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Efemérides. "No te des por vencido, ni aún vencido": Almafuerte, el poeta de los corazones sencillos

Criticado por un sector “culto” de la sociedad de su época. Amado por trabajadores, trabajadoras, el pueblo humilde. Pedro Bonifacio Palacios, “Almafuerte”, poeta, periodista y docente.

Miércoles 28 de febrero 00:00

Perfil del poeta Almafuerte | El Día

Perfil del poeta Almafuerte | El Día

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¿Quién no pronunció o escuchó pronunciar alguna vez la frase, “no te des por vencido ni aún vencido”? Pedro Bonifacio Palacios, más conocido por su seudónimo, Almafuerte, fue quien la dejó para la posteridad, afincada en la cultura popular argentina.

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“No te des por vencido, ni aún vencido; No te sientas esclavo, ni aún esclavo. Trémulo de pavor siéntete bravo. Y arremete feroz, ya malherido”, dice el verso completo del poeta, docente y periodista, que murió un 28 de febrero de 1917 en la ciudad de La Plata.

Su seudónimo dio nombre a la banda de heavy metal liderada por el fallecido Ricardo Iorio, que además le dedicó una canción en su tercer álbum, también llamado Almafuerte.

Es considerado uno de los cinco sabios de la capital bonaerense, junto a Florentino Ameghino, Juan Vucetich, Alejandro Korn y Carlos Spegazzini.

Su trayectoria se caracterizó por cuestionar al poder y empatizar con los sectores humildes y oprimidos. Esto le trajo problemas con distintos gobiernos que, según se cuenta, hasta lo apartaron de cargos docentes por diferencias políticas.

Tuvo otros seudónimos como Plutarco, Bonifacio, Uriel o Juvenal, pero sin duda Almafuerte fue el más representativo y en el que condensó lo fundamental de su pensar y su sentir.

“Como todo gran poeta instintivo, nos ha dejado los peores versos que cabe imaginar, pero también, alguna vez, los mejores”, dijo Jorge Luis Borges, sobre el poeta Almafuerte.

Nació en un rancho de La Matanza, provincia de Buenos Aires, el 13 de mayo de 1854. Su padre, Vicente Palacios, y su madre, Jacinta Rodríguez, tuvieron cuatro hijos más: Juan Bautista, Manuel, José Abel y Trinidad.

Foto de Almafuerte.
Foto de Almafuerte. Tomada en 1916 y difundida a través de la agrupación Bases | Blog Museo Almafuerte

Cuando Almafuerte tenía cinco años perdió a su madre. Al poco tiempo su papá lo abandonó al cuidado de familiares. A los siete años se muda a Buenos Aires con su tía, Carolina Palacios. Allí cursó sus primeros estudios. Fue a una escuela religiosa de Pilar en la que llegó a ser preceptor y se volcó a la práctica del dibujo. A los dieciséis años, después de una desilusión amorosa, comienza a vivir solo y se mantiene económicamente con un cargo de ayudante de escuela.

La pasión literaria se despertó muy joven en él, al mismo tiempo que se dedica a la docencia y trabaja en distintas escuelas. Desde su juventud también expresa una especial atracción por la pintura, incluso se ganó la vida muchas veces como profesor de dibujo y retratista. De hecho solicitó una beca para perfeccionar sus estudios en Italia, que le fue negada.

La poesía, la docencia y el periodismo fueron sus principales ocupaciones. Vivió de pueblo en pueblo, pasando por 25 de Mayo, Salto,Trenque Lauquen, Chacabuco, Mercedes. En cada lugar dejó huella.

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Escribir en el diario El Pueblo le otorgó reconocimiento y prestigio. También fue bibliotecario y traductor.

En 1876 pasó por la escuela del barrio de Balvanera y fundó junto a otros jóvenes el centro juvenil Manuel Belgrano.

