Cine. Los 35 años de Totoro

Tazas, remeras, cerámicas, gorros, pines, cuadernos, frazadas, lámparas. La lista es interminable y podría seguir, pero algo que se reproduce en todos es la imagen de Totoro, ese entrañable personaje que ya se convirtió en un clásico de la animación japonesa y que es el protagonista de "Mi vecino Totoro", la película de Studio Ghibli escrita y dirigida por Hayao Miyazaki que se estrenó un 16 de abril de 1988, hace exactamente 35 años atrás.

Espíritus del bosque

La historia sigue a dos hermanas, Satsuki y Mei, quienes se mudan a una casa de campo con su padre para estar más cerca del hospital donde su madre se está recuperando de una enfermedad. La casa está basada en el lugar en el que Miyazaki vivió cuando estaba escribiendo el guión de la película y es justamente ahí donde las chicas se dan cuenta que está habitada por susuwataris, unas criaturas mágicas que solamente pueden ser vistas por niños. Una de ellas conocerá a un espíritu que se identifica por medio de una serie de rugidos que interpretará como "Totoro" y luego también se harán amigas del Gatobus. Serán estos personajes los que permitirán que ellas puedan superar más fácilmente esa etapa.

De esta manera, el animismo y la relación con la naturaleza son algunas de las características más destacadas de una película cuyo objetivo era hacerla "encantadora y maravillosa" que estaría ambientada en Japón con la idea de "entretener y conmover a los espectadores, pero que se quedara con ellos mucho después de que hayan salido de los cines".

Ícono cultural

La película se estrenó en Japón en 1988 y se convirtió en un gran éxito de taquilla. Además, recibió una nominación al premio Óscar en la categoría de Mejor Película de Animación en 2003, cuando se estrenó en Estados Unidos y tuvo una aprobación prácticamente unánime de la crítica por la dulzura y calidez de sus personajes.

Te puede interesar: Las diez mejores películas de Studio Ghibli que no te podés perder

No solo eso, sino que Totoro se convirtió en un personaje tremendamente popular: el personaje fue utilizado como mascota en varios eventos deportivos y culturales en Japón, e incluso se lo apropió como símbolo de una compañía de aviación. Además existe un museo dedicado a la obra de Hayao Miyazaki y el Studio Ghibli, donde se pueden ver varias maquetas y objetos relacionados con la película, incluyendo una réplica del árbol gigante en el que vive Totoro. El éxito fue tal que el personaje se convirtió en el logotipo de Studio Ghibli. No podemos omitir la música compuesta por Joe Hisaishi, el mismo detrás de los sonidos del "El viaje de Chihiro" y "El castillo ambulante", otras emblemáticas películas de Studio Ghibili.

El sello Ghibli

Para el universo cinematográfico, Studio Ghibli es sinónimo de calidad, entre muchas otras cosas. Considerado por la crítica como uno de los mejores estudios de animación del mundo, seis de las películas que llevan su sello son parte de las 10 películas de anime más taquilleras de la historia de Japón.

Fundado en 1985, la idea original de Miyazaki, Takahata y el productor Toshio Suzuki fue brindarle una mirada más de autor a las animaciones que comercialmente se realizaban y por eso lo llamaron Studio Ghibli, una palabra italiana que hace referencia al “viento caliente del Sahara” en relación a los nuevos aires que le querían imprimir a la cultura del anime. El primer largometraje que hicieron fue "Nausicaä del Valle del Viento", una aventura de fantasía post apocalíptica basada en un manga del mismo nombre publicado por Miyazaki. Gracias al éxito, comenzaron a emprender la idea de tener su propio estudio, que al día de hoy ya tiene más de 20 producciones, publicidades y cortometrajes.

Sus protagonistas suelen vivir historias que los llevan a experimentar situaciones inusuales, muchas de ellas con una fuerte carga poética y emotiva donde terminan encontrando fortalezas propias. En este contexto, ningún villano lo es en un sentido tradicional sino que también son personajes que pueden causar hasta ternura ya que se los comprende en el marco de su propia historia.