A continuación, replicamos la entrevista a la concejala Natalia Sánchez (PTR), realizada por el medio "El Regionalista", a cinco años de la revuelta social en Chile.
Domingo 20 de octubre
A cinco años del estallido social, la concejala Natalia Sánchez (PTR) reflexionó sobre el legado del Comité de Emergencia y Resguardo (CER), una iniciativa clave que nació en Antofagasta durante los primeros días de la revuelta. Esta propuesta, según sus palabras, fue una respuesta urgente a la represión desatada por Carabineros y los militares en las calles de la ciudad.
Sánchez recuerda que el alza del pasaje del Metro en Santiago generó una reacción en cadena a nivel nacional, de ahí la consigna «no son 30 pesos, son 30 años». Antofagasta no fue ajena a esta agitación social, lo que generó -según sus palabras- «una fuerte respuesta represiva por parte de las policías mandatadas por Piñera». De ahí surgió la necesidad de «organizarse para poder unirnos y acudir a la ayuda de miles de manifestantes que sufrieron la represión policial y luego de los militares».
¿Cómo surgió el Comité de Emergencia y Resguardo?
La concejala recuerda con claridad ese momento clave: «En una asamblea educativa entre el CDP y SIPPE, convocada y presidida por la entonces dirigenta del CDP y militante del PTR, Patricia Romo, se votó por los trabajadores presentes para impulsar en la sede del CDP el Comité de Emergencia y Resguardo». Y así nació lo que en un comienzo sirvió de contención frente a la represión, pero que con el paso del tiempo «avanzó a ser un espacio de deliberación política para decidir democráticamente los medios y planes para la acción coordinada».
Sánchez recuerda que el encuentro del 9 de noviembre marcó un punto de inflexión en la autoorganización, reuniendo a más de 500 personas de distintos sectores, como portuarios, mineros y pobladores. De esta reunión surgió el Comité de Huelga, instancia que impulsó las consignas para la huelga del 12 de noviembre, exigiendo la salida de Piñera y una Asamblea Constituyente soberana, libre de la influencia de los poderes del Estado.
«Creo que el Comité de Emergencia y Resguardo fue fundamental como una respuesta inicial para primero resistir y resguardar a la población de la brutal represión policial, cuestión que no habíamos vivido en Antofagasta. Y luego, ya fortalecidos y organizados, el Comité se convirtió en una instancia para unificar por la política, por las ideas acordadas democráticamente en asamblea, a un amplio sector de trabajadores, pobladores, estudiantes y artistas», recalca la concejala.
¿Y cuáles son algunos de los logros de este espacio de coordinación? Uno de ellos, el lograr organizar a más de 100 brigadistas en las Comisiones de Auxilio. Inicialmente la atención fue en la sede comunal del Colegio de Profesores, pero gracias a la coordinación con pobladores de Miramar, Playa Blanca, Bonilla, Homero Ávila y la Cachimba del Agua, esos esfuerzos se expandieron a otros sectores, como Bonilla y Miramar, así como la toma del Área Clínica de la Universidad de Antofagasta, donde junto a trabajadores y estudiantes de salud se lograron levantar nuevos espacios de organización.
Su rol como médica
Médica de profesión, Natalia Sánchez puso sus conocimientos y esfuerzos «al servicio de la clase trabajadora y el pueblo», cumpliendo labores de apoyo en el Comité de Emergencia y Resguardo, como también a través de su rol laboral en la Urgencia del Hospital, constatando lesiones «donde con la tecnología disponible se pudo hasta constatar que los perdigones eran de material metálico mediante los escáner».
«Tenemos registro de 200 atenciones, la mayoría relacionadas con lesiones directamente producidas por la represión policial. Esto fue presentado incluso en enero de 2020 en un Encuentro Nacional de Brigadas de Auxilio en Santiago», detalla.
«Inicialmente en el CER logramos confluir con diversas organizaciones sociales como No+AFP, distintos sindicatos, organizaciones deportivas, de defensa a los Derechos Humanos. Creo que fue fundamental como una muestra de lo que podía dar la organización y coordinación de trabajadores y pobladores. Fue una muestra de que se puede crear otra tradición de lucha, coordinada, contra los despidos, contra las AFP, las violaciones a los Derechos Humanos, contra este régimen capitalista», agrega.
El balance, las lecciones y los desafíos futuros
Natalia Sánchez considera que es crucial seguir reflexionando sobre los balances de la Revuelta, ya que hoy se intenta borrar su historia. La representante acusa que mientras la derecha busca reducir el estallido social a simples actos de delincuencia, el oficialismo —incluyendo al FA, el PC y la Concertación— presenta las movilizaciones como una búsqueda de salidas institucionales, dejando de lado las experiencias de autoorganización y deliberación democrática.
«También hay que recordar el rol desmovilizador a través de la negociación del FA por el pacto con la derecha en el Acuerdo por la Paz, así como el PC en la Mesa de Unidad Social», indica.
«A 5 años del estallido, creo que es fundamental sacar lecciones de qué faltó y de quiénes son responsables de haber desviado esa lucha. Para mí, faltó la entrada de sectores estratégicos desde sus lugares de trabajo. Si desde La Negra, el Barrio Industrial de PAC y Mejillones, desde el litio y el cobre, los trabajadores hubiesen discutido sumarse a la iniciativa tomada por los portuarios, superando a sus dirigentes sindicales, otras posibilidades se habrían abierto», reflexiona.
«Y si bien eso por sí mismo no garantizaba el triunfo, de haberse extendido la organización y coordinación de amplios sectores como el pequeño ejemplo del CER, sin dejarse amedrentar por los dirigentes sindicales, ni encantar por las promesas institucionales de los partidos del régimen, como la del Acuerdo por la Paz concertado por Boric y Piñera, permitido por omisión por la Mesa de Unidad Social dirigida por el PC; y en cambio se hubiera avanzado hacia una Huelga General con la ambición de crear su propio poder, otro gallo cantaría», concluye.