Con una breve historieta, militantes del Morena se están "formando" para justificar la existencia de la Guardia Nacional, reivindicando a las policías más represivas de las últimas décadas.
Tras la represión acontecida en el río Suchiate por parte de la Guardia Nacional, en redes circuló una historieta que busca explicar la existencia del cuerpo represivo de López Obrador.
La #GuardiaNacional es solo un elemento de una estrategia integral que tiene en el centro de las prioridades la dignidad humana combatiendo la inseguridad y la pobreza que son las causas que dan origen a la inseguridad y la ruptura del tejido social.#SiALaGuardiaNacional (hilo) pic.twitter.com/AvCOcou0Pz
— Eder Guevara (@EderGuevaraM) February 19, 2019
Publicada en febrero del año pasado y elaborado por Eder Guevara y Pedro Miguel y con ilustraciones de Augusto Mora, la historieta, que poco tiene de cómica y mucho de indignante, justifica la creación de la Guardia Nacional para desarrollar la estrategia de "pacificación a largo plazo" de AMLO.
Cabe resaltar que en la parte inferior de la portada tiene la leyenda "con el apoyo del Instituto de Formación Política de MORENA". Es decir que los militantes del MORENA se están "formando" políticamente con este tipo de materiales. El resultado es que este partido, que se autodenomina de izquierda y se arroga la representación de los movimientos sociales, busca adoctrinar a su base reivindicando a los cuerpos policiales que, como mencionaremos más adelante, han sido de los más represivos de las últimas décadas, ganándose a pulso el odio de las masas en sus respectivos países.
Veamos qué dice el documento y analicemos con detenimiento.
El Estado mexicano no es fallido
Lo primero que hace la historieta es enmarcar el contexto en el que se encuentra México, que para los autores es de "una grave crisis de inseguridad y derechos humanos" cuya solución "llevará tiempo" y que para ello necesita de "una guardia que nos proteja y que investigue, respetando los derechos humanos".
Sin embargo, acto seguido asegura que el uso de los cuerpos represivos del Estado en ataques a la población y el movimiento de masas (cuyos episodios más trágicos son conocidos por todos: las masacres de 1968, 1971, Acteal, Aguas Blancas, etc.) se trató de "un error grave de estrategia gubernamental".
¿Es decir que esos eventos de ataques, desapariciones, hostigamiento, persecuciones, asesinatos, etc., cometidos de manera sistemática por el Estado se hicieron "por equivocación"? No, no seamos ingenuos, lector. Se trata de una operación ideológica que pretende lavarle la cara a los verdugos identificados que las mayorías populares han repudiado, con justa razón, por reprimir a los sectores en lucha —los trabajadores, los pueblos indígenas, el movimiento estudiantil, las mujeres, etc.
Detrás de esta idea que se presenta está la concepción de que en México tenemos un “Estado fallido”. [1] En ese sentido es que algunos periodistas y analistas políticos convencionales lo califican como tal, añadiendo que el aparato estatal está siendo utilizado en función de los intereses de una clase. Quién es esta clase suele responderse señalando solamente a una parte de ella: su brazo político, el cual este sector de la intelectualidad ha calificado como "clase" política y, en consecuencia, ha definido la actual situación en México como una "partidocracia". [2]
Este discurso —del cual Morena se monta para argumentar los “errores graves de estrategia”, como si se tratara de un infortunio o incidentes aislados— en realidad oculta una verdad bastante evidente pero que nadie quiere enunciar: el Estado mexicano es un organismo de una clase, la burguesía mexicana (empresarios, propietarios, o como quiera llamarlos usted, lector), para oprimir a las grandes mayorías, y que para ello recurre, por un lado, a los políticos de los distintos partidos —quienes actúan al servicio de los empresarios—, sosteniendo en los hechos un monopolio en los espacios de toma de decisión. Por el otro, recurre (y en efecto, le ordena a sus políticos) al uso de la fuerza pública para mantener el orden.
