El pleno del Congreso de la República, desarrollado el jueves 7 de junio, ratificó la suspensión indefinida a Kenji Fujimori, quien a partir de la fecha no podrá ejercer sus funciones mientras dure la investigación judicial que se le ha abierto. La misma suerte corrieron Guillermo Bocangel y Bienvenido Ramírez. A los tres se les acusa de haber intentado “comprar” el voto del parlamentario Moisés Mamani de la facción fujimorista liderada por Keiko Fujimori.
Sábado 9 de junio de 2018 09:14
Foto: Diario El Correo
De esta manera se viene cerrando - al menos a nivel parlamentario - la disputa por el liderazgo de la bancada fujimorista, que venían librando los dos hijos del ex dictador Alberto Fujimori. Cabe recordar que las desavenencias entre los hermanos Fujimori se iniciaron casi desde que se instaló el gobierno de Kuczynski, cuando el fujimorismo ganó una mayoría aplastante en el Congreso. Kenji, desde un primer momento, se amparó en la popularidad de su padre e hizo del indulto al ex dictador su principal bandera de “lucha”, lo cual lo llevó a pactar con Pedro Pablo Kuczynski cuando se discutió la primera moción de vacancia en diciembre del 2016. En esa oportunidad PPK, después de recibir el apoyo de 10 congresistas alineados con el menor de los Fujimori, terminó indultando al ex dictador. Este hecho habría desatado la ira de Keiko y del sector duro de la mayoría parlamentaria fujimorista, ya que Kenji no sólo se había convertido en un factor desestabilizador de la bancada sino también en un aliado importante del gobierno de Kuczynski, al cual la facción de Keiko ya había decidido dar de baja en su afán de acumular más poder.
Lo que vino después es harto conocido y aleccionador. Cuando se preparaba la discusión de la segunda moción de vacancia desde el parlamento, Kenji Fujimori junto a los otros congresistas sancionados y a Alberto Bórea, abogado del en ese entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, fueron grabados por el congresista Moisés Mamani cuando estos le ofrecían interponer sus oficios ante el presidente de la República a fin de que se beneficie con una serie de favores y gollerías a cambio de que este parlamentario vote contra la vacancia presidencial. Mamani hizo público ese vídeo y al día siguiente Kuczynski presentó su carta de renuncia a la presidencia de la República.
En el pleno del pasado jueves 7 de junio, votaron a favor de la suspensión de Kenji Fujimori 58 congresistas, 7 en contra y 19 se abstuvieron. Inmediatamente, Luis Galarreta, presidente del Congreso y miembro de la facción de Keiko quien hace poco fue blindado por su bancada contra una moción de censura, solicitó formalmente al Jurado Nacional de Elecciones la habilitación de los tres congresistas que reemplazaran a los que fueron sancionados, nos referimos a: Ángel Neyra, María Candelaria Ramos y César Campos, quienes gozan de la confianza de la lideresa fujimorista y con su presencia en el parlamento recuperarían hegemonía frente a los otros grupos. De esta manera el sector de Keiko Fujimori se saca de encima a un rival interno que les venía dando dolores de cabeza y recupera la mayoría parlamentaria. Esto es muy importante para el fujimorismo en el presente periodo donde tienen la necesidad de redoblar la presión desde el parlamento para imponer su voluntad al débil gobierno de Martín Vizcarra, que, como lo han demostrado las últimas movilizaciones, tendrá en la calle a su principal enemigo.
Sin embargo, estos hechos, sumados al grosero blindaje al presidente del Congreso quien dilapidó fondos públicos comprando rosas, frigobares y computadoras para los congresistas, no pasaran desapercibidos para la población y estamos seguros que abonaran aún más el descontento social para con este poder del Estado que el pasado 5 de junio fue masivamente repudiado por una movilización en la ciudad de Lima que terminó con una dura represión policial y un patrullero incendiado. El fujimorismo, tanto el de Keiko como el de Kenji, a través de sus prácticas mafiosas, han puesto en evidencia los límites de la democracia parlamentaria y han abierto una vez más la necesidad de discutir sobre la posibilidad de acabar con el régimen político del 93, heredado, precisamente, de la dictadura que encabezara en ese entonces Alberto Fujimori.