Una importante movilización al edificio central del organismo, con réplicas en todo el país, mostró que darán pelea contra el intento oficial de reducir y congelar salarios, el primer ataque generalizado anunciado.
Miércoles 13 de junio de 2018
Luego de varias semanas de rumores y notas acerca de cómo iba a implementarse el ajuste en la Administración Nacional de Ingresos Públicos (AFIP), las autoridades del organismo comunicaron por dónde va a empezar el “recorte”: por los trabajadores del organismo, como ya viene pasando en otros sectores del Estado. Pero los empleados no se quedaron de brazos cruzados ante el anuncio del ataque.
La AFIP es el organismo recaudador más importante del país, con más de 22.000 trabajadores, entre empleados que están bajo la esfera de la DGI (impositiva), la Aduana y un sector más pequeño dedicado a tareas relativas a seguridad social. Trabajan bajo distintos convenios y los representan dos sindicatos distintos, Aefip y Supara, hecho que utilizan las autoridades para negociar por separado con cada uno de ellos desde las paritarias hasta otras cuestiones. A ellos se suman trabajadores tercerizados en sectores como limpieza, control de ingresos y maestranza, trabajo precario que el organismo de control mantiene desde hace décadas.
La AFIP está comandada desde hace poco tiempo por Leandro Cuccioli, un joven ingeniero que viene de trabajar del sector privado y se formó profesionalmente en empresas en el exterior. Allí posee inversiones, más precisamente en fondos de inversión en las Islas Caimán, y operó en paraísos fiscales; un lobo puesto a cuidar las ovejas. Al igual que quien lidera la Aduana, Diego Dávila (exCEO de Quilmes), carece de experiencia y formación en el área que gestiona. Están allí para cumplir las órdenes de la Casa Rosada sin filtro, perjudicando no solo a los trabajadores del área sino a la totalidad de la población con la aplicación de políticas cada vez más regresivas.
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Del radiopasillo y la campaña mediática a “habladas” de las autoridades
Luego de desatarse infinidad de rumores a través de todas las redes que conectan entre sí a los trabajadores, las autoridades se dignaron a comunicar la palabra oficial: habrá un congelamiento salarial. Pero se sospecha que éste es sólo la punta del iceberg de lo que se viene. Hubo dos reuniones con el sindicato que reúne a la parte más grande del personal, Aefip, y el administrador federal Cuccioli ordenó a quienes lo secundan en los cargos más altos del organismo salir a hablar con quienes trabajan en sus sectores para dar un “mensaje tranquilizador” de que “solo” se haría este congelamiento, y no habría despidos. De esta forma, según mencionaron algunos delegados, buscan engañar a la gente para que no se organice contra el verdadero ataque que se viene, siendo el anunciado congelamiento salarial por dos años (mientras la inflación no para de crecer) y la falta de ingreso de personal para reemplazar a quienes se jubilan o fallecen ya suficiente motivo para rechazar las medidas. Se supo también que no solo quieren congelar los sueldos, sino bajarlos previamente. Esto se haría reduciendo al 0,55% el coeficiente de apropiación que tienen ahora el conjunto de los trabajadores del organismo sobre lo recaudado mensualmente (modalidad que es utilizada en muchos otros países también). Para ser más claros: los trabajadores cobran una parte fija del sueldo a principio de mes, y otra parte alrededor del día 15, que varía de acuerdo a la recaudación que haya efectuado el organismo. Esta es la parte que quieren reducir drásticamente y dejar fija, llevando en los hechos a una reducción del 30% del salario.
Preparando el golpe, y con la inestimable ayuda de medios de comunicación afines, comenzó hace un par de semanas un campaña de desprestigio contra los trabajadores de AFIP. Ya lo había anticipado el presidente Mauricio Macri cuando en una visita a Misiones dijo que el problema de que se congestionen los puentes de entrada y saluda al país es culpa… del convenio aduanero. Justamente es en las fronteras donde más personal falta, y los cambios anunciados no harán más que empeorar esta situación, ya que no ingresarán nuevos trabajadores para reemplazar a quienes se jubilen o fallezcan. Se tiró carne podrida desde los medios afirmando que los trabajadores ganan en promedio arriba de $100.000 y que un chofer gana $190.000…. algo irreal que busca crear una imagen desfavorable en la opinión pública, como ya hicieron éste y otros gobiernos contra los docentes y otros sectores de trabajadores antes de inflingirles ataques a sus condiciones de trabajo o realizar despidos masivos.
Volante de la agrupación Marrón Clasista
Pero los ataques en la AFIP no empezaron hoy: el “gradualismo” en los ajustes también se dió de la mano de Alberto Abad, administrador federal hasta hace poco tiempo (y durante algunos años de la gestión kirchnerista). Bajo su mando se determinó el cese de ingreso de personal y se recortó el fondo de jerarquización mencionado anteriormente. También se lanzó un plan de reestructuración sobre el cual luego se retrocedió parcialmente, disolviendo la Subdirección de la Seguridad Social (encargada de controlar el trabajo en negro) y realizando un desguace en las áreas informáticas, con decenas de profesionales imputados y hasta detenidos sólo por trabajar, cuestión que ya venía incrementando el malestar de los empleados del organismo.
Ayer los trabajadores de la AFIP demostraron estar dispuestos a poner un freno a los planes del gobierno nacional contra ellos; durante las próximas semanas seguramente habrá novedades en esta pulseada que acaba de comenzar. Mientras tanto, el canto de "Unidad de los trabajadores/ y al que no le gusta/ se jode, se jode" todavía resuena en el inmenso hall del edificio central, que se vio colmado de trabajadores llegados desde distintos puntos de Capital y la provincia de Buenos Aires. Un canto que suena cada vez más cerca de la Casa Rosada.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario