terrorismo”.
La construcción burda de un enemigo demonizado es parte del manual del gobierno con el fin de justificar el accionar represivo de las fuerzas de seguridad, militarizar la Patagonia, buscar una importante base social para hacerlo y para poder decir sin sonrojarse que lo que hagan y digan los asesinos de uniforme “tiene carácter de verdad”, saltando por encima de la más elemental legalidad para defender los intereses de la oligarquía terrateniente.
No se tomaron medidas básicas para estos casos: separar de la fuerza a quienes estuvieron en el operativo, iniciar una investigación y citar como mínimo a declarar en carácter de indagatoria a los prefectos, ¡ni siquiera está identificado el autor de los disparos! “El juez tendrá que buscar los elementos probatorios, nosotros no”, dice Bullrich completamente por fuera de la ley. Prefectura Naval asesina a un joven y el Estado, lejos de investigar, avala la represión y a los asesinos. Lo mismo que sucedió con los gendarmes en el caso de Santiago Maldonado.
Según Lanata, los “Hippies con OSDE” defendemos a los mapuche porque “los mapuches fueron torturados y vejados hace doscientos años y debemos sentirnos culpables” y además creemos que “Ellos son, por su lado, los verdaderos dueños de la tierra (siguiendo esa lógica, los mapuches usurparon a los dinosaurios)”. Jugando a crear ignorancia, “olvida” que el derecho al territorio está reconocido por la constitución del propio Estado que él defiende. El artículo 75 inc. 17 reconoce “la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos (…) reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano (…) Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten”.
La preexistencia de los pueblos, significa que habitan estas tierras desde antes que se inventen las fronteras nacionales, antes de que existan la nación argentina y la chilena. Las evidencias históricas y antropológicas no dejan lugar a duda y (aunque Lanata, Clarín, los terratenientes y el gobierno lo deseen) no es algo que esté en cuestión. Infinidad de crónicas de viajeros durante la conquista y documentos virreinales, dan cuenta de la presencia de mapuches. Con una burda falta de argumentos, Lanata “desconoce” que el propio Estado argentino se funda sobre el genocidio de los pueblos originarios. Los mapuches no usurparon a los dinosaurios, los verdaderos apropiadores de tierras, fueron la Sociedad Rural Argentina (SRA), que financió la mal llamada Campaña del desierto para que “el Ejército expulse más allá del Río Negro a los ‘salvajes’ y ‘concluir de una vez por todas con el tributo vergonzoso que hace siglos pagamos al pampa’”. Las tierras que estaban en posesión de los indígenas tenían un alto valor especulativo, ya que en esos años se perfeccionaba la técnica de congelamiento de la carne para la exportación, se abrían nuevos y grandes mercados y el precio del ganado aumentaba cualitativamente, para lo cual las tierras que ya tenían los loables miembros de la SRA no eran suficientes.
Dime a quién defiendes y te diré que intereses hay detrás
Tratar a los mapuche de “ocupantes” o “usurpadores” es crear ignorancia sobre verdadero proceso histórico de usurpación de las tierras. Si los títulos de las tierras hoy los tienen los Lewis Benetton o Fortabat, es gracias a la previa apropiación por parte de la SRA. Muchos no tienen títulos y fueron expulsados hace añares de esas tierras y hace años que viven en las ciudades y sus periferias, pero qué más concreto que los restos de sus ancestros descansan en esas tierras para demostrar que perteneces a ella? Los abuelos y las abuelas son quienes les contaron, a quienes hoy militan su identidad, acerca de sus experiencias en los campos de concentración, sobre el despojo territorial, la violencia, la persecución y las injusticias con las que los dejaron en los márgenes de un Estado en formación. Se trata de memorias muy recientes, que todavía encarnan el dolor de quienes las recibieron o las contaron, como señala la antropóloga Ana Ramos.
Hoy es Parques Nacionales quien denuncia la usurpación (y el único “actor” que no se sentó en la mesa de diálogo) y Lanata se convierte también su vocero: “El sistema de parques nacionales –son treinta y tres- está destinado a proteger el patrimonio natural y cultural del país y pertenece a toda la comunidad”, sin embargo la vara de Lanata solo mide a favor de los “parques de todos” cuando la tierra es reclamada por mapuches. Dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, Paolo Rocca y su grupo Techint disponen de un loteo de lujo en el Brazo Machete, en la misma y exclusiva zona tienen sus residencias Paquito Mayorga, hijo del otrora ministro de Turismo menemista o el empresario Manuel Antelo y su mujer Inés Peralta Ramos que disponen de 50 hectáreas con playa privada y embarcadero en la zona.
El terrateniente amigo de Macri, Joe Lewis se apropió del Lago Escondido, el camino de acceso público está bloqueado de forma ilegal, violando el libre acceso a las costas. Los lagos, ríos y mares, son bienes de dominio público inalienables, ningún “privado” puede impedir u obstaculizar el uso y goce de las aguas, así como de sus costas o playas. La impunidad del magnate le permite hacer caso omiso del fallo en contra del Tribunal Oral de Rio Negro, y la Gendarmería, por más que haya un fallo judicial, nunca fue a desalojarlo.
El problema es la tierra, y la “doble vara”, es la que utiliza el gobierno (sus fuerzas de seguridad y los medios a su servicio) que miden distinto si quien la reclama es una comunidad indígena o un empresario terrateniente que quiere hacer jugosos negocios inmobiliarios en esas valiosas tierras.