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Red Internacional
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Literatura. Oscar Wilde y el socialismo

En 1891 se publicaba una de las obras más inauditas de la literatura occidental, The soul of men under socialism ("El alma del hombre bajo el socialismo"), del iconoclasta irlandés Oscar Wilde.

Martes 15 de agosto de 2017

Resulta sugerentemente extraño que un esteta de fines del siglo XIX, un dandy confeso y un parnasianista conceptual, escribiera un ensayo sobre las posibilidades de desarrollo de la individualidad bajo el socialismo.

Sin embargo, no resulta nada extraño para los própositos de Wilde como espíritu anacrónico en la hipócrita Inglaterra victoriana, que aspira a una superación del arte y la emergencia de una nuevo helenismo, ya liberado de las cadenas de la explotación y la opresión.

Si tenemos en cuenta la lectura que hace Perry Anderson en Tras las huellas del materialismo histórico acerca de las diferencias entre el socialismo y el marxismo, señalando la construcción y el carácter históricamente polisémico de la noción del socialismo y la imposibilidad de reducirla completamente a la corriente del materialismo histórico, podemos entender y hasta compartir que un irlandés seductor e irreverente como Wilde tuviese la oportunidad de defender su concepción del socialismo; en el epílogo del libro de Anderson encontramos la siguiente justificación para Wilde:

Pues "socialismo" no es simplemente el punto final práctico de un proceso histórico que nos esté esperando en el horizonte. Es también un movimiento ideal de principios y valores sostenido por la pasión y el debate, activo y abierto en el presente, y con casi dos siglos de historia a sus espaldas. En este sentido, el socialismo representa un campo de fuerza cultural y político que precede y transciende al marxismo. La teoría, a este respecto, no es monopolio del materialismo histórico: hubo importantes pensadores socialistas antes de Marx, y los ha habido después, cuya obra guarda una relación mínima o nula con su esquema intelectual.

En este sentido, pensadores socialistas no solo serían los socialistas utópicos del siglo XIX (Owen, Saint-Simon y Fourier), sino también los utopistas del siglo XVI como el inglés Tomás Moro o el italiano Tommaso Campanella.

A su vez Oscar Wilde, esteta y poeta perseguido por homosexual, y condenado por la Inglaterra victoriana a la muerte espiritual en trabajos forzados en prisión; tuvo la inapreciable oportunidad de dejarnos hermosos fragmentos de su aspiración por el socialismo:

En el nuevo individualismo, por el que trabaja actualmente, quierálo o no, el socialismo, la armonía será perfecta. Será lo que los griegos persiguieron, pero que no pudieron nunca alcanzar más que en la esfera del pensamiento, porque tenían esclavos y los mantenían. Será lo que el Renacimiento buscó, pero que tampoco pudo realizar plenamente más que en el arte; porque tenían esclavos y los dejaban morir de hambre. Será un individualismo completo, y por él alcanzará todo hombre su perfección.

El nuevo individualismo será el nuevo Helenismo.