Reproducimos la investigación realizada por el equipo de trabajo del Observatorio del Sistema Pesquero Argentino sobre la marea Roja y sus consecuencias en el sector pesquero artesanal.
Sábado 19 de noviembre de 2022 20:45
Fotagrafías: Luis de Francesco
El Plan Provincial de Prevención y Control de la Marea Roja en el Litoral Marítimo de la Provincia de Chubut define a la marea roja como “la proliferación de ciertas microalgas productoras de biotoxinas, que son concentradas por moluscos bivalvos y gasterópodos cuando filtran el agua de mar al alimentarse”.
La marea roja es un evento natural e impredecible en cuanto a su aparición y duración, y en los últimos años se incrementó la detección, en parte debido a muestreos más intensivos en la plataforma argentina. La presencia de toxinas en los organismos filtradores afectados (como caracoles, vieira, mejillón, cholga y almejas) no resulta evidente ya que no cambian su color, olor, ni aspecto. Tampoco es posible eliminar la toxina a través de la cocción, por lo que el consumo de organismos afectados genera un riesgo alto para la salud humana, pudiendo incluso ocasionar la muerte cuando los niveles de toxina son elevados.
En Chubut se desarrolla desde 2011 el Plan Provincial de Prevención y Control de la Marea Roja (Decreto 309/2011) bajo la responsabilidad de los Organismos Provinciales de Ambiente, Salud, Pesca y Turismo. Este plan consta de seis programas que abarcan la toma de muestras de fitoplancton, agua y moluscos bivalvos y gasterópodos; el monitoreo de especies nocivas del fitoplancton y de parámetros ambientales relacionados; el control de toxicidad en moluscos; la capacitación y difusión sobre el fenómeno de la marea roja en la provincia; la detección de sintomatología en los hospitales y centros de atención médica; y el establecimiento de vedas a la extracción y comercialización de moluscos a nivel provincial.
Los efectos de la marea roja sobre la salud humana son conocidos, y la detección de niveles elevados de toxinas en las muestras recogidas en el marco de los programas de monitoreo es ampliamente difundida. Esa información es utilizada para emitir recomendaciones a la comunidad y vedar la extracción de especies de mariscos en las zonas afectadas. Aún cuando los efectos de la marea roja sobre especies de fauna silvestre han pasado más desapercibidos, existen numerosos registros de mortandades atribuibles a niveles elevados de estas toxinas en el ambiente marino. Recientemente, los medios difundieron la muerte de 30 ballenas francas en sólo 17 días (entre el 24 de septiembre y el 11 de octubre de 2022) en el Golfo Nuevo, Península Valdés. Las necropsias permitieron detectar toxina paralizante de molusco en las muestras, lo que sostiene la hipótesis de una mortandad debida a una floración algal nociva en dicho golfo.
Un impacto menos documentado y difundido de este fenómeno es el generado sobre la pesca y lxs pescadorxs artesanales que dependen para su subsistencia de recursos cuya extracción es vedada temporalmente. Los eventos de marea roja, junto con la contaminación, la degradación del ambiente, los impactos del cambio climático, y los desastres de origen natural o antrópico, afectan de manera creciente a las comunidades de pescadorxs artesanales y atentan contra el uso sostenible de los recursos pesqueros.
Para el Atlántico Sudoccidental (específicamente para la costa de Uruguay) existen registros de una ocurrencia creciente, y de una mayor frecuencia y duración de los eventos de marea roja, que suelen acompañarse de prohibiciones temporales en la recolección de bivalvos y otras especies afectadas. Ante eventos de esta naturaleza, se han implementado en diferentes países compensaciones económicas transitorias al sector pesquero afectado a fin de mitigar las pérdidas producto de la imposibilidad de salir a pescar. Por ejemplo, en el año 2013 en Galicia, España, se compensó económicamente (hasta un 60% de las pérdidas acreditadas) a productores de mejillón que debieron parar su actividad durante más de cuatro meses como consecuencia de eventos sucesivos de marea roja.
En 2016, en Chiloé, Chile, ante una grave crisis social generada por una floración algal nociva sin precedentes, el gobierno ofreció un bono compensatorio a pescadores artesanales que estuvieron hasta dos meses sin poder trabajar, generándose multitudinarias protestas por ser considerado insuficiente.