Almafuerte: despreciado desde arriba, amado desde abajo

“Nebulosas y contradicciones permiten afirmar que Almafuerte es la figura más extraña de nuestras letras”, señala el blog del Museo Almafuerte, que lo describe como un destacado entre sus contemporáneos: “Ni los más elegantes y correctos de entonces (Calixto Oyuela, Leopoldo Díaz, Rafael Obligado) pudieron sobrepasar el frío recuerdo de los diccionarios y las enciclopedias. Almafuerte quedó más allá. Quedó en la mofa o en la admiración, pero nunca en la indiferencia. Todavía hoy es motivo de polémica y admiración. Por eso mismo, tal vez lo que lo distinga no sea exactamente su poesía, sino la actitud de su poesía. En un medio dominado en parte por la sombra de Lugones y en parte por la influencia anglofrancesa, en nuestra literatura, una actitud como la de Almafuerte, no pudo menos que escandalizar”.

Museo Almafuerte.
Museo Almafuerte. Exhibe todo tipo de objetos que fueran pertenencia del poeta | Facebook Museo Almafuerte

En su época, un sector “culto” de la sociedad despreciaba sus poemas. En cambio, el pueblo sencillo, los taberneros, mozos de cuadra, campesinos, trabajadores y obreros, lo querían. Vivió siempre en condiciones humildes y jamás dudó en ser solidario con quienes más lo necesitaban.

La trayectoria artística y laboral de Almafuerte en su tiempo político

1874 fue el último año de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, figura con la que Almafuerte se identificaba. Mitre y Alsina encabezan los dos principales partidos que se disputaban el poder, ambos resistidos en las provincias. En medio de una tensa situación política, triunfa la candidatura del tucumano Avellaneda, con apoyo del autonomismo.

“De acuerdo con Alsina -ministro de Guerra y Marina del nuevo gobierno- Avellaneda promete una política conciliatoria. Pero el caudillo del autonomismo, de quien Almafuerte es partidario, muere en 1877 y es reemplazado por Roca. Ante la convicción de que una grave crisis moral se cierne sobre la nación, el poeta decide alejarse de Buenos Aires”, según relata la biografía del Museo Almafuerte.

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A partir de ese momento deambuló solo y sin recursos, por distintos pueblos de la provincia como maestro, director de escuela y periodista.

Cuando estaba en Chacabuco, recibió la visita de Sarmiento. “Cuando la pampa se haya poblado –le dice el poeta- me iré de maestro a Chubut”.

En 1887 se instaló en La Plata, donde desarrolló una intensa labor periodística en la redacción del diario Buenos Aires y después de la Revolución del 90, como redactor y director de El Pueblo.

A partir de entonces firma todos sus artículos y poemas con el seudónimo Almafuerte.

Tenía casi 40 años cuando La Nación publicó por primera vez un poema suyo, que fue reproducido en El Globo de Madrid con un comentario elogioso. En Salto escribe Olímpicas, Nocturno, Cristianas, y da forma final a La sombra de la Patria.

En 1896, tras más de 20 años de docencia, la Dirección General de Escuelas lo declara cesante. Sus necesidades se vuelven apremiantes. Durante un tiempo se desempeña en distintos cargos burocráticos que le permiten seguir escribiendo. Así nacen las Milongas clásicas, el Prólogo de Apóstrofes, el Cantar de los Cantares.

Almafuerte dibujado.
Almafuerte dibujado. A lápiz, por C. Mayol. Publicado en la revista Plus Ultra en julio de 1916 | Blog Museo Almafuerte

Hacia 1900 Almafuerte reside en humildes viviendas de Buenos Aires. Gálvez conoció una de sus moradas sobre calle Cuyo y escribió: “…merecía ser descripta por Dickens. La entrada era la de un cafetín inmundo. Había que pasar por allí para llegar a un cuarto sin luz, en dos de cuyos rincones tenebrosos se advertían sendas camas”.

