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Red Internacional
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Tucumán. Los trabajadores de la salud en tiempos de elecciones provinciales

El carnaval electoral comenzó en Tucumán. Todo queda en familia. La conducción de ATSA no se queda afuera y Reneé Ramírez ya busca cargos para su familia. Frente a las paritarias, Sitas convoca medidas vacías de participación, necesitamos un plan de lucha serio votado desde abajo.

Martes 14 de febrero de 2023 20:00

Jaldo y Manzur han acordado ir unificados en la fórmula para candidatos a gobernador y vice, mientras que la ex ministra de Salud Rossana Chahla disputará la intendencia de la Capital. En Cambiemos todavía no se resuelve la rosca interna donde se disputan el PJS, la Sociedad Rural y la UCR para imponer sus intereses. En ambos bandos, la sucesión queda en familia, como lo denunció Alejandra Aarreguez del FIT en 15 de 19 municipios, los políticos del peronismo y de Cambiemos-UCR intentarán suceder el poder a algún familiar para que nada cambie.

Por debajo de las chicanas que se tiran entre oficialistas y opositores de derecha, los trabajadores tenemos que hacer horas extras, endeudarnos, buscar otros trabajos y degradar nuestra salud física y mental para llegar a fin de mes. Peronistas y cambiemitas ensayan un preludio de mezquindad para que los verdaderos dueños de Tucumán continúen manejando los hilos económicos de la provincia, y para que los trabajadores continuemos con salarios de pobreza e indigencia.

El aumento de la carestía de la vida y los bajos salarios condicionan a que compañeros y compañeras decidan realizar trabajos informales, horas extras y guardias para llegar a fin de mes. Otros deciden irse del sistema público de salud por los bajos salarios y las malas condiciones, optando por la precariedad de la relación laboral en la medicina privada a cambio de una mejor remuneración. Camadas de jóvenes profesionales han renunciado al SIPROSA y otros prefieren no entrar al sistema público de salud para trabajar en el sector privado. Hospitales como el Eva Perón han reducido la atención de pediatría y ginecoobstetricia por la falta de personal. Lo mismo ocurre en hospitales del interior y CAPS.

Desde hace años que la inflación depreda al salario mes a mes. Se firman paritarias a la baja o el gobierno siempre impone un techo a la misma. Durante y luego de la pandemia, el gobierno trató de descartables a los esenciales de la salud, que negó la paritaria correspondiente a ese año, y persiguió con represalias a los que reclamaban por está injusticia. Luego dió bonos de aumento en negro que no llegaron a empatar la inflación. Toda persona que reclama en los hospitales es perseguida, sancionada o sufre descuentos. A esto se le suma la incertidumbre y preocupación por los casos de neumonía bilateral, que hasta ahora, no tiene diagnóstico y que ha afectado principalmente a trabajadores de la salud.

Todo esto genera un clima que combina enojo, frustración y escepticismo ante una situación que aparenta no cambiar en lo inmediato; y que también impacta negativamente en la salud pública, disminuyendo la calidad de atención y la disponibilidad de recursos. Sin embargo está situación no sólo está dada por la determinación política y el plan económico del gobierno para la salud, sino también porque existen "mediaciones" que contribuyen a que ésto se desarrolle y se profundice. Estás “mediaciones” son los sindicatos en la salud, que a continuación nos referiremos al rol que cumple cada uno.

Los sindicatos también existen

Los recortes en salud y educación, los bajos salarios, el aumento de la pobreza y la inflación generan malestar, que en nuestro caso recorre los pasillos de los hospitales y CAPS. A fin de año pasado se expreso con la lucha de residentes, este año comenzó a expresarse en los trabajadores de la educación. En el caso de la docencia, inició protestas sin el apoyo de los sindicatos por medio de la autoconvocatoria que se manifestó en la plaza Independencia. En la salud también hay descontento por la situación, pero por ahora pasiva por responsabilidad de los sindicatos.

ATSA es el sindicato mayoritario, dirigido por Reneé Ramírez que también es legislador por el partido del gobierno, es decir que tiene una dependencia política con Jaldo-Manzur. Ante la imposibilidad de renovar su cargo de legislador, está más tensionado por la sucesión política a su hijo Darío Ramírez que por el bienestar de los trabajadores. Es el sindicato capaz de parar todos los hospitales, clinicas y sanatorios si realmente quisiera pelear por el salario y las mejores condiciones para las y los trabajadores de la salud. Pero, gracias a esta conducción, solo funciona como la mano derecha del peronismo gobernante.

