Maestras independientes y de la agrupación Nuestra Clase-Pan y Rosas invitamos a más docentes de todos los niveles y trabajadoras de la educación, a construir un gran movimiento nacional por ESI en todo el país.
Jueves 7 de diciembre de 2023
Ilustraciones: Dulce Nataly Figueroa
La publicación de los nuevos Libros de Texto Gratuitos trajo consigo una oleada de críticas de sectores de derecha, la Iglesia y ultraderecha, que consideran que incluir temas como la diversificación de la familia ó el funcionamiento de los aparatos reproductores es imponer “ideología de género” en las escuelas y a las nuevas generaciones. En los nuevos libros de texto y en la Nueva Escuela Mexicana (NEM), se reivindica desde sus lineamientos: la perspectiva de género, la inclusión, la educación sexual integral (ESI), así como el respeto a la diversidad y los derechos humanos.
Definitivamente, se trata de un avance muy importante en materia de educación. Sin embargo, consideramos que la manera en como se enseña la ESI mantiene enfoques biologicistas, que reducen la sexualidad a la reproducción, infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos; aunque en los discurso haya muy buenas propuestas, la realidad es que su implementación en las aulas está representando un gran reto para las y los docentes, y en la mayoría de los casos, un aumento en la carga administrativa que se suma a las ya precarias condiciones laborales que vivimos en las escuelas donde enseñamos.
El debate sobre estos temas siempre ha estado presente en los diferentes gobiernos en turno, sin embargo, nunca se nos ha tomando realmente en cuenta para llevar adelante un programa de ESI, como prioridad urgente dentro de la agenda política nacional.
¿Quién y cómo nos han proporcionado la educación sexual aprendida?, ¿Cómo la hemos adquirido?
La sociedad en la que vivimos y crecimos, está plagada de mecanismos de forman parte de un sistema capitalista cisgénero, heterosexual y patriarcal, sustentado en instituciones como el matrimonio y la familia, donde las mujeres, disidencias LGBTIQAP+ e infancias vivimos una profunda opresión y explotación, en la que proliferan el machismo, los estereotipos de género, la discriminación, el racismo, la cosificación de los cuerpos, la hipersexualización, la violencia, entre otras duras problemáticas.
Para este sistema, las instituciones educativas cumplen un rol ideológico muy importante, y en el caso de la educación sexual que se ha impartido durante décadas, ha estado profundamente impregnada por influencias de las Iglesias y sectores de derecha, que buscan mantener el control patriarcal sobre los cuerpos y sexualidad de la población .
Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, se desplegó una política para la prevención del embarazo en personas adolescentes que se centró en la abstención, lo que abiertamente implicó una negativa al reconocimiento del placer y autocuidado del cuerpo. De la misma forma, durante el gobierno de la 4T se promueve una política centrada en supuestos “factores de riesgo”, que al no atenderse de fondo, terminan revictimizando a las personas adolescentes.
Según datos de la CONAPO, en 2021, la tasa de nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años fue de 26.3 por cada mil. Derivado de esta situación, las niñas y jóvenes resienten la discriminación, la deserción escolar, además de que enfrentan el embarazo con riesgos de salud y falta de redes de apoyo, por lo que su situación económica para muchas es muy precaria y los trabajos de cuidados aumentan.
¿Qué tipo de ESI necesitamos para un desarrollo pleno y satisfactorio de las niñas, niños y adolescentes?
La sexualidad humana se expresa desde los primeros meses de nacimiento y durante toda la vida en los seres humanos. Sin embargo, en educación inicial no existen contenidos sobre educación sexual, aún cuando las actividades de masturbación comienzan aproximadamente a los 18 meses y durante esta etapa, las niñas y niños, de manera natural y necesaria para su desarrollo humano, emocional y cognitivo, tocan sus órganos sexuales para explorar y conocer su cuerpo. La falta de atención en este aspecto puede tener graves consecuencias en su desarrollo, especialmente cuando no tienen acceso a recursos y servicios de salud integrales.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el primer lugar del mundo en casos de abuso sexual de niños, niñas y adolescentes (NNA). Como maestras, entendemos que este flagelo tiene que ver directamente con los alarmantes índices de violencia sexual y la falta de un enfoque realmente integral y preventivo para la enseñanza de ESI dentro de los procesos educativos.
La edad de iniciación sexual en nuestro país es entre los 12 y 19 años aproximadamente, por ello es necesario dotar a nuestros estudiantes de secundaria, media superior y superior de las herramientas para conocer y comprender su cuerpo, sin que sea un tema tabú. La desinformación en las redes sociales y la pornografía distorsionada en internet, han contribuido a una visión errónea y a menudo violenta de la sexualidad. Es fundamental brindar a nuestros estudiantes una educación sexual que les permita navegar por este mar de información de manera informada y segura. Además, debemos abordar las problemáticas de los embarazos en adolescentes, donde México también lidera las estadísticas.
En el sector educativo privado, enfrentamos más obstáculos para hablar sobre temas de sexualidad, ya que a menudo están dirigidos por sectores afines a la derecha y las Iglesias que criminalizan a las disidencias trans y LGBTIQAP+, y no permiten espacios para intercambiar sobre sus necesidades y condiciones en las comunidades educativas. La represión y el temor al despido son la regla para quienes intentan abordar temas inclusivos y diversos.
En las universidades y las normales, está ausente la educación sexual y no se garantizan los servicios de salud sexual y reproductiva. Las madres estudiantes se ven especialmente desbordadas en su formación y desarrollo profesional, y muchas terminan abandonado sus estudios para trabajar y ser el sostén económico de sus familias.
Por todas estas situaciones, es necesario luchar y organizarnos por una Educación Sexual Integral (ESI) con enfoque laico, científico e inclusivo en todos los niveles educativos, tanto en el sector público como en el privado.
La colaboración entre agentes educativos y cuidadores primarios es fundamental para desarrollar programas y contenidos efectivos de ESI. Queremos que en las comunidades educativas, tengamos acceso a antifecundativos de manera gratuita e irrestricta, así como a abortos seguros, libres y gratuitos en los hospitales públicos para que las maternidades y paternidades, sean por elección y no por obligación.
Explicar la sexualidad no es incitar, sino dotar de herramientas para tomar decisiones informadas sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Es por esto que invitamos a todas las maestras, madres, padres de familia, especialistas de la educación, salud y otras disciplinas, a unir fuerzas para conquistar el derecho a la Educación Sexual Integral. Las maestras consideramos que es un trabajo de todas, todos y todes, por eso les invitamos a sumarse a nuestras charlas y esfuerzos en favor de la ESI.
Te invitamos a sumarte a este movimiento e invitar a más maestras, docentes y trabajadoras del sector educativo y salud a impulsarlo juntas.