La represión a los luchadores y la criminalización de la protesta ha sido una tónica permanente del Gobierno “progresista” en este 2021. El clima policial y represivo que está generando el Gobierno y que hemos visto contra la huelga de Cádiz, las movilizaciones del movimiento feminista el 8M, los migrantes y la juventud tiene como objetivo intentar frenar el descontento social que empieza a mostrarse cada vez de manera más evidente. Aquí recogemos las más escandalosas.
Viernes 24 de diciembre de 2021
Lejos de toda retórica progresista, los dos años de Gobierno de coalición PSOE-UP han supuesto un enorme avance sobre derechos democráticos esenciales. Las multas por ley mordaza, la “patada en la puerta”, la represión a movilizaciones y huelgas, a los migrantes y las campañas de criminalización de la juventud y los luchadores han supuesto toda una maquinaria puesta en funcionamiento para intentar frenar el descontento social. La tanqueta desempolvada para enviar a Cádiz o el “regalo navideño” de las porras extensibles a la policía son muestras de cómo se prepara el Gobierno para 2022 ante un posible escenario de mayor conflictividad social.
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Represión a la movilización de Justicia por Samuel
5 de julio, las movilizaciones exigiendo #XustizaParaSamuel #JusticiaParaSamuel, el joven de 24 años que fue brutalmente asesinado por un grupo de personas a grito de “maricón de mierda”, se extendían por ciudades de todo el estado, congregando miles de personas en Madrid, Barcelona o A Coruña y cientos de personas en decenas de ciudades en una convocatoria que se multiplicaba cada hora al conocerse el asesinato LGBTIfóbico de Samuel.
En Madrid, Sol quedaba pequeño y la concentración se transformaba en una manifestación espontánea. Los manifestantes se dirigían hacia la cercana calle de San Bernardo donde se encuentra el Ministerio de Justicia para después continuar la manifestación de vuelta a Sol. Pero en el trayecto de regreso, la policía cargó contra la manifestación y amagaron con atropellar manifestantes dejando personas heridas y detenidas.
Los lavados de cara de las fuerzas represivas del Estado y del “Gobierno progresista” una semana antes en el Orgullo LGBTI se disipaban a golpe de porrazo contra quienes protestaban por el asesinato homofóbico de Samuel.
No hay campaña de pinkwashing que tape la labor de la policía nacional y el Gobierno que la dirige que está golpeando brutalmente una manifestación que rechaza el asesinato de un joven al grito de “maricón”.
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El ejército contra niños y migrantes en Ceuta
A mediados de mayo estallaba la crisis diplomática con Marruecos y como consecuencia de esto la utilización de miles de migrantes como moneda de cambio entre estos dos países. La sanguinaria monarquía alauita como forma de presionar al Estado español en relación con el conflicto saharaui, dejó de cumplir durante unos días el papel de gendarme a sueldo del imperialismo europeo lo cual provocó la llegada de cerca de 8000 personas, 2000 niños entre ellos, a Ceuta.
El gobierno “progresista”, con el ministro del interior Marlaska a la cabeza, decidieron afrontar esto mediante la utilización del ejército y la legión. Los botes de humo, las deportaciones en caliente y la represión generalizada y descarnada se convirtieron en la imagen de un gobierno colonialista y racista, dispuesto a utilizar cualquier método con tal de defender los intereses imperialistas de su burguesía.
Esta crisis demostró la naturaleza policial y autoritaria de este Gobierno que desde el principio de la pandemia ha tenido siempre la pulsión de utilizar a la policía y a los militares de forma permanente ante cualquier problema importante. En concreto con la cuestión de los inmigrantes PSOE y Unidas Podemos no han dudado en vulnerar la propia legalidad internacional burguesa y en mostrar un total desprecio por los derechos humanos más elementales. Pero también esta política de “tolerancia cero con los asaltos masivos” como expresó Marlaska, es la expresión más brutal de un Gobierno dispuesto a defender a costa de la vida de miles de personas sus posiciones coloniales en África.
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La tanqueta y la represión a la Huelga del metal en Cádiz
El aumento del coste de la vida provocó el estallido de multitud de conflictos obreros a lo largo y ancho de la península durante este otoño. La respuesta más avanzada por parte de los trabajadores la tuvimos en Cádiz, donde durante casi diez días se mantuvo una histórica huelga en el sector del metal.