No es casual entonces que aquellos que la derecha mexicana ha calificado como "chairos" sean descritos como aquellos que han asistido a innumerables manifestaciones y tachados de revoltosos y alborotadores —en otras palabras: se mira con desdén a quien cuestiona el orden social actualmente existente, se le excluye de las discusiones por su disidencia consecuente al régimen y se le cataloga como un agente que merece recibir todo el peso del aparato represivo del Estado para que éste mantenga el “orden” y la “seguridad” que se ven transigidos por quienes se oponen al régimen. En ese sentido, el Estado mexicano no es fallido, ya que en los hechos cumple muy bien su función, si bien eso no excluye que haya tenido también que recurrir a dar concesiones para apaciguar la bronca y el descontento (como poner fin al monopolio político del PRI en el año 2000).
Por ende, no fue ningún “error grave de estrategia” que el ejército, la policía, la Dirección Federal de Seguridad y grupos paramilitares se usaran contra el movimiento de masas. Lejos de ello, se trató de una operación política fríamente decidida, calculada y planificada con meticulosidad.
La policía no es impecable
La historieta introduce la idea de que la existencia de la Guardia Nacional es Seamos claros en ese sentido: estamos ante dos interpretaciones del Estado y sus funciones y sobre ellas se edifican dos ideas contrapuestas, cuyas ramificaciones tienen consecuencias reales y en la vida cotidiana.
Seamos claros en ese sentido: estamos ante dos interpretaciones del Estado y sus funciones y sobre ellas se edifican dos ideas contrapuestas, cuyas ramificaciones tienen consecuencias reales y en la vida cotidiana.
Por un lado, los políticos de los partidos burgueses mexicanos, [3] como dijimos arriba, sostienen que "la sociedad civil" necesita exigir sus demandas conforme los marcos establecidos en la ley y ellos "verán" si pueden o no cumplirse; [4] esto porque supuestamente el Estado es un ente neutro que vela por los intereses y la protección de la sociedad (de ahí que se le considere "fallido"), que padece de ciertos desperfectos como lo pueden ser —en sus palabras— el dominio ininterrumpido por 70 años de un partido político, la existencia de una "partidocracia", altas tasas de feminicidios, inseguridad e infiltración del crimen organizado en las instituciones.
Por el contrario, si lo vemos (como ya dijimos) desde el enfoque de que el Estado es una institución diseñada para oprimir a las mayorías mediante el monopolio legítimo de la violencia, tiene entonces más sentido la actual situación de “inseguridad”, misma que se puede comprobar con el actuar de las instituciones a lo largo de la historia.
Sin ir muy lejos, cuando el régimen entró en crisis tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, los padres de familia de los jóvenes desaparecidos y los investigadores autónomos (el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, GIEI, y el Equipo Argentino de Antropología Forense, EAAF) señalaron el papel que la entonces Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía General de la República) tuvo en entorpecer las investigaciones, ocultar evidencia y fabricar pruebas para cerrar la crisis rápidamente y dar carpetazo, manteniendo la impunidad y señalando sólo a los "peces flacos" responsables (en este caso, el edil de Iguala, José Luis Abarca).
Y si partimos desde esta premisa, entonces nos daremos cuenta de que no existe tal "infiltración", sino una asociación entre el crimen organizado y el Estado. No puede explicarse cómo es que tantos gobernadores, legisladores, alcaldes, presidentes municipales, etc., pueden gobernar en territorios donde se disputan las plazas si no es porque actúan al servicio de los cárteles, como también lo hacen con los otros empresarios legales; el narcotráfico, a fin de cuentas, es una actividad económica (aunque ilegal) que opera como cualquier otra empresa, con lo cual basta con ver sus distintas redes [5] para comprobarlo.
Por eso resulta ingenuo pensar —como sostienen los intelectuales del régimen y, a su vez, el Morena y su historieta— que la policía puede ser un cuerpo dedicado a mantener la ley, proteger a la ciudadanía y combatir el crimen y la corrupción. ¿Cuántos desfalcos millonarios no han sido resueltos con sólo ordenar multas contra los perpetradores? ¿Se acuerda usted, estimado lector, de los llamados "Melategate", "Sorianagate" y "Monexgate" de 2012?
La "estrategia" sin salida de López Obrador
Por eso también la "estrategia" del presidente no es una verdadera solución. La única propuesta que tiene es "erradicar la corrupción" lisa y llanamente, casi que por decreto firmado en Palacio Nacional, reemplazando a los "corruptos" por los "honestos" y "barriendo las escaleras de arriba a abajo".