En 1904 termina la segunda presidencia de Roca, “el alma más negra que tiene la República”, según decía Almafuerte. En vísperas de las elecciones, el poeta apoya la candidatura de Marco Avellaneda. Luego del triunfo de Quintana, candidato oficial, Almafuerte se radicó para siempre en La Plata. De esta época son tres de sus más célebres composiciones: Gimió cien veces, Confiteor Deo y El misionero.

Los últimos años del poeta

1906 y 1907 son años dramáticos. Sin recursos económicos, cae en una honda postración y su pobreza se volvió extrema. Recurrió a la bebida. Sin embargo, aún en esa situación adoptó cinco hermanos, a quienes protegió como hijos. Hasta donó sus pocos muebles a un joven matrimonio que no se podía casar porque no tenía nada. Escribe su libro Lamentaciones y sus Sonetos medicinales. Más adelante intenta publicar sus obras completas pero no lo logra. Realiza lecturas públicas de sus poemas y giras por los pueblos de provincia.

A partir de 1910 pareció recuperarse, siendo requerido como orador. En 1913 ofreció en el teatro Odeón de Buenos Aires un ciclo de lecturas de sus Poemas y Evangélicas. La propuesta se extendió a otros pueblos. En 1914 recibió un homenaje del Colegio Nacional de la Universidad de La Plata, junto a los poetas Carlos Guido Spano y Rafael Obligado.

Su salud se debilita. En 1916 el Congreso le concede una pensión vitalicia de doscientos pesos, que Almafuerte nunca pudo cobrar. La tarde del 28 de febrero de 1917, a los 63 años, murió como vivió: solo. Sin embargo, en su sepelio recibió el profundo homenaje del pueblo y autoridades.

Museo Almafuerte.
Museo Almafuerte. Donde el poeta habitó y hoy se recrea su mundo cotidiano. Queda en calle 66 Nº 530 | Facebook Museo Almafuerte

Ricardo Rojas y muchas otras figuras de la literatura argentina lo recordaron con discursos. Según el blog del Museo Almafuerte, en su entierro un cronista relató:

Algunas gentes humildes, hombres y mujeres del pueblo, se detenían, silenciosamente y conmovidas, a contemplar la tumba de Almafuerte. Las mujeres se apoderaban furtivamente de algunas flores y se las llevaban ocultas entre sus ropas (...) La intuición de los corazones sencillos sabía que allí quedaba uno de los suyos, que sintió sus dolores cotidianos y sus heroísmos anónimos, fuera o no un neurópata, según los científicos sostuvieran, estuvieran o no sus versos rotundos y sus prosas lapidarias dentro de la norma y el mal gusto de los retóricos”.

El Museo Almafuerte está ubicado en la casa que habitó y donde pasó sus últimos días Pedro B. Palacios, en la ciudad de La Plata (avenida 66 N°530)

Frases de Almafuerte

“Quiero ser esas manos invisibles que manejan por si la creación, y formar con tus sueños y los míos otro mundo mejor para los dos”.

“Triste como el destello de la luna, solo, como la luna solitaria, es el recuerdo de ese amor maldito, como mi alma”.

“Padres sin alma, son aquellos que niegan a sus hijos consejo, amor, ejemplo y esperanza”.

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“¡Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de su muerte!”.

“No digas tu verdad ni al más amado, no demuestres temor ni al más temido, no creas que jamás te hayan querido por más besos de amor que te hayan dado”.

“Si te postran diez veces, te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas: no han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas”.

¡Piu Avanti!

“Piu Avanti” - Poema completo

No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora…

¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!

Obra literaria de Almafuerte

Algunas de sus publicaciones fueron:

Lamentaciones (1906)
Siete sonetos medicinales (1907)
Evangélicas (1915)
Poesías (1916)
Poesías Completas (1917)
Nuevas Poesías (1918)
Milongas clásicas, sonetos medicinales y Dios te salve. Discursos (1919)
La inmortal
El misionero (1911)
Trémolo
Cantar de los cantares
La sombra de la patria

Fuente de la biografía, acá


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario