Mientras suben los contagios de coronavirus y la situación económica asfixia a millones de familias, para los millonarios como Susana las preocupaciones son “sus perros y sus plantas”.
Diego Iung @IungDiego
Miércoles 27 de mayo de 2020 12:30
La famosa “diva” de la televisión fue noticia una vez más. Esta vez, cuando se conoció que se trasladó en los últimos días en un vuelo privado desde su mansión en Barrio Parque a otra, también de su propiedad, ubicada al otro lado del charco, en la exclusiva Punta del Este, Uruguay.
La Mary, así es como llama a su lujosa casa, esta valuada en nada menos que US$ 15 millones, cuenta con una enorme pileta, un lago con peces exóticos, patos y gansos. La “casita” de Susana Giménez tiene una superficie de 8 hectáreas. Para ella trabajan permanentemente caseros, jardineros,empleados de seguridad y varias mucamas. Y no es la única mansión que la famosa tiene en el país vecino, no sea cosa de que se aburra.
En una entrevista realizada ayer en el programa Animales Sueltos, a propósito de la polémica, se mostró extrañada con haber sido noticia: “nunca pensé que se iba a armar semejante polémica, siempre conmigo es una cosa rara”. Susana se asombra, pero sus privilegios pocos pueden soñarlos, menos aún en tiempos de pandemia y crisis. Esto no le impidió aprovechar el tiempo para igual quejarse: “llené más papeles que si hubiera ido a Rusia durante el comunismo”.
“Me vine porque tengo muchos animales acá, la gente que trabaja para mí, tengo que pagar sueldos y extraño mucho a mis perros”, comentaba Susana en un tono que igualaba personas y mascotas. Mientras ella se preocupa por sus perros, en los barrios más pobres de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires crecen a la par el hambre y los contagios.
Como no podía faltar, también hubo lugar para la mano dura: “Los chorros están afuera y nosotros adentro. Eso arruinó todo, cuando nos encerraron a todos y abrieron las cárceles”.
La millonaria (y nada encerrada) Susana sigue reforzando el discurso que pretende desconocer o peor, decididamente ignorar, el potencial riesgo sanitario que corren las personas privadas de su libertad.
Como se ve, acá y en el mundo, la cuarentena y quienes son afectados por el coronavirus, son una cuestión de clase. La cuarentena de los ricos en sus mansiones yla de los pobres en los barrios humildes, expuestos al contagio son postales nítidas de un sistema que nada tiene para ofrecer.