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Red Internacional
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REALIDADES PRECARIAS. Los "cofos" de CEPSA o cómo funciona el fraude de los falsos autónomos

El término “cofo” viene del inglés, por "company owned dealer operated". Consiste en que una petrolera arrienda el funcionamiento de una estación de servicio de su propiedad a un tercero. En la práctica, un falso autónomo.

David Medina @David_jacobino

Miércoles 4 de septiembre de 2019

Hace tiempo que la figura de los "falsos autónomos" es tristemente conocida. Muchas empresas obligan a sus trabajadores a darse de alta como autónomos en vez de hacerles un contrato. Para la empresa es un gran beneficio, ya que el trabajador se ve obligado a pagar la seguridad social, no tiene derecho a paro ni está protegido por convenio. Tampoco tiene derecho a vacaciones o a sueldo mínimo. Cumplen la función de un trabajador más pero sin los derechos que les corresponden por ley, una situación propia de las condiciones laborales del siglo XIX. Recientemente el Instituto Nacional de Estadística (INE) detectó 143.500 falsos autónomos en todo el Estado, pero es difícil saber el número real.

En Cepsa (Compañía Española de Petróleos S.A.U.), otrora primera compañía petrolera privada del Estado español y actualmente propiedad de un fondo de inversión con sede en los Emiratos Árabes Unidos, se está dando un fenómeno particular de explotación laboral mediante la figura de los falsos autónomos: los llamados “cofos”.

La sección estatal de CGT en Cedipsa (Grupo Cepsa) calcula que son unos 200. Sobre el papel tienen arrendada la gasolinera en la que trabajan y son quienes la gestionan, pero la realidad es muy diferente. El o la “cofo” depende totalmente de Cepsa: la empresa es quien decide horarios de apertura, qué productos se venden, a qué precios y hasta cómo se ponen las etiquetas. Todo debe ser validado por Cepsa.

A esto hay que sumar la enorme carga de trabajo, ya que el o la cofista realizan funciones de varios grupos profesionales a la vez, que supone a veces más de 14 horas de trabajo e incluso el dormir en una colchoneta en el suelo ante la cercanía entre el fin de un turno y el comienzo del nuevo, como denuncian en un artículo de El Confidencial.

Existen sentencias contra la empresa, pero el problema persiste y la empresa usa el miedo, manteniendo diferente relación con cada cofista, para así dividirlos.

La realidad de los falsos autónomos está siendo cada vez más difundida a través de luchas como las de los riders, repartidores que están expuestos a una alta siniestralidad al recorrer entre 60 o 80 kilómetros al día en bici (recientemente han muerto dos "riders" en el transcurso de cuatro días) y llevan ya tiempo luchando y obteniendo victorias como su paso al convenio de hostelería.

Como se ve es un problema muy extendido ante el que, pese a existir sentencias en contra de las empresas y la manifiesta ilegalidad de esta práctica, el Estado se cuida mucho de intervenir, actuando como garante de las condiciones de explotación impuestas por los capitalistas.

Ante este panorama, ¿qué hacemos? La respuesta pasa necesariamente por la organización en las empresas y la coordinación con otros sectores, superando las divisiones y la falta de representación sindical por la ausencia cómplice de los sindicatos burocratizados.

Ahí está el ejemplo de CGT en Cedipsa que ya difundieron esta lucha. También en otros sectores precarios recientemente se están dando luchas y victorias como en Telepizza o la lucha de Las Kellys. Son ejemplos que demuestran la capacidad de lucha que tienen sectores muy precarios en los que incluso hacía muchos años que no había huelgas.

El camino es la organización y la unificación de las diferentes luchas mediante la solidaridad, como de hecho se dio entre los riders y los telepizzeros, y con apoyo también de sectores LGTB.