El canal Fox Life transmite el “docu reality” Lucky Ladies Argentina, que pretende mostrar la vida de seis “mujeres del polo” en un mundo donde ser y parecer son lo mismo.
Mayra Amaya @ClockworkWoman
Domingo 26 de junio de 2016
Los medios coinciden en presentar esta serie como “original, exclusiva, desenfadada y polémica”. Lo cierto es que no tiene mucho que envidiar a cualquier otro reality de los últimos años, en donde ya no hay un espacio común a lo Gran Hermano o The Real World (MTV), sino más bien un equipo de filmación que acompaña a las personas en su vida cotidiana. Mariana Pérez, directiva del canal, resume el nudo de estas historias planteando que "ya sea por acompañar a sus maridos en viajes por el mundo o por mandato familiar, la mayoría se vio obligada a abandonar su proyecto personal y hoy se encuentran con ganas de volver el tiempo atrás, reconstruirse y retomar las riendas de sus vidas, con todo lo que ese giro y proceso de transformación implica".
Aunque un poco forzado, lo que une a estas mujeres es el mundo del polo. Algunas son esposas o ex esposas de polistas o managers de polo y otras pertenecen a familias de tradición de polo, donde la mayoría de sus miembros (varones, por supuesto) han sido jugadores. Ellas son Julieta Kemble, Concepción Cochrane Blaquier, Martina Monteverde, Solana Gassiebayle, Sylvita Pereyra Iraola y Anita Bereciartúa, nombres que para la mayoría de los mortales no significan demasiado, pero que para el jet set tienen su peso. Lo que sí comparten son las ideas alrededor del rol de la mujer, la familia y el dinero (que a su vez trae el lujo, el glamour y, por supuesto, la ostentación). Sólo basta ver el logo, que remite al de Chanel, para captar la idea de la feminidad, la moda y la exclusividad.
Desde el minuto cero del programa nos queda claro que los problemas de estas mujeres nada tienen que ver con las situaciones cotidianas de la mayoría de las y los espectadores. Después de largas y extenuantes jornadas de trabajo, muchos nos contentamos sólo con llegar a casa a descansar. Ni que hablar de encontrar algo de tiempo (y energías) para salir a algún lado o tener un hobby. Del otro lado, las preocupaciones de estas “damas suertudas” pasan por realizarse a través del teatro, hacer fiestas con mucho glam, cantar en una banda de rock, es decir, la realización de aquellos que disponen del tiempo y los medios para el ocio, cuando la billetera no aprieta, claro.
“Temporada de Yeguas”
Así presenta Fox Life la versión argentina de este reality, jugando con la idea de que son las hembras de los caballos (de polo, por supuesto), pero también remitiendo al uso despectivo de la expresión. En su emisión anterior, que ya lleva más de 2 años al aire, las Lucky Ladies son mujeres del rock mexicano: esposas e hijas de rockeros que “tienen todo y quieren más”, según la presentación. Parece que para Fox Life la suerte de las damas está íntimamente relacionada con el volumen de las cuentas bancarias de los caballeros que las rodean.
El primer episodio de la versión local se dedica a presentar a sus protagonistas, manera amable de decir estereotipar, porque parece que la mujer no puede ser simplemente ella misma sino que debe ser encasillada en alguna categoría. Julieta, “la temperamental”, explota ese carácter desde el primer momento, “marcando territorio” sobre su esposo en cada ocasión que se presenta y diciendo “sin filtro” lo que piensa de las demás. Concepción, “la excéntrica”, aparece organizando una exclusiva fiesta de disfraces en el Hotel Alvear, a donde se mudó especialmente para el reality, porque no quería mostrar su casa. Martina, “la heredera”, se nos presenta como una mujer más mundana que las demás, contando orgullosa que no tiene empleadas domésticas sino que ella hace todo en su casa, muy hippy chic, por cierto. Solana es “la adolescente” de 40 y pico disfrutando de su reciente separación que se niega a bajar su estilo de vida. Sylvita, “la rebelde”, intenta romper con el mundo del polo y encontrarse a sí misma en su nuevo rol como botinera junto a su actual pareja, manager de fútbol. Anita, “la sensible”, atraviesa la crisis de los 40 intentando recuperar sus proyectos personales que abandonó por la familia.
Mujer, esposa y madre
“La mujer del polista acompaña”, dice una de ellas. “No te conviertas en la mujer-florero de un polista”, aconseja otra. Dejar todo por la familia es algo que plantean tanto las que están o estuvieron casadas como Concepción, la más joven del grupo, que está dispuesta a quedarse “como un soldado” al lado de su esposo, el día que lo “encuentre”. Lo cierto es que estas mujeres no tienen ningún tipo de necesidad de ser sostén de familia así que la crianza de los hijos es algo más bien relajado, que se vive como un proyecto personal, mandato social incluído, claro. Todo se vuelve mucho más ameno cuando tenemos un ejército de personas que aportan esos brazos extra que toda madre necesita de vez en cuando, sólo que 24 horas al día, con cama adentro.
El show las muestra debatiéndose entre ser la esposa, hermana o prima “de” (algún varón ligado al mundo del polo) y ser ellas mismas, aprovechando en esa búsquedas personales los privilegios que te da pertenecer para desarrollar sus carreras. Julieta, la más independiente - es manager de las obras de su difunto padre, el artista plástico Kenneth Kemble -, se plantea como un problema ser un esposa que no acompaña tanto. Martina está frente a la situación de radicarse en República Dominicana, para seguir a su esposo ante una oferta laboral. El resto están atravesando el recorrido inverso, ya acompañaron y ahora quieren hacer su propio camino, aunque siempre definiéndose a partir del varón: Sylvita y su nuevo novio, Solana y Concepción lidiando con la soltería y Anita en su intento por empezar a vivir ahora que los “chicos son grandes y Ale está retirado”.
Las otras mujeres
En el programa aparecen otras mujeres con menos glamour: Irene, la empleada doméstica de Solana y Roxy la manicura de Sylvita. Ambas se muestran como compinches de sus contratantes, aunque Irene deja ver una relación de amor-odio con Solana, enfrentándola un poco o haciendo comentarios ácidos, que son como una bocanada de aire fresco para los espectadores, en discusiones sobre el uso del uniforme o después de escucharla hacer gala de su inutilidad en las tareas domésticas. En el maravilloso mundo del show, Roxy e Irene tienen la menuda responsabilidad de ofrecernos una crítica, bastante descafeinada, del estilo de vida en el que se mueven las “señoras” (porque, ante todo, el respeto).
Fox Life entonces nos ofrece una cucharada edulcorada de la alta burguesía argentina forzando la naturalización de su “modus vivendi” a través de intervenciones como las de Irene y Roxy, que cuestionan desde el humor. Así como en los 90 teníamos “pizza con champán”, ahora tenemos a las Lucky Ladies para reconciliarnos con la ostentación grosera de una clase dominante que, ahora desde el palco presidencial, nos manda a ponernos el pulover para pasar el invierno, cuando ellos se pueden ir de fin de semana al hemisferio norte en busca de climas más amables.