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Red Internacional
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Conmovedora y rebelde. Liliana Heker inauguró la Feria del libro con un fuerte discurso contra el gobierno

En un conmovedor discurso, la escritora denunció el ajuste, los despidos, los recortes en comedores, salud y educación. Explicó por qué el gobierno eligió de enemiga a la cultura y asoció a Milei con una frase de Goebbels: “cuando escucho la palabra cultura desenfundo la pistola”. Se refirió especialmente a la juventud estudiantil y llamó a la lucha contra el gobierno pero también para conquistar un piso mínimo de derechos que aún no se garantizan en estos 40 años de democracia.

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r

Viernes 26 de abril 00:07

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Este jueves se inauguró la 48° Feria internacional del libro de Buenos Aires. El mega evento es uno de los más importantes a nivel mundial y es común que la siempre sorprendente política argentina se cuele en los discursos inaugurales. Este año, y como espejo de la dramática situación social, la politización de la Feria llegó a extremos inéditos.

Mientras el titular de la Fundación El libro, Alejandro Vaccaro, indicó que el presidente no está invitado a presentar su libro en la Feria y declaró que este año ir a la Feria es un “acto de rebeldía contra las políticas devastadoras del gobierno”, la escritora Liliana Heker conmovió con un discurso que abrazó a todos y cada uno de los sectores atacados por el ajuste y la represión del gobierno. Compartimos a continuación algunos pasajes destacados.

El libro representa todo lo que es atacado por el gobierno en el campo de la cultura

“No me voy a complicar con el lenguaje. Soy inclusiva desde que tengo uso de razón pero no me resulta natural el lenguaje inclusivo: cuando digo todos estamos incluidos todos, todas y todes.”

La feria se inaugura este año en un país en el que “crece día a día crece la pobreza y la indigencia, y hay millares de despidos sin fundamento. La salud y la educación pública están en emergencia. La obra pública fue cancelada. Las universidades son desfinanciadas al punto de correr el riesgo de cerrar sus puertas. La investigación científica y tecnológica y el ejercicio de la ciencia y la tecnología están siendo devastados. Toda institución o medio que favorece el desarrollo y la difusión de la cultura ha sido desvirtuado o borrado. Se entregan nuestras riquezas naturales y el Estado parece ausente aún en caso de epidemia”.

En este contexto “el libro adquiere una significación muy especial en estos momentos por la inagotable diversidad de posibilidades que implica y por ser el exponente de todo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura”

Sin igualdad de oportunidades, el pueblo no actúa por elección sino por desesperación

“Cuando se conmemoraron los 40 años de democracia me pidieron una opinión al respecto. Escribí entonces que una democracia plena, según lo entiendo, implica un pueblo soberano. Pero para que un pueblo sea realmente soberano tiene que estar en condiciones de elegir libremente no solo a sus gobernantes sino también su destino. Y para que cada uno pueda elegir su propio destino se necesita ante todo igualdad de oportunidades. Que cada persona del país haya recibido y reciba una alimentación completa y nutritiva, que pueda acceder a una excelente educación en todos los niveles y que su salud esté protegida. Que pueda conseguir un trabajo que cubra sus necesidades. Que tenga una vivienda decente. En los últimos 40 años esa meta mínima no se ha logrado, y eso implica que parte del pueblo no actúa por elección sino por desesperación”.

“Así terminaba mi escrito a 40 años de la democracia. Creo que esa meta mínima que señalé preside la condición imprescindible para que una persona sepa leer en sentido amplio, leer en el sentido de interpretar un texto y extraer de él un conocimiento nuevo o alguna capa profunda de significación. También tener la capacidad de leer y descifrar gestos, desentrañar intenciones no evidentes, investigar datos. Quien sabe leer es capaz de interpretar la realidad más allá de su apariencia más visible”

Motivos del ataque a la cultura

“Me preguntaba por qué esta intención tan manifiesta por parte del Gobierno de menoscabar o suprimir toda institución o medio de comunicación que favorezca o divulgue el conocimiento científico, la creación artística y la formación universitaria. Un intento de explicación que se dio en un momento es que eran medidas que fueron propuestas como distracción para que pasaran a segundo plano otras medidas más pesadas como podría ser la venta de riquezas naturales y empresas estatales o la destrucción de la industria nacional y de las pymes en favor de los grandes monopolios.

