Poema de combate de un militante revolucionario que aún sigue vibrando en la tierra del pampero.
Lunes 13 de marzo de 2017 21:27
Mártir del movimiento estudiantil uruguayo, asesinado en Febrero de 1972 bajo la presidencia del posterior dictador Juan María Bordaberry, el cuerpo de Ibero Gutiérrez fue encontrado muerto y con más de trece balazos que le arrancaron la vida en las inmediaciones de Camino de las Tropas y Camino Melilla. Estudiante de la Facultad de Humanidades, tenía tan solo 22 años cuando fue asesinado por el Comando de Caza de Tupamaros (Escuadrones de la muerte).
Militante del MLN-T (Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros) y de los Independientes del Movimiento 26 de Marzo, Ibero se convertiría luego de su asesinato en uno de los emblemas del martirologio del movimiento popular en nuestro país, junto a otros referentes del movimiento estudiantil asesinados por la reacción como Susana Pintos, Líber Arce y Nibia Sabalsagaray.
Luego de su muerte también se revelaría como un poeta no sólo de gran empuje combativo sino además de notoria calidad estética; su obra recopilada en un comienzo por las manos sabias y atentas de Mario Benedetti (amigo del poeta y su primer albacea literario) sistematizada en una primera edición en 1977, posteriormente fue objeto de profundas investigaciones, como la realizada en el campo del la Investigación literaria por el poeta, profesor y crítico literario Luis Bravo en su edición de "La pipa de tinta china: Cuadernos carcelarios 1970".
En esta época en que el posmodernismo pretende acorralarnos en el engañoso callejón sin salida de la desidia y el escepticismo, y que nos obliga a elegir o entre el pacifismo de un individualismo narcisista atroz, o la violencia sin sentido, sin objetivo; y lo peor sin colectivo ("violencias modernas" a lo Lipovetsky) que cae en saco roto.
En fin, ante estos tiempos en que el cadáver putrefacto de la ideología burguesa se esconde bajo agradables máscaras posmodernas, es más necesario que nunca retornar a poemas como "Mueran" de Ibero Gutiérrez, para volver a reafirmar, hoy más que nunca, nuestro odio irreconciliable por el enemigo de clase.
MUERAN
Mueran los viejos cadáveres
que asolan nuestra patria
los delincuentes preñados por dólares yankis
que fundan la muerte
en cada esquina.
Mueran ladrones vestidos de frac
los que pululan en fiestas
diplomáticas
y beben whisky y fuman Pall-Mall;
esas rameras vagabundas, transhumantes
como el tal Berembau.
Mueran los añejos sueños
del país liberal
del parlamento democrático-burgués
con los vetustos partidos políticos
engendros de la muerte
y la prostitución.
Mueran las instituciones benéficas
y las orondas damas
de sociedad
las que financian cada tanto
el hambre ajena
con migajas de pan.
Mueran los gallardos señores importantes
que viven en la bolsa de comercio
los de la panza hinchada
confidentes del crimen financiero.
Mueran los muertos putrefactos
dueños de este suelo
deudores de estos vivos, ellos
los convidados de piedra
de esta vida usurpada
a fuerza de torturas.