El dirigente del PTS, José "Negro" Montes, despide al camarada Acosta, trabajador del Astillero Río Santiago: "esto no intenta ser un homenaje, ni un panegírico típico de los burgueses, sino una pequeña reseña de un obrero que abrazó las ideas del marxismo revolucionario, con la importancia que esto tiene".
Miércoles 15 de julio de 2020 19:43
Lo conocí uno o dos años después de nuestra ruptura con el viejo MAS. Era contacto del MAS, lo "atendía" (a lo MAS) el Narigón Mariano, viejo dirigente del MAS en La Plata. Creo que lo que me ayudó a romper su “desconfianza porque habíamos ¡ROTO EL PARTIDO!”, fue el fútbol de barrio.
El Cabezón Acosta era un obrero de toda la vida, tenía un corazón y una nobleza tan grande como su cabeza y su panza. Vivía en Berazategui con Ramona, su compañera de toda la vida y sus cuatro hijas, en un barrio obrero, como los miles de barriadas obreras que inundan el Gran Buenos Aires.
Jugábamos en los equipos de nuestros barrios y en algún torneo relámpago nos habríamos cruzados, "vos jugás en Francia"(el equipo de mi barrio), me tiró una vez, lo que nos llevó casi una hora hablando de los equipos de la zona.
Soldador curtido en las obras de montaje, había pasado por una de las tantas contratistas del Astillero, también eso me ayudó a forjar una relación político personal.
El Cabezón, como la mayoría de los obreros, no le gustaba leer, esto me permitía estar horas hablando de política, de las notas principales de la prensa, “Negro, vos decime que hay que hacer, no me hinches que lea”. Para mí era como el clásico obrero de Lenin, cuando entendía la política, no lo movías ni a cañonazos.
Por esas cosas de la vida y de nuestros hijos adolescentes, una de sus hijas Marcela, se puso de novia con Juan Pablo, uno de mis hijos, creo que iban al mismo colegio. A partir de eso terminamos siendo “consuegros”, fortaleciendo nuestra amistad.
Después del 2001, pudo aprobar un examen de ingreso y entró al Astillero, los soldadores son como una “logia”, se conocen, porque alguna vez se cruzaron en alguna obra o “parada de planta”. Tenía el respeto sobre todo de los viejos soldadores.
Era uno de los “duros” de La Marrón y el PTS. Odiaba a la burocracia y al peronismo, le encantaba charlar con los jóvenes, a su manera les hacía propaganda de la política partidaria. Fue el compañero inseparable de mi querido camarada Miguel Lago, soldador como él y delegado histórico de Soldadura.
En las asambleas “picantes”, siempre “cuidándonos” a Lago y a mí. Infaltable de cuanta actividad pública del Partido, siempre aparecía con algunas de sus hijas. Disfrutábamos en común de nuestro bisnieto: “El Chino”.
Esto no intenta ser un homenaje, ni un panegírico típico de los burgueses, sino una pequeña reseña de un obrero que abrazó las ideas del marxismo revolucionario, con la importancia que esto tiene.
Que las nuevas generaciones partidarias sean conscientes de la importancia que tiene ganar obreros para las filas de la revolución, que cuando un obrero da ese paso adelante, lo hace para toda la vida.
Por todo esto, para mi es un golpe muy duro, me unía una relación muy particular. Por eso esta pérdida me provoca un profundo odio de clase, porque la mayoría incuestionable de los miles y miles de infectados y muertos por la pandemia del Covid-19, son de nuestras filas: de la clase obrera.
Esto es producto de que los gobiernos capitalistas de los últimos treinta años, destruyeron de manera increíble la salud pública, mientras siguen destinando miles de millones de dólares, en subsidios a la salud privada y los capitalistas que lucran con la salud de los trabajadores y el pueblo.
Mientras este gobierno sigue chamuyando que “prioriza la vida y no la economía”, nos coloca frente a la alternativa de “si no te mata el Coronavirus, te mata el hambre, la desocupación y la miseria”.
¡CAMARADA Y AMIGO, “CABEZÓN” OSCAR ACOSTA HASTA EL SOCIALISMO SIEMPRE!