“Hoy esta me parece una explicación ingenua que solo podría estar provocada por la perplejidad inicial, fue una manera de eludir toda asociación con la frase tan temible que se le atribuye a Joseph Goebbels: cuando escucho la palabra cultura desenfundo la pistola

“En cuanto al argumento que se utilizó desde distintas áreas del Gobierno de que estas instituciones y medios culturales se llevan los recursos que deberían estar destinados a los niños hambrientos me pareció de mínima sospechoso” mientras al mismo tiempo el gobierno “dejó de enviar recursos a los comedores comunitarios” y cerró la ventanilla a las 20 cuadras de personas que hacían fila para pedir una ración. “Crueldad y difícil de concebir pero ocurrió”.

Entonces comprendí que el hecho de que los argentinos “no analicemos los mensajes, no sepamos leer, puede ser a nivel gubernamental un buen modo para evitarse problemas. Esto sugiere una explicación probable para el ataque que se viene haciendo a cualquier institución que favorezca el aprendizaje, el conocimiento, la reflexión y la actividad cultural en general. El objetivo de ese ataque sería reducir al máximo a las personas que saben leer, apocar, para decirlo de algún modo, al adversario potencial”

La importancia de saber leer las falsas promesas

“Voy a recurrir a Borges para tratar de explicarme. En su asombrosa y desopilante nota El arte de injuriar reproduce este episodio citado por De Quincey: a un caballero, en una discusión teológica o literaria, le arrojan en la cara un vaso de vino. El agredido no se inmutó y dijo al agresor: esto, señor, es una digresión, espero el argumento. “

Saber leer es advertir que, a pesar de lo extravagante del impacto, un vaso de vino en la cara carece de argumento. Y para el estilo de comunicación que viene eligiendo el gobierno, saber leer implica una posibilidad riesgosa que se advierta la falta o la falla de los argumentos. Si cada argentino tuviera la capacidad de saber leer, si contara con los elementos para adquirirla, ¿qué pasaría con los pronunciamientos o exabruptos que suelen lanzar los funcionarios? ¿estarían en riesgo de perder su eficacia?”

“Pongo como ejemplo la promesa de un bienestar inefable dentro de 35 años, bienestar futuro que nos va a compensar de lo mal que lo estamos pasando en la actualidad. Me pregunto ¿dónde están los estudios que explican por qué vamos a alcanzar ese estado de bienestar exactamente dentro de 35 años (sorprende el aparente rigor científico de la cifra)? Y esto dejando de lado el hecho de que se trata de un consuelo pobre, ya que buena parte de los beneficiarios vamos a estar muertos de vejez, de hambre o por falta de medicamentos

“Por otro lado está la promesa de que Argentina va a volver a ser ese gran país que fue al comienzo del siglo XX. Ya de por sí un retroceso histórico de más de un siglo parece un poco dudoso como ideal. Me gustaría saber si quienes fueron seducidos por esa promesa de prosperidad se preguntaron cómo era realmente el país a comienzos del siglo XX. ¿Tendrán idea de que en esa época había un grupo minoritario al que la sabiduría popular denominó ‘los de la vaca atada’ porque viajaban habitualmente a Europa con su propia vaca, para que a sus niños en el barco no le faltara la saludable leche nacional, mientras que en general el pueblo se moría de hambre?”

“Quienes promocionan esa meta de retroceder al año 1900 no mienten cuando dicen que ese es el país al que aspiran. Pero, fuera de estos nuevos representantes de la vaca atada, ¿son realmente muchas las personas que quieren vivir según ese modelo, o son personas que no tuvieron los recursos para indagar el significado de la promesa?

“Por razones diversas un buen número de argentinos no analiza los mensajes, lo que le permite al Gobierno largar al ruedo cifras inverificables, una hipotética futura inflación del del 17000% que no se explica cómo ni cuándo se habría alcanzado pero que, se nos comunica con alegría, que no vamos a alcanzar gracias a un plan económico exitoso. ¡Celebremos!”