En la provincia de Chubut en particular, y en Argentina en general, no se han puesto en marcha mecanismos para compensar las pérdidas económicas sufridas por las familias de pescadorxs durante las vedas impuestas a la recolección y consumo de mariscos por marea roja. La legislación nacional (Ley 11477/1993 que crea el fondo Nacional de Pesca FONAPE) y provincial (Ley 2519/1992 y Disposición 430/2009 de Río Negro, y Ley 2934/2006 de Santa Cruz) contempla la creación de fondos para el desarrollo y promoción del sector artesanal, y establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para garantizar acciones, instrumentos y estrategias adecuadas de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático, incluyendo un Plan Nacional con estos fines (Ley 27520/2019 y Decreto Reglamentario 1030/2020). Los eventos de marea roja están estrechamente vinculados a cambios en variables ambientales y su frecuencia e intensidad se ven potencialmente incrementadas por la crisis climática. A pesar de ello, todavía no se han implementado en el país medidas de adaptación y mitigación específicas para el sector de la pesca artesanal.
En los golfos Nuevo y San José, Península Valdés, los eventos de marea roja ocurren estacionalmente, mayormente en la primavera y el verano. Por ejemplo, entre los años 2003 y 2014, las vedas en estos golfos duraron en promedio 171 y 183 días, respectivamente. Ante su aparición, se activa un procedimiento acordado entre autoridades y el sector pesquero artesanal, que permite a los marisqueros por buceo continuar extrayendo vieira para elaborar sólo el producto callo (músculo abductor), que es inocuo si se manipula adecuadamente en plantas procesadoras habilitadas. Este procedimiento ha sido autorizado también en Chile durante el evento de marea roja ocurrido en 2016, permitiéndose la extracción del gasterópodo conocido como “loco” de las Áreas de Manejo procesado en plantas que aseguraran su inocuidad.
Sin embargo, en el caso de Península Valdés, dicho procedimiento sólo puede garantizarse para la vieira, quedando vedada la explotación de otros recursos bentónicos. En el evento de marea roja más reciente (octubre de 2022) que abarcó ambos golfos, Nuevo y San José, la autoridad pesquera no autorizó el procesamiento de callo de vieira por los valores inusualmente elevados de marea roja detectados. Ante esta situación, el sector de marisquería por buceo local ofreció formalmente (mediante nota) apoyo logístico a la autoridad pesquera provincial para facilitar la toma de muestras. Los pescadores locales (en particular los marisqueros por buceo y los recolectores de costa que recogen el marisco a pie) llevan aproximadamente 60 días sin poder pescar y la veda total (incluyendo el callo de vieira) se ha extendido desde el 17/11/2022 por tiempo indeterminado en el Golfo San José (Circular N० 04/2022 SsP-SP).
Además, la comercialización de recursos que tenían almacenados (capturados previamente a la aparición de la marea roja) se ha reducido drásticamente por el temor de la población a consumir productos de mar. En Comodoro Rivadavia y la zona sur de la provincia el panorama es similar, agravado por las mayores distancias a las ciudades donde se realizan los análisis de marea roja, el menor grado de organización de los pescadores artesanales y la menor articulación existente entre el sector pesquero y la autoridad de aplicación. En los últimos años, las vedas implementadas en esta zona abarcaron el período de diciembre a marzo, con excepción del año 2020 en el que la veda se prolongó durante aproximadamente 400 días, producto de las contingencias asociadas a la pandemia de COVID 19.
Es imperioso implementar mecanismos ya contemplados en la legislación que brinden soluciones inmediatas ante situaciones impredecibles de esta naturaleza. Estos fenómenos aumentan aún más la incertidumbre a la que suele estar expuesta la actividad pesquera y agravan la condición de vulnerabilidad social de muchas familias de pescadorxs.
Esta investigación del equipo de trabajo del Observatorio del Sistema Pesquero Argentino fue realizada por Ana Cinti; Ana Parma; Leonardo Venerus; María Eva Góngora; María Soledad Schulze; Martín Varisco y
Noela Sánchez Carnero