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Red Internacional
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Aniversario. Los usos de la figura de Ceferino Namuncurá

Hace 134 años nació en Chimpay, actual provincia de Río Negro, Ceferino Namuncurá. Breve recorrido sobre los usos de su figura más allá de la religiosidad popular.

Miércoles 26 de agosto de 2020 09:00

Ceferino el “indio” civilizado

Ceferino Namuncurá nació el 26 de agosto de 1886 en Chimpay, hijo de Manuel Namuncurá y de la cautiva trasandina Rosario Burgos. Su padre fue hijo de conocido Calfucurá, líder indiscutido de los grupos indígenas de la región pampeana. Su vida se entrelazó con los conflictos políticos que dieron origen a la formación del Estado argentino y al genocidio indígena provocado por la llamada Conquista del Desierto.

Manuel Namuncurá se enfrentó varias veces al Ejército Argentino en las campañas militares, hasta que su poder fue disminuyendo y en 1883 se encontraba con su gente en el occidente cordillerano luego de haber atravesado los pasos andinos (Delrio, 2010). En 1884, se rindió en territorios de la actual provincia de Neuquén.

En este contexto, los pueblos indígenas fueron sometidos y como consecuencia: expulsados de sus tierras, detenidos en la isla Martín García, repartidos como mano de obra en actividades productivas o en el trabajo doméstico, y distribuidos en reducciones especiales. El Estado y la Congregación salesiana impusieron frente a las comunidades desmembradas diferentes proyectos de inclusión o exclusión.

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El caso de Ceferino, marca un contrapunto a estas situaciones porque pudo acceder a una educación católica, aunque el objetivo de la congregación fue que vuelva a su comunidad para evangelizar. De ahí proviene la irradiante imagen como indígena que aceptó la “civilización” y el bautismo como símbolo de fe y de una tarea profética misional.

Así, Ceferino fue presentado por la Iglesia y el Estado, como un caso “excepcional” y superador de su “condición de indígena”. Sin embargo, la construcción de su figura como indígena no escapa a las consideraciones de desigualdad, inferioridad y “salvajismo”, que “invisibilizan” en general a los pueblos indígenas del territorio nacional (Nicoletti, 2009).

Orientado por la orden Salesiana, comenzó sus estudios en el Colegio Pío IX de Buenos Aires y en 1902 fue trasladado a Viedma por el tratamiento de su tuberculosis, allí inició sus primeros pasos para ser seminarista. En 1904 el monseñor Cagliero lo llevó a Roma donde fue recibido por el papa Pío X. Continuó sus estudios en Turín pero falleció en Roma a causa de la enfermedad el 11 de mayo de 1905.

Traslado a la Argentina y los inicios del “indiecito santo”

En 1924 los restos de Ceferino Namuncurá fueron repatriados por orden del presidente Marcelo T. de Alvear y llevados a la capilla reconstruida del antiguo Fortín Mercedes, situado frente a la vecina localidad de Pedro Luro al sur de la provincia de Buenos Aires. Nicoletti (2009) advierte que este fortín fue un antiguo cuartel desde donde Juan Manuel de Rosas dirigió la campaña al desierto en 1833, símbolo del avance violento de los blancos en sus tierras. Luego, en 1879, el general Roca pasó por sus empalizadas de madera y participó de la primera misa realizada a orillas del río Colorado como preludio a la “conquista del desierto”.

Allí, sus restos se expusieron en el santuario de María Auxiliadora y Patrona Nacional del Agro Argentino hasta que en el año 2019 fueron trasladados a su comunidad en Neuquén. Además de la simbología del fortín como antesala a las campañas militares, en el lugar donde se depositaron los restos, se había fundado en 1895 un colegio salesiano y también, se constituyó como una traza de los recorridos que Ceferino había realizado en vida luego de que se le detectara la tuberculosis y se establezca en la localidad de Viedma por un año.

Las disputas por el “indiecito santo”

Si bien los trámites para su beatificación se iniciaron en 1944, en la décadas de 1960 y 1970 la figura de Ceferino se hace popular. Las estampitas, las historietas, las películas y sus biografías adquirieron gran popularidad, dando sustento a los milagros necesarios para que en 1972 el papa Pablo IV lo declare “venerable de santidad”. En 1971, la localidad de Chimpay inauguró el primer monumento de Ceferino nucleando a los devotos en la localidad hasta la actualidad.

A finales de la década de 1970, la “nacionalización de la santidad” llega al punto de utilizar su figura como mediador por la amenaza de la guerra entre Chile y Argentina. “Que el indiecito Ceferino Namuncurá hijo de madre chilena y padre argentino ayude a todos con su intercesión”, solicitaba el cardenal Samoré en 1979 ante la inminente guerra con Chile (Nicoletti, 2009).

Durante la década de 1980, Chimpay (la ciudad natal de Ceferino) en la provincia de Río Negro, comienza a fortalecerse como lugar de peregrinaje y la simbología extendió a Ceferino como “el santo de la Patagonia” aunque en esta localidad no están sus restos ni ningún objeto sagrado de Ceferino, solo hay un santuario. Sin embargo, en el año 2007, fue Chimpay el lugar donde se realizó la beatificación y este acto legitima actualmente a la localidad como un espacio de devoción y peregrinación. Cada agosto se celebra allí la “semana de la fe” y recibe miles de fieles de todo el país. En el año 2018, se proclamó a Chimpay como “Cuna de Ceferino” y “Capital Provincial del Peregrino” por la legislatura provincial de Río Negro.

En el año 2009 comienza una nueva disputa de sentidos en torno a la figura de Ceferino, sus familiares pidieron el retorno de sus cenizas a la comunidad mapuche San Ignacio en Junín de los Andes (Neuquén) y en agosto de ese año se inaugura el santuario en dicha localidad. Luego de 85 años, la comunidad recibió sus restos con una ceremonia mapuche.

Procesión de Ceferino en Chimpay.

La “senda de Ceferino” y el turismo religioso

Como si no bastaran los usos de su popular figura, en el mes de febrero del 2020, se realizó en Chimpay una reunión interprovincial con el objetivo de la creación de un circuito turístico religioso por donde transitó en vida Ceferino Namuncurá. Esta “senda” está conformada por lugares significativos de la corta trayectoria ceferiniana: Chimpay y Viedma (Río Negro), Almagro (CABA), Cañuelas y Pedro Luro (Buenos Aires) y Junín de los Andes (Neuquén). El presidente del Ente Turístico Chimpay comentó que la unión del Valle Medio en torno a este proyecto es importante “porque llega más gente impulsada por el turismo religioso y necesita hospedaje, servicios de toda la comarca. Los turistas llegan por Ceferino pero también quieren otras cosas”.

Notas

Delrio, W. (2010). Memorias de expropiación: sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia (1872- 1943), Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.

Nicoletti, A. (2005). El camino a los altares: Ceferino Namuncurá y la construcción de la santidad. Revista Tefros (7) 1-2.


Hernán Perriere

Nació en Bahía Blanca, es historiador (UNS) y docente. Integra el PTS y colabora con la sección historia de La Izquierda Diario.