Ya desde hace varios años, los expertos han señalado [6] que una de las medidas más elementales para combatir el narcotráfico es atacando sus redes de flujo financiero, incluyendo sus cuentas de banco. Sin embargo, esta medida —que es absolutamente insuficiente y se mantiene dentro de los marcos del régimen actual— el gobierno nunca se la ha planteado, ya que ello implica poner en cuestión la asociación existente durante décadas con los cárteles del narcotráfico y podría llevar a un mayor cuestionamiento de la estructura económica del país y la forma en que se genera la ganancia, cuya conclusión lógica es cuestionar de conjunto la asociación entre la casta política y los empresarios (legales e ilegales).
Es decir que la única forma realista de acabar con el problema es tomando medidas anticapitalistas, incluyendo la legalización de las drogas (y no regularlas, como pretende el gobierno de la 4T) garantizando en forma gratuita políticas sanitarias y no represivas ni compulsivas para los consumidores, control de calidad de los productos que se vendan e información veraz y científica sobre las cualidades y peligros de cada droga por parte del Estado.
¿Las policías represoras como un ejemplo de justicia?
Para el MORENA y el resto de la casta política, "sería suicida quitar de golpe a las fuerzas armadas". Para ello es que buscan un cuerpo novedoso, moderno, que cumpla con los estándares que ellos imponen, etc. La demanda de la desmilitarización del país es una muy sentida por las masas mexicanas; las últimas generaciones han nacido en un país violento y no conocen lo que es salir a la calle sin correr peligro.
La solución de López Obrador, empero, no es enviar nuevamente a las tropas a los cuarteles, sino capacitar a la Guardia Nacional y que ésta reemplace a la Policía Federal y al ejército en lo que se refiere al mantenimiento de la seguridad. Como parte de las concesiones que su gobierno ha implementado para mostrarse del lado del "pueblo bueno" y los casi 30 millones que lo votaron ha sido "escuchar" las recomendaciones de las "organizaciones de la sociedad civil" y dar a un civil el mando supremo, a la vez que el mando operativo recae en la SEDENA, dejando a ambas partes satisfechas: los militares siguen al mando y los civiles pueden contentarse con que "uno de los suyos" dirija en última instancia la Guardia Nacional.
Lo indignante y alarmante de todo esto es que el documento utilice a las policías más represoras como "ejemplos de instituciones policiales con disciplina". Repasemos: tenemos en primer lugar a la Gendarmería Nacional de Francia, la cual, como han reportado nuestros compañeros de Révolution Permanente, ha reprimido las protestas de los Chalecos Amarillos, quienes llevan ya más de 40 días de huelga general indefinida contra el gobierno de Macron.
En segundo lugar vienen los Carabineros de Chile, cuyo historial represivo y de violaciones de derechos humanos es vasto. En las últimas protestas en el país andino, se dio a conocer el feminicidio de Daniela Carrasco "la Mimo", ejecutada por los carabineros y cuyo cuerpo fue encontrado colgando luego de que se le viera viva por última vez siendo arrestada tras una protesta.
Le siguen los Carabinieri italianos, quienes el 20 de julio de 2001 asesinaron al joven de 23 años Carlo Giuliani en una manifestación contra la cumbre del G8 en Génova. Al final de la lista de tan ejemplares y disciplinados cuerpos está la Guardia Civil española, la misma que junto a los Mozzos d’Esquadra en Cataluña ha reprimido a quienes han mostrado apoyo por la autodeterminación del pueblo catalán; previo a eso, el lector podrá recordar aún las detenciones de los activistas que llenaban la plaza de la Puerta del Sol en Madrid durante las manifestaciones del movimiento de los "indignados" del 15M entre 2011 y 2013.
Y en efecto, viendo semejante historial no puede sino quedar claro que la Guardia Nacional que defienden López Obrador y el MORENA podría caber sin ningún problema entre estos represores. Aunque hoy se limiten a fungir como la sucursal mexicana de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, nada descarta que mañana apunten sus carabinas y gases lacrimógenos contra el movimiento de masas. A fin de cuentas, ese es y siempre ha sido su papel en el Estado mexicano.
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