#SpoilerAlert. El film cuenta la historia del físico teórico Robert Oppenheimer, una de las figuras centrales en la creación de la primera bomba atómica, según la biografía de Kai Bird y Martin J. Sherwin, “American Prometheus” publicada en 2005. Una mirada sobre los grandes descubrimientos y el lugar social y político de la ciencia.
Martes 25 de julio de 2023
La semana pasada se estrenó en Buenos Aires la película biográfica de Christopher Nolan, «Oppenheimer», protagonizada por Cillian Murphy, con las participaciones de Robert Downey Jr, Florence Pugh y Matt Damon.
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El 16 de julio de 1945 culmina la prueba Trinity en el desierto de Los Álamos, Nuevo México. Allí es detonada la primera bomba atómica de plutonio conocida. Veintiún días más tarde, el 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanza dos bombas atómicas sobre Japón: la primera, «Little Boy» de uranio - 235 sobre Hiroshima. Tres días después, «Fat Man», una igual a la de la prueba Trinity sobre Nagasaki, dando prácticamente por culminada la Segunda Guerra. Un punto de inflexión en la historia, la antesala de la guerra fría y la carrera por la supremacía atómica.
Robert Oppenheimer había nacido en New York en abril de 1904, hijo de un empresario textil judío emigrado de Alemania a fines del siglo pasado. Oppenheimer era un físico con altas calificaciones, apasionado por las partículas. El período entre guerras mundiales era una época floreciente de descubrimientos para la física en los nuevos campos de la mecánica cuántica y la Relatividad de Einstein. «Oppie» había estudiado en Harvard, Estados Unidos y Gotinga en Alemania, uno de los principales centros de investigación en física teórica de Europa bajo la supervisión del Nobel Max Born, otra figura clave en el nacimiento de la mecánica cuántica. Formaba parte de un círculo de hombres selectos en una nueva era de la ciencia y la tecnología surgida al fuego de la Revolución Rusa, la Revolución Alemana y la Primera Guerra Mundial. Oppenheimer es una figura clave del proyecto Manhattan impulsado por el gobierno de Estados Unidos para el desarrollo de armamento nuclear.
Durante tres horas la película nos muestra las pasiones de Oppenheimer, su trabajo como físico teórico, así como su preocupación política por la carrera de armamento nuclear bajo el nazismo en Alemania, donde participaban gigantes de la física cuántica como Werner Heisenberg (padre del principio de incertidumbre cuántico). Los efectos a gran escala de la fisión nuclear eran desconocidos para la época, e incluso se especulaba con una reacción en cadena con la capacidad de quemar la atmósfera y terminar con la vida en la Tierra.
El retrato de Nolan destaca ese compromiso político de Oppenheimer como docente e investigador, impulsando incluso la sindicalización en las aulas. Su círculo más íntimo, en particular su hermano Frank y sus parejas Florence Pugh y Katherine Vissering, eran todas militantes del Partido Comunista de América [1]. Katherine, con quien contrae matrimonio, más conocida como Kitty Oppenheimer, había sido también viuda de un joven que murió en España luchando junto a las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil.
El gobierno de Estados Unidos bajo la administración del presidente Harry Truman, quien sucedió a Roosevelt tras su muerte, avanzaba en una carrera bélica que permitiera a Estados Unidos imponerse como potencia mundial bajo el argumento de hacerle frente a los nazis. Esto requería personal calificado para el desarrollo de una bomba atómica. Ingenieros y físicos altamente especializados en mecánica cuántica y las novedosas técnicas de fisión nuclear, en el marco de un gran programa de investigación para la fabricación de la bomba: el proyecto Manhattan.
Desde la década de 1930 Estados Unidos venía impulsando el "Programa de Refugiados Académicos" (Academic Refugee Program) que brindaba refugio y oportunidades académicas a científicos que huían de la persecución en Europa, especialmente del ascenso del régimen nazi en Alemania. El programa ofrecía puestos de investigación, becas y oportunidades de empleo para que continúen sus estudios y trabajos en un ambiente seguro y propicio para la investigación. Las universidades y centros de investigación más prestigiosos de Estados Unidos (Princeton, Harvard, Caltech entre otros) brindaron refugio a reconocidos físicos como Albert Einstein, Enrico Fermi, Hans Bethe, Lise Meitner, Edward Teller entre otros.
El Oppenheimer de Cillian Murphy resuena bastante en Tomy Shelby: entusiasta, taciturno, enfocado, duro por momentos y romántico de época, en otros. Einstein asoma en un primer momento a través del vidrio de una ventana, luego en dos encuentros que dejan entrever las preocupaciones de los físicos movidos por el destino de la Segunda Guerra. El sabor de la contradicción de Oppenheimer nos ubica entre la maravilla de la naturaleza y el destino de su obra.
La ingenuidad de todo arte, la fascinación por las estructuras y las profundidades de la naturaleza: desde la estructura de un árbol, hasta el nacimiento y muerte de las estrellas y los agujeros negros. Materia y energía como unidad y también como paradoja. La física cuántica, todo un campo fértil de exploración, radiación, matemática, geometría y grandes preguntas, se encuentra para 1945 atravesado por el horror de la guerra y decisiones políticas que cambiarán el rumbo de la historia y el lugar de la ciencia en la reconfiguración del mapa mundial.
Las piezas fuertes de la comunidad internacional de físicos juegan un rol central en el Proyecto Manhattan. Oppenheimer trabajó allí como director científico en el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, donde se llevó a cabo gran parte del trabajo relacionado con el diseño y desarrollo de la bomba atómica. Durante este tiempo, varios científicos y técnicos involucrados en el proyecto estuvieron asociados con sindicatos, como el Sindicato de Ingenieros Profesionales. Sin embargo, muy por arriba del movimiento de trabajadores de ciencia, las grandes figuras de la ciencia danzan entre el prestigio académico y la subordinación a la política de Estado norteamericana. El mismo Oppenheimer niega cualquier vinculación con el Partido Comunista frente a la propuesta de encabezar la prueba Trinity. Esas son las coordenadas donde la película de Nolan ubica a Oppenheimer como cabeza del proyecto que da nacimiento a la prueba Trinity.
Los destellos imaginarios de Hiroshima y Nagasaki nublan la visión de Oppie quien años más tarde deberá enfrentar solitario las acusaciones macartistas de Lewis Strauss, tras lo cual Oppenheimer queda fuera de juego de cualquier relación formal con el gobierno de los Estados Unidos. La física queda marcada por el horror y la supuesta neutralidad de la ciencia muestra su peor faceta.
Sin dudas el estreno de Oppenheimer reaviva una serie de debates en torno al lugar de la ciencia y de los trabajadores del sector, en particular aquellos que nos debatimos entre la pasión por la investigación y el descubrimiento y la acción política que pone en cuestión el fin último de los proyectos de los cuales formamos parte. Hoy no sólo hablamos de energía nuclear, sino también de extractivismo, hablamos de litio, hablamos de paquetes tecnológicos, hablamos de ganancia y de productividad. Dos preguntas continúan incólumnes como horizonte de lucha y revolución: ¿ciencia para qué?,¿ciencia para quién?
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[1] Aunque ya para la época de la historia, la Unión Soviética se encontraba totalmente burocratizada bajo el régimen autoritario de Stalin y con una resistencia de izquierda, masacrada y perseguida por el mundo
Rosario Escobar
Oriunda de Temperley, es profesora de física egresada de la UBA y doctora en el área de la didáctica de las ciencias naturales (UNICEN). Milita en la agrupación Docentes e Investigadores de Izquierda y forma parte de la redacción de ciencia y tecnología de La Izquierda Diario.