Un día como hoy, pero de 2006, las calles de la ciudad de Oaxaca se cimbraron con los pasos de miles de mujeres en la “marcha de las cacerolas” misma que culminó en la toma de estaciones de radio y televisión del estado.
Miércoles 2 de agosto de 2017
La movilización que se comenzó a congregar en la Fuente de las Ocho Regiones y debía finalizar en el centro de la ciudad, tomó la determinación de acudir a las instalaciones de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV) para pedir un espacio y poner fin a la campaña mediática que el gobierno orquestaba contra la lucha magisterial, luego de que la represión del 14 de junio de ese año cobraba más fuerza. Ante la negativa de la televisora para brindarles unos minutos al aire, las mujeres decidieron ocupar el edificio y ofrecerlo para la difusión de la lucha.
Nace así la “Radio Cacerola”, que fungiría un papel de gran importancia no sólo para difundir en todo el estado y el mundo lo que ocurría en Oaxaca, sino también para organizar a los pueblos que defendían uno de los procesos más importantes en México en las últimas décadas.
La toma del canal 9 fue también uno de los momentos clave para la formación de la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas (COMO).
Te puede interesar ver: La toma de los medios de Oaxaca: la verdadera democratización de la palabra
A partir del día siguiente de la toma, las mujeres empezaron a organizar la programación, grabación y transmisión de películas, entrevistas, debates, documentales, etcétera. Sumado a esto, la población enviaba comentarios y sugerencias para la programación. A raíz de tener el canal de televisión más importante del estado, tener las radiodifusoras principales fue más ágil la organización de la ciudad de Oaxaca ante posibles escenarios de represión.
Por supuesto, ante este gran avance en una lucha que ya no era sólo de los maestros de la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) la persecución y represión por parte del Estado no se hizo esperar; quienes estaban a cargo del canal 9 relatan que por lo regular se tenía que interrumpir la transmisión por amenazas de desalojo, hasta que tras veintiún días de controlar los medios la policía destruyó a balazos la señal del cerro el Fortín y finalmente el 29 de octubre con la violenta entrada a la ciudad de la Policía Federal Preventiva (PFP) se entregaron totalmente las instalaciones. Después de este proceso y durante varios años hombres y mujeres que estuvieron activos en la lucha serían perseguidos, torturados o asesinados por haberse rebelado contra el gobierno de Ulises Ruiz.
La victoria era posible
En 2006 vimos expresiones no menores de descontento ante el gobierno de Vicente Fox como las protestas contra el fraude electoral en la Ciudad de México, la rebelión obrera de Sicartsa, la resistencia del pueblo de Atenco contra la construcción del aeropuerto y por supuesto la lucha magisterial y popular de Oaxaca.
Los ojos del mundo estaban puestos en el país más pro Estados Unidos tras los procesos anti neoliberales que había vivido América Latina con la “guerra del agua” en Bolivia, las jornadas revolucionarias de 2001 en Argentina y la ocupación de fábricas como Zanón y Brukman. (1)
La Comuna de Oaxaca ha abierto discusiones fundamentales sobre las características de este proceso, no fue cosa menor el control territorial, que la población avanzara en métodos organizativos con la conformación de la APPO, la COMO y las barricadas en los barrios y colonias de la ciudad; pero también se abren discusiones sobre política y estrategia para quienes quieren cambiar el mundo que los rodea.
Te puede interesar ver: Documental “Oaxaca: el poder de la comuna” (Contraimagen, 2006).
Tras cinco meses, la dirección de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) junto a sectores estalinistas del PCM-FPR, lejos de radicalizar y extender la lucha que el pueblo oaxaqueño agudizaba en sus acciones, permitieron que Ulises Ruiz terminara su mandato, conciliaron y pactaron con Secretaría de Gobernación la entrada de la PFP, pasando por alto a las bases y escudándose en una política de unidad que en realidad representaba los intereses de los de arriba. (2)
Lo que ocurrió en Oaxaca, fue parte de una lucha nacional por echar abajo al gobierno de la alternancia y para comenzar a resolver las demandas históricas del pueblo pobre y trabajador de México; demostró que es la clase trabajadora la que puede encabezar la lucha de los oprimidos y explotados; que las mujeres pueden tomar en sus manos –estas y muchas más demandas– dejar de ser simplemente víctimas para transformarlo todo; demostró que podemos hacer lo imposible.
Hoy ante los ataques a las mujeres, periodistas, jóvenes y trabajadores se vuelve imprescindible revisar las lecciones de la Comuna, no sólo para conmemorarla sino porque son un aporte fundamental en la construcción de una herramienta que nos ponga en mejores condiciones para vencer.
Porque aunque la cara haya cambiado, el enemigo es el mismo. “O los trabajadores avanzan en su movilización revolucionaria y en constituir sus propios organismos de contrapoder o lo hace la burguesía con los peores métodos de la reacción” (2)
Referencias:
1. La Comuna de Oaxaca: un primer ensayo revolucionario.
2.Lecciones de Oaxaca: una polémica al interior de la izquierda.