El Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires decidió, intempestivamente y a días de Navidad, el cierre de 14 escuelas nocturnas de modalidad comercial, y el achicamiento –con vistas a un futuro cierre– de otras 8.
Manuel Jerónimo Becerra @CheMendele
Viernes 21 de diciembre de 2018 17:15
En la Ciudad de Buenos Aires hay 435 mil personas de 21 años y más que no tienen la secundaria completa. De esa cantidad, sólo 29 mil asisten a una escuela, según datos aportados por el investigador Leandro Bottinelli, del Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica. ¿Qué quiere decir esto? Que tenemos ¡casi medio millón! de alumnas y alumnos potenciales en las escuelas nocturnas.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en vez achicar todavía más su oferta educativa, podría incentivar las inscripciones, dar facilidades de cursada, organizar formas flexibles de enseñanza y aprendizaje para estos públicos con los docentes que ya estamos trabajando. Tampoco faltan alumnos, entonces, para las escuelas nocturnas, sino interés del gobierno local para garantizar su derecho a la educación.
Desde el Ministerio sostienen que la oferta de estas escuelas está “desactualizada para estos tiempos”. Como bien manifestó el investigador Axel Rivas de la Universidad de San Andrés, en todos los sistemas educativos del mundo, cuando hay ofertas desactualizadas, se actualizan, se cambian los planes, no se cierran las escuelas. También afirman en el gobierno que “ningún docente se quedará sin trabajo”. Esto es falso: la misma resolución dictó la cesantía de todos los docentes interinos (la gran mayoría) para el 30 de abril de 2019.
La educación de la Ciudad de Buenos Aires transita tiempos muy turbulentos. Cada fin de año la gestión de Rodríguez Larreta anuncia, de forma inconsulta, una medida que amenaza seriamente al sistema educativo en su conjunto. El año pasado fue la UniCABA, que generó un conflicto a lo largo de todo 2018, ahora el cierre de las escuelas nocturnas que, además de clausurar la oferta para aquel medio millón, afecta de forma directa a más de 2000 alumnas y alumnos, y pone en riesgo el trabajo del 70% de sus docentes. ¿Cómo se explica que quieren mejorar la educación cerrando escuelas y echando docentes?
En la gestión cotidiana, Soledad Acuña y su equipo de colaboradores han mostrado una y otra vez no estar a la altura del cargo que ostentan, además de desconocer el sistema que gobiernan. No logran sostener argumentos de especialistas y docentes cuando se los confronta: por eso nunca debaten en los medios de comunicación, sino que son entrevistadas en soledad. Lamentablemente el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires está técnica y pedagógicamente acéfalo, y sus funcionarios sólo atinan a amenazar con cierres y fusiones que de ninguna manera solucionan los problemas que dicen querer solucionar.
Por otro lado, en las últimas semanas se aprobaron las reformas al Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires. Y hubo fuertes discusiones por traslados de institutos de formación docente, por los terrenos del CENARD, por los del Tiro Federal, por la fusión de 5 hospitales en 1 ¿Esconde este ataque a la educación y la salud públicas, en todos sus niveles y modalidades, un descomunal negocio inmobiliario? Todo parece indicar que sí, viendo las leyes tratadas en la Legislatura, las prioridades de este gobierno y los beneficios, siempre en alza, de las empresas vinculadas a socios y amigos del oficialismo. Derrumbar escuelas para construir torres. Donde había guardapolvos blancos, que haya hormigón armado y especulación inmobiliaria.
A las escuelas nocturnas de la ciudad asisten jóvenes y adultos que, por alguna razón, habían abandonado su escolaridad. Hombres y mujeres que por lo general trabajan e intentan mantener a sus familias en estos tiempos de crisis económica, y que están haciendo un esfuerzo tremendo para cumplir con la asignatura pendiente de terminar el secundario. El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, y su Ministra de Educación Soledad Acuña, parecen insensibles a esa empresa. No ven, como nosotros los docentes en nuestras aulas, a personas que vienen de trabajar, o con sus bebés a cuestas, para tomar sus clases de Historia, Biología o Matemática durante la noche, encontrando maestras y maestros que les brindan una educación personalizada. Queremos mejorar juntos su educación, dotarlos de herramientas, empoderarlos. Una escuela cerrada son mil futuros clausurados.
Nuestros alumnos quieren una escuela que los prepare aún mejor para un mundo en el que quieren ser protagonistas. Pero para eso la condición necesaria es que tengan una escuela, docentes que los acompañen, con quienes descubran nuevos horizontes y posibilidades. Que le abran la puerta a la innovación, a la superación, a la construcción sus proyectos.
* Manuel Jerónimo Becerra es profesor en secundaria y formación docente de CABA, y autor del blog www.fuelapluma.com sobre temáticas educativas.