En un Luna Park repleto, la formación original de Los Violadores ofreció un show por los 30 años del disco que los ubicó en el lugar de leyenda del rock nacional. Sorpresivo homenaje a Sumo.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Martes 26 de abril de 2016
A quienes adhieran en alguna medida a una filosofía punk no debería ofender la crítica hacia las figuras de este género. Hay que decirlo: tras la traumática separación de Los Violadores en 1992 (en dos shows inolvidables en Obras), nunca volvieron a ser lo mismo. Pil Trafa rearmó la banda varias veces pero el resultado eran versiones pálidas de lo que fueron. Hasta este domingo, cuando con la formación de los primeros cuatro discos volvieron intactos: con la excusa del 30° aniversario de Y ahora qué pasa, eh? Tuvieron su regreso con gloria en el Luna Park.
Abrieron el recital con “Como la primera vez”, a modo de mensaje literal sobre el estado de ánimo de la banda, tras años de peleas, desencuentros y reencuentros: Pil, Stuka en guitarra y coros, el “Polaco” Zelazek en bajo y el histórico Sergio Gramátika (protagonista de los orígenes del movimiento punk en Argentina) a la batería, como la primera vez.
Apertura del show (Canal de Youtube HD Rock)
Para el público presente -unas 8 mil personas, mayormente cuarentonas y treintañeras- fue como un viaje de regreso a la adolescencia con la música como vehiculo. Es que lejos de ofrecer un show demagógico (el sonido de Los Violadores es muy distinto al estándar punk actual) o con eje en los “hits”, hicieron un repaso por toda la primera etapa de su carrera; incluyendo casi todos los temas de Fuera de Sektor, disco en el que -para no repetir el “1, 2, Ultraviolento”- modificaron su sonido acercándose más al post-punk del estilo de bandas como The Lords of the New Church o Sisters of Mercy.
Cada tema era un paseo por el tiempo entre 1981 y 1988. Las referencias al mundo de aquella época eran inevitables: la “guerra fría” entre EEUU y la URSS (“Sin ataduras”, “Guerra total”), Malvinas (“Comunicado 166”, “Bombas a Londres”), o productos culturales de esos años como la antiquísima serie Combate (“Mirando la guerra por TV”). Pero en muchos casos suenan tan actuales y universales como en “Somos Latinoamérica”, “Mercado indio” o “Nada ni nadie nos puede doblegar”.
Resulta muy interesante el ejercicio de recrear esos temas tres décadas después: el apoliticismo que caracterizaba a Los Violadores y a parte de la juventud de entonces (“No hay soluciones políticas” cantaban en “Revolución inter” o la postura apolítica como expresión de rechazo al individualismo occidental y a la burocracia estalinista de “Sin ataduras”), hoy está superado en parte por la realidad post 2001 y por la juventud actual. El propio Pil Trafa hizo referencia a “los globos amarillos” para repudiar al macrismo y cuando saludó a las tribunas arengó con un “todos somos izquierda”, autopercepción que no hubiera tenido en 1986.
La gran sorpresa la portaba uno de los pocos invitados: Geniol, el recordado mimo que animaba los shows de Sumo. El artista participó caracterizado como aborigen en “Beat africano” y cantó junto a Stuka el famoso verso de “La Rubia Tarada”: “Un seudo-punkito con el acento finito quiere hacerse el chico malo”, que Luca Prodan compuso refiriéndose a Los Violadores (especialmente al creador de la banda, Hari B). Aunque nunca hubo rivalidad seria entre Sumo y Los Violadores, Luca había conocido la escena punk del Londres del ´77 y subestimaba a las versiones argentas del punk. Cantando esos versos homenajearon su propio pasado con sentido del humor y le tributaron sus respetos a Sumo y a Prodan. Para que no haya lugar a dudas, también tocaron “El Ojo blindado” con Geniol caracterizado de ojo.
Los puntos altos quedaron para los bises: “Represión” y “1, 2, Ultraviolento” estamparon un cierre a todo pogo.
Los Violadores se reconciliaron también con su historia: sin ninguna vergüenza se amigaron con la idea de haber sido una de las bandas emblemáticas del Rock nacional en la década de los ´80, trascendiendo el género punk. En la noche del domingo expusieron los argumentos tocando, como la primera vez.