Viernes 20 de noviembre de 2015
Durante las últimas semanas, y como muchas personas, pensaba en todas las razones que tenemos para votar en blanco. Y son muchas, la lista es grande. La política referente a los Derechos Humanos es un gran motivo, porque como hemos dicho junto a mis compañeros y compañeras del Centro de profesionales por los Derechos Humanos “no podemos votar en las urnas a quienes combatimos en las calles”. Referentes históricos como Alejandrina Barry o Jorge "Turco" Sobrado, así como decenas de compañeros y compañeras, que tienen militancia en organismos de Derechos Humanos independientes del Estado, lo han dicho claramente.
Pero me quiero detener en algo que hace días me da vueltas en la cabeza.
“Richi”, amigo de un compañero, es un pibe de unos veintipico, albañil. Hace siete semanas mientras trabajaba a 6 metros de altura en la construcción de un gran edificio céntrico- para una constructora de las miles que se han radicado en los últimos años en Neuquén-, cayó y sufrió politraumatismo con lesión raquimedular. Este diagnóstico quiere decir que probablemente no pueda volver a caminar nunca más. Hacía sólo dos semanas había conseguido ese trabajo, luego de “changuear” bastante. De él depende su pequeña hijita y también ayudaba a su familia.
La ART a los 15 días le quitó la cobertura aduciendo que el accidente se debió a un estado sincopal, lo cual, explicado sencillamente por una amiga médica, consiste en la pérdida del tono postural por diversas causas, entre ellas hipotensión o mareos. Lo cierto es que Richi no tenía ninguna medida de seguridad que lo protegiera en altura. Su caso no es aislad,o ya que así se trabaja en la gran mayoría de las cientos de obras de construcción que se realizan en la ciudad, bajo el gran negocio inmobiliario alentado por los gobiernos de Quiroga y de Sapag. Pero acá no termina la historia, que es la historia de miles de jóvenes trabajadores.
Con su mamá, una trabajadora doméstica no registrada [1] que tuvo que dejar su trabajo para ocuparse de estos trámites, presentamos un rápido reclamo ante la Superintendencia de Riesgos del Trabajo para que emplace a la ART al otorgamiento de la cobertura de prestaciones. El trayecto es para muchos de nosotros conocido: pronto despacho, cartas documentos y aún así nos contestan que hay que esperar 15 días de los 50 transcurridos ya. Hoy Richi necesita urgente rehabilitación específica, para exprimir el pequeño porcentaje que tiene de volver a caminar.
La Superintendencia de Riesgos del Trabajo, organismo creado en el año 1995, alentado durante la última década por el kirchnerismo, fue uno de los grandes orgullos de este gobierno. Cristina Fernández de Kirchner decretó al año 2011 “Año del Trabajo Decente, la Salud y la Seguridad de los Trabajadores” como forma de “reconocimiento a los distintos actores del Sistema de Riesgos del Trabajo, los cuales vienen trabajando fuerte y mancomunadamente en la aplicación de políticas, tanto de prevención y control como de promoción de la salud y la calidad del ambiente laboral, las cuales han obtenido alentadores resultados”. Durante el año 2014 el ministro de Trabajo Carlos Tomada afirmaba ante la apertura de la “Semana de la Salud y Seguridad en el Trabajo” que “de 7 mil inspecciones en el año 2008 pasamos a 60 mil en el 2013. Eso es seguridad, prevención, es presencia del Estado” [2] . Lejos, muy lejos está la realidad para los trabajadores.
Y entonces pensaba en Richi, y en los millones de jóvenes anónimos sin empleo. En los miles que conforman ese alto porcentaje de trabajadores precarizados. Pensaba en ese 50% de trabajadores que gana menos de 6 mil pesos por mes y que dejan su salud y aún la vida en el trabajo. Pensaba también en esos jóvenes que no ganaron nada en estos años de “crecimiento” y que nada le deben al kirchnerismo. Pensaba en su mamá que se quedó sin trabajo y casi sin dormir debe correr para seguir atendiendo a sus pequeños hijos y nietos; que con los míseros 3 mil pesos que hoy cobra Richi, tiene que atender las necesidades del hijo internado, y que llora y abriga la esperanza de que vuelva a caminar.
No hay salida para los trabajadores con ninguno de estos candidatos que preparan el ajuste y devaluación. No hay salida para los jóvenes de la mano de alguno de los menemistas como Daniel Scioli o Mauricio Macri, y ese es el mensaje que tenemos que hacerles escuchar.
Por esto, hay muchas más razones para votar en blanco este domingo. Y eso es lo que voy a hacer.
[1] Según registros realizados por la Asociación Neuquina de Empleadas Domésticas(ANED)el 70% de las trabajadoras de la provincia aún permanecen sin registración laboral. No existen datos oficiales por parte del MTEySS.-