Crudo y de humor ácido, este filme dirigido por el rumano Radu Jude, es una ficción que se confunde con el documental. Realiza una radiografía de muchas de las situaciones de precarización y explotación laboral que vivimos hoy en día. Se estrenó en 2023 y obtuvo el premio a mejor película en el Festival de Guijón y el premio especial del Jurado en el Festival de Locarno el mismo año. Aquí una breve reseña.
Kevin Wright @kevouv
Lunes 9 de diciembre 16:56
Realidad aumentada, redes sociales con hate incluído, crisis climática, accidentes laborales, trabajar de 16 a 20 horas diarias, sexo, racismo y guerra en Ucrania, son algunas de las vivencias que compartimos con Ángela (Ilinca Manolache), la protagonista, una joven asistente de producción en una productora audiovisual de su ciudad, Bucarest, que padece lo que hoy conocemos como la “uberización” del trabajo que, en pocas palabras, significa no tener derechos laborales.
Rumania es un país “periférico” dentro de Europa del Este, muchas de las políticas allí se ven sujetas al imperialismo de la Unión Europea. Esta historia de abusos laborales y cuerpos rotos, tranquilamente podría suceder en alguna de las grandes ciudades de nuestra América Latina.
Buscando reflejar muchos de los problemas de nuestro tiempo, Radu Jude plantea una “conversación” con otra película rumana, más vieja, considerada por algunos como “proto-feminista”, llamada Angela Goes On de 1981 que trae como un espejo la vida de una mujer que labura de taxista, parecidos y diferencias de aquella época con la nuestra y el rol de las mujeres trabajadoras en un mundo machista y patriarcal.
El director elige contar cómo se ve Rumania pos pandemia del Covid y en medio de la guerra entre Ucrania y Rusia. Mientras maneja su auto en medio de un tránsito insoportable. Recorre grandes distancias para hacer un casting a diferentes personas que sufrieron accidentes laborales, entre los que uno plantea que les haría falta tener sindicato, en una de esas charlas Ángela se queja de la empresa Shell diciendo que no aumentan sus precios del combustible por la guerra en Ucrania sino por sus ganancias del más de 500%.
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La muerte y el tiempo libre
En muchos diálogos se habla de la muerte y parece que la "realidad" está en blanco y negro, solo vemos a color a través de las pantallas. En silencio, la película nos muestra una secuencia donde vemos muchas cruces de una ruta de Bucarest en la que, según cuenta la propia protagonista, hay más de 600 cruces de las tragedias que recorren 250 kilómetros de ruta, toda una escena que podría ser pensada como cine documental “observacional”.
Con bastante sencillez, Jude nos cuenta que la explotación laboral va en contra de nuestro tiempo libre. Tan así que Ángela no tiene tiempo ni para tener sexo, lo tiene que hacer en su auto como si fuera un trámite más, para luego seguir trabajando sin poder siquiera cambiarse de ropa. A lo largo del filme la vemos quejarse por la cantidad de horas extras que trabaja y les explica a sus jefes que no quiere tener un accidente de tránsito por el cansancio de estar todo el día manejando de aquí para allá. Como respuesta siempre le dicen que se tome un café.
Para distraerse, la protagonista lleva adelante un personaje ficcional a través del celular, usando una máscara -o filtro- de realidad aumentada de Tik Tok donde la podemos ver con cara de hombre, pelado y con grandes cejas. La acidez al mejor estilo de la revista Barcelona aquí, una parodia de los haters de derecha racistas que odian a los judíos, a los gitanos y a las mujeres con un vocabulario siempre obsceno y poco agradable.
Esta imagen pertenece a un "bonus track" que nos regala Radu Jude: un gran plano secuencia de 40 minutos que opera de forma magistral al final, con cierta búsqueda pictórica y jugando con el fuera de campo, muestra el maltrato y lo despiadado que pueden llegar a ser las productoras audiovisuales pro empresarias que se aprovechan de la necesidad de un laburante que quedó en silla de ruedas por la desidia patronal pero quieren que mienta y diga que el accidente fue porque él no llevaba puesto el casco (aunque lo perjudique al laburante en su juicio contra la aseguradora).
Actualmente pueden encontrarla en Mubi. Sin dudas, una película que protesta y expone las miserias a las que nos arroja este sistema capitalista. Tal vez la única ausencia importante es, ante este espanto, si el autor se imagina un futuro mejor o ya ha sido atrapado por el pesimismo, veanlo con sus propios ojos.
Kevin Wright
Periodista y docente. Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social (UBA). ENERC NOA.