Martes 28 de octubre de 2014
Hace 8 años surgía la primera muestra, con esa clara necesidad de agrupar producciones y en forma colectiva desarrollar un ciclo que permitiera encontrarse con el público, debatir lo que las películas ofrecen e impulsar las demandas y proyectos del campo documental. “Una idea en la cabeza, una cámara en la mano” fue la frase de Glauber Rocha que acompañó esa primer muestra en 2007, caracterizando a su vez los modos de producción inmediatos que muchos colectivos de cineastas desarrollaron con el cine urgente de la crisis de 2001; para retratar la lucha callejera, las asambleas populares, las primeras fábricas bajo control obrero.
De aquel tiempo no tan lejano al presente, la evolución del cine documental en nuestro país se ha hecho patente. No sólo porque las políticas de fomento comenzaron a aplicarse gracias a las mentes febriles de los documentalistas que se supieron unir y crear políticas sustentables al estilo de la National Film Board de Canadá o la Jan Vrijman Fund de Holanda, sino también por ganar la calle, visibilizar el documental como problema cultural, ocupar las pantallas con este cine que no se ata a moldes narrativos preestablecidos.
Cada año las muestras de Doca atraviesan ejes temáticos, tienden lazos de solidaridad con los pueblos que luchan contra la injusticia, se nutren de los maestros del cine documental. Fue así como en muestras anteriores Fernando Birri fue el invitado de lujo al cumplirse los 50 años del documental que inicia la tradición crítica en nuestro país, el mediometraje “Tire Die”, se hicieron presentes documentalistas latinoamericanos como la chilena Elena Varela, perseguida en su país por denunciar la represión al pueblo mapuche o se programaron materiales inéditos tales como los que registraron el golpe de Honduras en el año 2009, entre varios etcéteras.
La 8° muestra plantea el eje Ojos que no ven... señalando la falta de pantallas habida cuenta de la limitación numérica de los espacios Incaa en el país y del laissez faire para con los exhibidores privados que tienen en su horizonte a la industria cultural norteamericana. Hay motivos para debatir dicha problemática: de los estrenos nacionales de 2013 casi el 50% fueron documentales; algunos alcanzando una relación de espectadores por sala similar -o incluso superior- a varias producciones de ficción que contaron con importantes presupuestos de lanzamiento. Fue el caso de los films “Solo para payasos”, “¿Quién mató a Mariano Ferreyra?” o “Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica”. En el presente año irrumpe el caso de “Seré Millones” como documental que explotó la taquilla pero... en una sola sala, la del cine Gaumont de Buenos Aires. Estas producciones que rondan un aproximado del 10% del presupuesto medio de un film de ficción nacional y que en muchos casos se presentan con un puñado de afiches y prensa limitada, le pisa los talones a producciones millonarias. He aquí entonces el debate: presupuestario, de género, de distribución, del rol militante de los realizadores para con su película, del rol que debería ocupar el estado, de un cambio cultural en donde el documental es referente.
¿Qué depara la programación de este año? Partimos desde la enigmática “Nunca digas nunca” de realización colectiva anónima que narra el por qué de las desapariciones en los resonantes casos de Luciano Arruga o Julio López; la premiere de la prometedora película de Marcelo Goyeneche “Las enfermeras de Evita” que cruza el documental con la comedia musical; “A world not ours” que centra su mirada en los campos de refugiados palestinos; “Newen” de Myriam Angueira, sobre las mujeres mapuches que activan su cultura en las escuelas rurales del sur; las ya estrenadas “La cáscara rota”, “Seré Millones” y “Nacidos vivos”; “Después de Sarmiento”, de Francisco Márquez, vívido documental de observación sobre el interior de una escuela secundaria que lucha contra el abismo educacional, “Hardcore punk” de Tomás Makaji sobre los orígenes del movimiento musical en nuestro país a fines de la dictadura militar; el último capítulo de la novedosa miniserie "Marx ha vuelto", “Pichuco” de Martín Turnes, sobre el extraordinario bandoneonista Aníbal Troilo, entre otras tantas producciones que serán a su vez acompañadas por los videominutos “Familias en la calle nunca más” impulsados por los trabajadores de Donneley y Lear junto a colectivos de artistas.
Una cita con el documental imperdible, para vivenciar a partir del 30 de octubre en el cine Gaumont. Más información en www.docacine.com.ar