Los megaincendios, erosión de los suelos y estrés hídrico, entre otros problemas asociados a la industria forestal y agronegocios, que afectan directamente a la humanidad y ecosistemas, ponen el desafío a la izquierda de pensar una real salida a estos conflictos, considerando el contexto en el que se desarrollan.
Mega Incendios e industria forestal
Hace tan solo unos días el problema de los incendios forestales se ha posicionado en el debate público luego de las imágenes reveladas por la NASA, donde se muestra que la deforestación en la Amazonía brasileña para la fecha es un 88% superior que el año pasado en Junio y donde se Puede ver además que la superficie afectada por incendios forestales superaba las 600.000 hectáreas en tan solo 17 días, lo que sin dudas abrió crispaciones al interior del Gobierno -con Bolsonaro despidiendo al director del INPE, instituto de investigación espacial, que vigila vía satélite la selva- y que abre en sectores de masa un cuestionamiento al sistema de producción, ya que quienes utilizan esas tierras para su beneficio son la industria agropecuaria, específicamente para la plantación de soja -que a su vez es en gran parte parte de la cadena productiva de la industria cárnica-; las actividades mineras y búsqueda de oro y la ganadería, todo con el advenimiento de los gobiernos del PT que durante años cedieron la selva a los empresarios y con el actuar criminal de Jair Bolsonaro profundizando esta línea y abriendo paso a nichos de inversión que implican un crecimiento exponencial en la deforestación y por ende el aumento de factores de riesgo para la propagación de incendios forestales, aumento de emisiones de CO2, principal gas de efecto invernadero y una posible variación de los sistemas frontales para América Latina.
Pero los fenómenos de deforestación y megaincendios no se posicionan por primera vez en el debate nacional a raíz de lo ocurrido en la amazonía brasileña, sino que es un problema al que nos enfrentamos año a año en el período estival y que estudiaremos desde una perspectiva de ocurrencia o número de incendios, y de área afectada a la vez que relacionamos con el avance de las forestales en territorio nacional.
Tal como se puede apreciar en la figura 1, en Chile, los incendios forestales son un fenómeno que viene al alza. Además según la misma figura podemos apreciar una relación positiva entre el número de incendios y hectáreas de plantación forestal.
Figura 1: Número de incendios forestales y hectáreas de plantación forestal desde 1976 a 2017 [1]
Luego en relación a la superficie afectada las mayores catástrofes ocasionadas por incendios forestales se han dado en el último decenio, siendo los de la temporada 2016-2017 los que mayor territorio afectaron, alcanzando 570.197,39 hectáreas quemadas, seguida por los ocurridos en los períodos 2015-2016 con 128.654,41 hectáreas y 2014-2015 con 105.992,24 hectáreas, esto según las cifras entregadas por la CONAF. [2]
Luego, si en el último decenio, el total de áreas quemadas corresponde a 2.787.461 hectáreas en todo chile, sólo la región del Bío-bío aporta con un 22% y la región del Maule 17,5% , sumando entre solo 2 regiones un 40% de las áreas afectadas por incendios forestales en este período. [3]
Para comprender este fenómeno tenemos que analizar 3 factores fundamentales que se conjugan y permiten un mayor riesgo de incendios forestales, primero, el aumento de las temperaturas, segundo la disponibilidad de agua y tercero el uso del suelo y deforestación. [4]
Producto del cambio climático, las precipitaciones han disminuido en un 30% para las regiones antes mencionadas y para la fecha de los incendios se atravesó una ola de calor con tres semanas con temperaturas superiores a los 32,6°C. [5]
En términos del uso de suelo, consideremos que el territorio nacional corresponde en un 23,3% a bosque lo que equivale a 17,6 millones de hectáreas, de las cuales un 14,4 millones de hectáreas corresponden a bosque nativo y 3,2 millones de hectáreas son plantaciones forestales. Si bien es cierto, la cobertura de bosque nativo es mucho mayor a la de plantación forestal, la clave está en comprender dos fenómenos, el primero es que desde la llegada de los españoles hasta hoy se ha perdido un 83% del bosque nativo [4], lo que significa una erosión de los suelos, un cambio abrupto en el uso de suelo por factor antrópico, lo segundo es que las forestales están dominadas por el monocultivo del pino y eucaliptus -en manos de CMPC del grupo Matte y Forestal Arauco del grupo Angelini- un tipo de producción que trae importantes impactos en términos de erosión (desecamiento de suelo) y de contribuir a la propagación de incendios forestales no sólo por el desecamiento de suelos que genera y por la deforestación -parte del propio sistema de producción forestal- sino porque son plantaciones exóticas muy continuas y propensas a al fuego [6] a diferencia del bosque nativo que por la diversidad de especies permite mayor humedad de suelos por la retención de aguas. Es decir existe una relación inversamente proporcional entre el monocultivo y disponibilidad de recursos hídricos; y una relación positiva entre monocultivo y peligro de ocurrencia de incendios forestales.