La gente está contenta, le escuché decir al Ministro de Economía y me pregunté ¿de qué gente está hablando? ¿Caminó alguna vez por la calle, vio a los que duermen en las veredas, intentó al menos imaginarse la desesperación de alguien que va a un comedor comunitario para calmar su hambre ni siquiera allá encuentra comida? ¿Habló con alguno de los que sin justificación acaba de ser despedido? ¿o simplemente la frase le pareció simpática y la largó sin mucho problema? Debo decir que en algunos casos la irresponsabilidad verbal es tan desembozada que más bien se parece a un chiste: es el caso del vocero presidencial cuando aclaró que no era cierto que a los jubilados un aumento prometido se les iba a pagar en dos cuotas; no: simplemente se lo haría en dos momentos distintos”.

Son 30 mil

“Una ‘sorpresa’ del doctor Martín Menem ilustra con bastante nitidez esta intención. Después de la manifestación multitudinaria del 24 de marzo dijo con cierta alarma que no se explicaba el motivo por el cual habían asistido jóvenes de dieciocho años a esa manifestación ¿Cómo?, parece expresar con su perplejidad, ¿así que hay jóvenes enterados de que ese día hubo un golpe cívico-militar que instauró un régimen que asesinó, torturó, hizo desaparecer a 30000 personas y que además robó bebes recién nacidos?”

“Y al parecer no solo están enterados, doctor Menem; hasta dio la impresión de que les importan esos crímenes, que tienen la capacidad de entenderlos en carne propia, que saben que hubo mujeres heroicas que hicieron historia luchando por la aparición de sus hijos desaparecidos y de sus nietos robados y que hoy siguen luchando; esos adolescentes tienen alguna información sobre nuestra historia reciente porque vivaron a las madres y a las abuelas de Plaza de Mayo y se manifestaron con tanta emoción y con tanto compromiso como todos los otros millares de personas de todas las edades que estábamos allí. Algo está fallando en el programa, sin duda: pese al empeño gubernamental no se ha podido conseguir, hasta el momento, una nueva y completa generación de ignorantes.”

Canto a la juventud estudiantil

“Según se desprende de la perplejidad del doctor Menem, ese parecería el propósito que se está buscando. Porque si no, ¿de qué se asombraría? ¿No fueron jóvenes los que hicieron la reforma universitaria de 1918? ¿No fueron estudiantes secundarios y universitarios quienes defendieron en 1958 la ley de enseñanza laica, gratuita y obligatoria? Los jóvenes en nuestro país siempre estuvieron a la vanguardia en las luchas. Y no pretendo dar un único signo a esas luchas. Fueron jóvenes universitarios quienes se opusieron al general Perón durante su primer gobierno y también fueron jóvenes, universitarios o no, quienes lucharon por que volviera años después. Fueron jóvenes universitarios, junto con los obreros, los que protagonizaron el Cordobazo en 1968, y dieron el gran puntapié inicial para acabar con la dictadura militar iniciada en el 66. Desde distintas posiciones, encararon una lucha y parecían saber por qué estaban luchando.”

Las marchas multitudinarias y altamente conmovedoras y comprometidas que ocurrieron este martes en Buenos Aires y en todo el país son una prueba muy clara de lo que digo. Solo leer los carteles que llevaban los estudiantes, la agudeza y la profundidad de lo que expresaban, fue una comprobación nítida de que el conocimiento y la sensibilidad son más valiosos que los insultos

“Mi tema hoy es la voz de los que sí tenemos voz. Los que tuvimos la oportunidad, y tenemos la decisión, de saber leer. Los que creemos que los argumentos y la solidaridad construyen más que los agravios y el odio; los que, al menos a grandes trazos, nos proponemos un país en el que las ideas, los análisis, las discusiones, prevalezcan sobre el vaso de vino arrojado en la cara.”

Que la crueldad actual no impida la reflexión sobre el pasado reciente: ¿cómo llegamos hasta acá?

“Pienso que es necesario que demos testimonio de nuestra realidad y de nuestra historia. No solo en relación a nuestra actualidad; también respecto de lo que nos ocurrió en nuestro pasado reciente, ya que, así como se necesitan años de buena alimentación y enseñanza de calidad para crear un lector, inversamente, para producir semianalfabetos entre los sectores más sumergidos y vulnerables se requiere no solo años de pobreza; también muchas veces negligencia en las políticas sociales. En síntesis, el deterioro que vino sufriendo nuestro país sin duda tiene causas diversas pero desembocó unívocamente en la situación actual. Pienso que nos toca a nosotros analizarlo y dar cuenta de todo esto.

"En realidad, ese testimonio múltiple ya está empezando a ocurrir. Con lucidez y con pasión se están manifestando expertos de los sectores más diversos. Científicos, politólogos, economistas, universitarios, gente del teatro, del cine, de la literatura, gremialistas, juristas, docentes, trabajadores de diferentes áreas, pequeños empresarios, jubilados, periodistas, están haciendo oír su voz cada vez con más frecuencia y con más claridad. Es el principio de un camino, pienso. Estar bien despiertos y presentes. Porque no hay marcha atrás. Estamos en una situación nueva y tenemos que animarnos a verla, a decidir qué país queremos y a movernos en consecuencia.”

La hilacha optimista para tejer los derechos que nos faltan

A todos nos corresponden los mismos derechos. Para ser muy básicos: una buena alimentación, una educación de calidad, una salud protegida, acceso a una vida digna. Ahora, no dentro de treinta y cinco años: la vida que se pierde hoy ya no se recupera. Entre tanto podremos protagonizar todos los debates ideológicos que hagan falta. Es necesario que ocurran. Pero pienso que, cuando las papas queman, lo primordial es que encontremos los carriles de coincidir en lo esencial.”

“Y atención, porque a partir de acá, sin desentenderme del panorama sombrío que emergió hasta ahora, voy a mostrar mi hilacha optimista. Estuve en algunas Ferias de otros países, tan importantes o más que la nuestra. Vi libros de todas las editoriales, asistí a eventos, conocí celebridades. Pero casi no vi gente. Y en esta Feria nuestra, desde su primera emisión y aun en circunstancias históricas muy difíciles, el público viene, recorre los stands, busca o encuentra determinado libro, compra lo que puede, asiste a los actos culturales, habla con algún escritor, se encuentra con un amigo que hace tiempo no veía. Siente que este es un lugar que le pertenece”

En nuestro país, en suma, el libro importa. Y ese es un dato nada desdeñable acerca de cómo somos. O de cuáles son nuestras posibilidades. Y no es el único dato. El movimiento teatral argentino es excepcional, nuestro cine es valorado acá y en el exterior, nuestros científicos son requeridos y admirados en todo el mundo, hay una literatura notable y, doy fe, siguen apareciendo año tras año nuevos y valiosos escritores, nuestros humoristas son de primer nivel, tenemos músicos y letristas admirables, numerosas editoriales y revistas independientes que se hacen a pulmón, y que, en las buenas y en las malas, publican un material de primer nivel. Pero no solo eso: es notable el sentido del humor popular, que se puede palpar en cualquier calle o en cualquier colectivo, y que muchas veces nos salva de la desesperación; milagrosamente persiste el hábito de encontrarnos en un café solo para conversar, seguimos manejándonos para arreglar lo que haga falta con un alambrecito.

Y todo eso también es cultura, nuestra cultura, la que tenemos que preservar. No se asusten: no tengo la intención de idealizarnos: no es mi costumbre. Unos cuantos y bien bravos defectos debemos tener para que estemos como estamos. Pero contamos con un hermoso capital humano –esto y no otra cosa, según lo entiendo, es el capital humano—, un capital valioso para empezar a soñar con el país que queremos. No vamos a permitir que ese capital sea arrasado. Al contrario; tenemos que luchar para que se multiplique. Una buena alimentación y una buena educación, para todos, es la base (y no crean que es traída de los pelos una referencia a la alimentación cuando se habla de cultura; sin una buena nutrición en la infancia, no hay posibilidad de aprendizaje, no hay para nuestro futuro cultura posible). A partir de esa base imprescindible se abren los caminos. Seguramente estos libros que nos están rodeando, con sus diversos puntos de vista, con sus innumerables visiones de la realidad, tendrán algo que indicarnos.

Ahora, para terminar como corresponde estas palabras (por algo soy cuentista) brindo porque, en un futuro muy cercano, nuestra amada Universidad Pública esté funcionando a pleno y cada vez con más estudiantes, porque nuestras instituciones y medios culturales puedan trabajar por entero y con todo su personal para el desarrollo y la difusión de nuestra cultura; porque siga existiendo a través de los años, cada vez más pujante y más popular, esta Feria del Libro, y porque haya muchas otras Ferias del Libro a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Cada vez con más concurrencia, cada vez con más creatividad, cada vez con más lectores.”