La represión no se hizo esperar y desde el principio mismo de las movilizaciones la policía nacional se hizo presente y trato de derrotar la lucha de los huelguistas gaditanos mediante la represión más descarnada. Los obreros del metal de Cádiz contaron rápidamente con la solidaridad de una parte muy importante de sectores de las clases populares de la ciudad. El Gobierno fue incrementando los niveles de represión según aumentaba el apoyo y la tenacidad y resistencia de los huelguistas.
El punto más alto, que desató la indignación en todo el Estado, fue cuando se reprimió en las propias barriadas obreras y se trató de amedrentar a la población mediante el envío de una tanqueta a patrullar las zonas de conflicto. El saldo de esto fueron decenas de herido entre los obreros y manifestantes en esas duras jornadas de lucha.
Una vez levantada la huelga el Gobierno se vio en la necesidad de seguir escarmentando a sus principales líderes y la anterior semana organizó un dispositivo para detener a varios dirigentes sindicales y manifestantes buscándoles casa por casa.
No es la primera vez que el Gobierno de coalición se presenta de forma abierta en favor de la patronal ante un conflicto sindical. Quizás el caso de Cádiz es el más llamativo, pero Pedro Sánchez y su gabinete han intentado castigar duramente cualquier intento por parte de los trabajadores de resistir y luchar contra las condiciones de miseria que imponen los grandes empresarios.
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Represión a las movilizaciones del movimiento de mujeres en el 8M
El 8M de 2021 estuvo marcado por la desobediencia feminista contra las prohibiciones del Gobierno. El movimiento de mujeres siempre ha puesto en valor el autocuidado y tras meses de planificación en las distintas asambleas locales del 8M, el 8M decidió convocar movilizaciones con todas las medidas de seguridad que requería la situación sanitaria. Sin embargo, el movimiento de mujeres se topó con la prohibición del Gobierno en un momento en que las movilizaciones de negacionistas se desarrollaban sin mayor cuestionamiento, se celebraban macro eventos deportivos patrocinados por grandes empresas y a pesar de “la preocupación del gobierno” no se reforzaba el transporte público en el que desde el inicio de la pandemia millones de personas viajaban hacinadas diariamente.
A pesar de la prohibición, muchas mujeres desafiaron al Gobierno y el 8 de marzo en varias ciudades se desarrollaron múltiples manifestaciones autoorganizadas dejando claro que el movimiento feminista no acepta mordazas. Este fue el caso de Madrid, donde por la maña las estudiantes tomaron la Puerta de Sol y por la tarde distintos “paseos feministas” recorrieron varios barrios como Vallecas, Arganzuela y Lavapiés. Otra movilización recorrió el centro de Madrid calle Alcalá y Paseo del Prado hasta concluir en Neptuno punto en el que se leyó el comunicado del 8M. Todo parecía concluido hasta que la policía decidió intervenir, identificando y reteniendo a varias manifestantes, entre ellas a quien escribe esta nota, en un intento de reprimir, amedrentar y criminalizar las acciones del movimiento de mujeres.
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Manifestación del 20 de marzo por la libertad de Hasél
El 20 de marzo el MAR (Movimiento Antirrepresivo de Madrid) convocaba una movilización para exigir la libertad del rapero Pablo Hasél, -encarcelado por criticar en sus canciones y tuits a la monarquía y la policía- y de todos los presos políticos, así como protestar contra la monarquía.
En 2020 se habían sucedido cantidad de movilizaciones protagonizadas por una juventud que protestaba por la encarcelación de Pablo Hasél. Un escándalo internacional que impactaba a muchos jóvenes que constataban con este hecho el carácter represivo de un Régimen que encierra a un rapero por sus tuits y canciones contra el régimen monárquico.
El clima de tensión y criminalización de esta protesta comenzaba días antes, cuando desde varios medios de comunicación de derecha se promovía una campaña contra la manifestación, alertando de que iban a producirse “disturbios” en Madrid. También se conocía que el Gobierno del PSOE-Podemos y el ministro del interior Marlaska había planificado un enorme operativo policial.
El día 20, cuando los manifestantes se concentraban en Atocha para comenzar la marcha se desplegaba ese enorme dispositivo policial. Cientos de antidisturbios rodearon la concentración y encapsularon a los manifestantes, impidiendo el transcurso de la manifestación. Para salir, la policía sacó uno a uno a los centenares de manifestantes fotografiando su DNI. Un intento de provocar, amedrentar, intimidar y criminalizar a los luchadores.
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