Ahora podemos comprender el por qué son estas regiones las más golpeadas por los incendios, primero, se ven afectadas por el descenso en las precipitaciones; segundo las regiones de O´higgins y el Maule se ven directamente afectadas por el aumento de las temperaturas y tercero, a partir de las imágenes 2 y 3 ambas regiones presentan una concentración importante de plantaciones forestales pertenecientes a 2 de las 7 familias dueñas de Chile, factor que termina siendo decidor en la propagación del fuego cuando las condiciones climáticas han variado.
Figura 2: A)Plantaciones forestal Arauco [7] B)Plantaciones CMPC [8]
Considerando que el gobierno, desde el ministerio de agricultura, propone la plantación de 500.000 hectáreas de monocultivo de especies exóticas a manos de las forestales y que las temperaturas vienen al alza a la vez que se acrecientan las sequías, es probable que estos escenarios se continúen repitiendo, liberando grandes cantidades de CO2 por los incendios y la deforestación, y disminuyendo la extracción de CO2, función ecológica fundamental de los bosques y que en el marco de la crisis climática se vuelve problema central, ya que como sabemos el CO2 es de los GEI responsables del calentamiento global.
Principales grupos ligados a la industria de la deforestación
La familia Matte y CMPC
CMPC posee sobre 633 mil hectáreas de plantaciones forestales, principalmente de pino y eucalipto, de las cuales 474 mil hectáreas están localizadas en Chile, 56 mil hectáreas en Argentina y 103 mil hectáreas en Brasil. Adicionalmente, la Compañía mantiene contratos de usufructo, aparcería y arriendos con terceros que comprenden 36.000 hectáreas de plantaciones forestales distribuidas en Chile y en Brasil. CMPC tiene 45 plantas de fabricación distribuidas en Chile, Argentina, Perú, Uruguay, México, Colombia, Brasil y Ecuador y vende principalmente en Chile, Asia, Europa, Estados Unidos y resto de América Latina. A nivel agregado, los ingresos provienen en una proporción cercana al 75% de exportaciones o de subsidiarias del exterior y sobre un 25% se generan en Chile. Además tiene subsidiarias para operaciones comerciales y financieras en Europa, Estados Unidos e Islas Cayman.
La familia Angelini y ARAUCO
Arauco es una de las mayores empresas forestales del mundo, ubicándose a diciembre de 2016 entre los mayores productores de celulosa de mercado a nivel mundial y ocupando un lugar relevante dentro de los productores de madera aserrada y paneles. Hoy Arauco es la mayor compañía forestal latinoamericana y uno de los productores de menor costo a nivel global, tanto de celulosa de fibra larga como de celulosa de fibra corta. A nivel nacional, Arauco es líder en exportaciones de productos forestales en términos de ingresos por ventas. La Compañía cuenta con operaciones industriales y activos forestales en Chile, Argentina, Brasil, Uruguay (a través del joint venture Montes del Plata), Estados Unidos y Canadá. Además, durante el año 2016 se adquirió el 50% de la empresa SONAE (con presencia en España, Portugal, Alemania y Sudáfrica). En chile arauco concentra su producción con 1.108.611 hectáreas plantadas.
Un problema estructural de Chile
El problema de la tierra y su relación con el desarrollo de chile, no es un tema reciente, hasta antes del gobierno de la Unidad Popular, la tierra estaba en manos fundamentalmente de latifundistas, es decir era el problema clásico del campo, que mantenía relaciones precapitalistas.
La reforma agraria llevada adelante por la UP buscaba solucionar el problema de la tierra, haciendo que esta sea productiva y que dejará de estar en manos de unos pocos, es decir acabar con la concentración de la propiedad. Este proceso se ve terminado abruptamente por la dictadura cívico militar de Pinochet.
A pesar de este hecho, ya en 1973 la herencia precapitalista había dejado de existir, lo que obliga a la dictadura entregar una salida ante la crisis económica en la que chile se encontraba, en nuevos marcos. Así, la tierra sufrió un proceso de dos sentidos, por un lado volvió a concentrarse en manos de unos pocos, pero no volvió a una etapa precapitalista, si no que los capitalistas encontraron un nuevo nicho de acumulación, que los llevó a modernizar de forma capitalista las relaciones económicas y sociales en el campo.
Lo anterior no se dio en cualquier marco, la economía definió una nueva división internacional del trabajo, donde los países atrasados profundizaron su rol de productores de materias primas, y su dependencia de las exportaciones de estas.
En este marco, y por la necesidad creciente del capital de encontrar nuevos espacios para acumulación, en un marco de agotamiento mundial ( 1980), los capitalistas chilenos inician una modernización (pero sobre el atraso previo) a gran escala, transformando al campesinado en asalariados, desarrollando una gran industria forestal, que particularmente esto fue llevado adelante por dos familias, los Matte y los Angelini.