SUMAR es el sindicato de médicos dirigido por Noemí Díaz, quien siempre fue un satélite del gobierno provincial. Sucesivas veces demostró que no va a luchar por las mejoras salariales de los médicos en la parte pública ni privada. Las burocracias sindicales de AME y ATE comparten la misma función, de ser testimoniales y funcionales al gobierno, solo están para aceptar lo que la patronal desea.

La comisión directiva del SiTAS, por su parte, viene denunciando mediáticamente estos problemas y convocó a su tradicional medida de lucha del "paro con concurrencia" y al "paro informático" desde el mes de noviembre del año pasado. Son múltiples las reuniones que tuvieron con el gobierno, tras lo cual no se consiguió nada más que una Conciliación Obligatoria que no benefició a los trabajadores. Estás medidas no le mueven el amperímetro al gobierno, llevan al desgaste y al escepticismo a los trabajadores porque los que concurren trabajan debido a que hay persecución y represalias, y por eso en los hospitales importantes de la ciudad continúan con la atención de forma normal.

Desde hace dos años la comisión directiva del SiTAS viene teniendo más expectativas en consolidar el diálogo con el gobierno, que de organizar la fuerza de los trabajadores de la salud. En algunos hospitales importantes, los delegados brillan por su ausencia y demuestran que no quieren organizar seriamente a los trabajadores. Convocan a asambleas de la noche a la mañana sin una correcta difusión y preparación.

Evitemos el derrotero que nos intentan imponer desde arriba

Hay enojo en los hospitales y los sindicatos no están a la altura, por eso en los últimos años vimos varios procesos de organización autoconvocada. El Centro de Salud y el hospital Avellaneda fueron ejemplos de lucha en la pandemia. Luego, las enfermeras del Hospital de Niños y la Maternidad salieron a luchar y en el acampe de la plaza Independencia fueron reprimidas y los sindicatos solo se proclamaron discursivamente en contra de la represión sin jugarse a organizar la bronca para una pelea más contundente. El Hospital N. Kirchner desde el año pasado se viene manifestando su descontento y mostrando su predisposición a luchar; así también los residentes durante la pandemia y a final de 2022 se levantaron y con luchas parciales lograron conquistar sus reivindicaciones.

Seguramente en este año la bronca entre los trabajadores de la salud también se exprese en lucha. El problema es que salimos a pelear divididos porque así lo quieren las conducciones sindicales. Por eso es importante empezar a organizarnos con la mayor celeridad posible, para construir una fuerte agrupación en salud que pelee por la unidad de los trabajadores y golpear con un solo puño. Desde Salud desde las Bases vemos que las medidas de "paro con concurrencia" y "paro informático" de SiTAS no son efectivas ni suficientes para torcerle el brazo al gobierno. Hay que tomar como ejemplo la lucha de los residentes de CABA y de Tucumán que se organizaron democráticamente en asamblea, convocaron a la comunidad y con movilizaciones y paros consiguieron el aumento salarial que pedían.

Ya entramos en temporada de paritarias y por lo visto estará atravesada por la competencia electoral y la mezquindad del gobierno que intentará poner un techo muy por debajo de la inflación proyectada. Necesitamos un plan de lucha serio, que se convoquen a asambleas en todos los hospitales y que sean democráticas, dónde tenga listado de oradores y se propongan medidas de luchas y votarlas.

Es momento de poner a la salud de pié desde abajo porque fuerzas tenemos; solo es necesario confiar en ellas y organizarnos para evitar que la salud se dirija a la resignación, el escepticismo y el derrotismo que quieren imponernos desde arriba. En tiempos del carnaval electoral del oficialismo y la oposición, es necesario que los trabajadores de la salud comencemos a organizarnos, juntar fuerzas en unidad y cambiar esta realidad.

En el marco de las elecciones, tambien es necesario demos la pelea en el terreno de la politica. No podemos votar a los partidos que vienen gobernando para los ricos de la provincia hace decadas, tanto oficialistas como opositores de derecha. Los trabajadores de la salud no podemos votar a una ex ministra que nos persiguió y superexplotó durante la pandemia, con bajos salarios, sobrecarga laboral y precarización.

El Frente de Izquierda es la unica alternativa para los trabajadores. La única fuerza independiente que propone el reparto de las horas de trabajo con un salario mínimo y básico igual a la canasta familiar, terminar con la precarización laboral y la casta de políticos que viven como reyes. Todo funcionario tiene que cobrar como una enfermera o una maestra, para terminar con el arribismo y el nepotismo de políticos ajenos a los problemas de las familias trabajadoras.