Así, Las forestales, y con ello la deforestación es la salida que entregó la dictadura a este problema, es decir, la salida que entregó el capitalismo, en su forma neoliberal, entregar los bosques a los empresarios ( por medio DFL 701) para que iniciaran un nuevo nicho de acumulación. Así, esta superación hecha por la dictadura, abre de inmediato nuevas contradicciones como síntesis de las relaciones precapitalistas las nuevas que abría esta política (thezas).
La dependencia de la exportaciones y el atraso
Desde ese entonces hasta la actualidad Chile viene profundizando su dependencia de las exportaciones de materias primas, y la expansión de estas ha sido progresiva, esto se expresa también en la cantidad de deforestación ha venido aumentando en el tiempo (ver gráfico b) desde 1986.
Con ello los problemas asociados a la deforestación, stress hídrico, agricultura e incendios, son parte de un problema estructural del sistema económico chileno, esto problemas surgen por la combinación de la modernización capitalista en la industria en general, y particularmente en este caso la forestal, en divergencia con la modernización del conjunto de los medios que conviven en el campo para establecer una relación armónica con la naturaleza. No hay un desarrollo de conjunto que permita ocupar los recursos de forma planificada, para por ejemplo, evitar el stress hídrico. El desarrollo desigual de la tecnología para hacer la industria forestal más productiva y el avance en tecnología y medios para que esta producción sea pensando en este conjunto de factores como agua, energía, agricultura, es desigual.
Esto se da fundamentalmente por la matriz exportadora de la economía, y el rol de monoexportador que cumple Chile, que no requiere generar tecnología para su producción fundamental, es decir, esto es propio del desarrollo desigual y combinado del capitalismo, una modernización con enormes factores de atraso, que se mantienen de forma estructural.
La búsqueda de la ganancia capitalista y el rol de la competencia a nivel internacional plantea a industrias como CMPC y ARAUCO continuar con esta dinámica. estas mismas empresas se han comenzado a expandir a Brasil y Perú desde 2010, es decir ocupan la ganancia generada, para ocupar nuevos mercados, y obtener mayores réditos. A pesar de ser empresas líderes a nivel mundial su política para el mejoramiento del medio ambiente es casi nula (500 megawatts al sistema interconectado central por medio de energía eólica, ARAUCO).
Así el problema fundamental pasa por la planificación de la producción pensando en términos sociales y con planes de largo plazo , esto implicaría ocupar las ganancias para desarrollar energía renovable a gran escala, disminución de la deforestación y planes de reforestación con bosque nativo -diversificando el uso de suelo-, pensar científicamente para reducir la emisión de carbono a la atmósfera y extraer CO2 de la misma; a la vez que se busca invertir en mayor tecnología, dando saltos cuantitativos para superar este tipo de producción.
La clase empresarial Chilena no ha podido llevar adelante esta transformación en 40 años, en los marcos del capitalismo, en el horizonte cercano, y en el marco mundial de agotamiento económico y con constantes crisis, que cada vez genera más problemas ambientales, creemos que este problema no se resolverá en el capitalismo en el mediano plazo, lo que plantea con urgencia encontrar una salida real hoy, por lo que creemos que debemos exigir:
1) Establecer impuestos a las grandes forestales para la existencia de un fondo para mitigación, reforestación con bosque nativo y reconstrucción de las zonas boscosas y pobladas afectadas por los incendios forestales bajo administración de las y los trabajadores forestales, brigadistas y comunidades y en caso que se nieguen, expropiación de tierras para que sean trabajadores junto a comunidades indígenas y no, cuál será el modo de planificación de las tierras en base a sus propias necesidades y no en función del negocio forestal.
2) Que se contemple como parte de este fondo de mitigación un plan nacional de emergencia. Dando empleo a miles de brigadistas con buenos salarios y sin precariedad, y un plan de prevención inmediato, elaborado por los trabajadores junto a los sindicatos de la CONAF y buscando la solidaridad del conjunto del pueblo.
Esto como parte de las medidas urgentes para hacer frente a los incendios forestales, pero sabemos que la solicitó real sólo viene de la mano con la:
3) Derogación inmediata del DFL 701 del negocio forestal de la dictadura, paralizando las plantaciones; la creación de una institución pública forestal como han reclamado los sindicatos de brigadistas de la Conaf, terminando la precarización laboral de miles de brigadistas que ponen el cuerpo a los incendios en perspectiva de poner fin al negocio de Matte y Angellini expropiando y nacionalizando las más de 2 millones de hectáreas hoy en sus manos; y que mediante el control de los sindicatos, comunidades mapuche y poblaciones, se pueda planificar de forma auto-organizada e independiente la producción forestal y un camino transitorio hacia la recuperación del bosque nativo que se ha descompuesto de manos de los empresarios.
4) Junto a ello, la devolución de tierras ancestrales a la nación mapuche es una tarea común de trabajadores y mapuche.
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