La muerte del trabajador de Subte, Matías Kruger, por desidia patronal y la necesidad de pelear por mejoras en las condiciones de trabajo. Como contrapunto, ¿qué cambios se produjeron en las fábricas gestionadas por sus trabajadores?
Jueves 8 de diciembre de 2016 00:30
Ayer murió electrocutado Matías Kruger de 21 años en el Subte, mientras arreglaba el aire acondicionado, tan anhelado por los trabajadores que circulamos por la Capital estos días de calor. Recibió una descarga de 1500 voltios, que es el suministro de energía que hace mover los trenes. Con bronca y dolor, los trabajadores pararon todas las líneas del subte. No fue un accidente, sino la consecuencia de un modelo de precarización laboral que sostuvieron todos los gobiernos, donde las empresas que reciben subsidios millonarios del Estado, no invierten un sólo peso en la seguridad de los trabajadores.
No fue un accidente, sino la consecuencia de un modelo de precarización laboral que sostuvieron todos los gobiernos
Según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, un organismo estatal que administra millones y sueldos de privilegio a sus funcionarios, entre 1996 y 2014, murieron 16.891 trabajadores por "accidentes" laborales. Pero a este número hay que sumarle un estimativo de los trabajadores en negro y no regristrados, que llegarían a ser 10.617 trabajadores muertos en este período. O aún más, teniendo en cuenta que los no registrados suelen tener los trabajos más riesgosos, y en la construcción o el campo, la cantidad de accidentes se triplica.
Este modelo menemista, se mantuvo durante los doce años de gobierno kirchnerista y continúa hoy con el macrismo. En el 96 se sancionó la Ley de Riesgos de Trabajo, donde las patronales se eximen de cualquier responsabilidad frente a los "accidentes", destinando una cuota del 3,3% del salario a las ART, tercerizando esta responsabilidad a las empresas aseguradoras, que tienen cuotas prefijadas por cada tipo de accidente, y como saben los trabajadores, se encargan de dar indemnizaciones de miseria que en la mayoría de los casos ni llegan a cubrir los costos médicos para sanar estos accidentes. Sin mencionar las múltiples enfermedades laborales que no son reconocidas como tales.
Lo que tenemos es un negocio redondo para las patronales, para las empresas aseguradoras y para la burocracia estatal, con un costo mínimo. Y los trabajadores pagamos con 4 muertes promedio por día, la falta de políticas laborales preventivas, la falta de normas y dispositivos de seguridad que resguarden nuestra salud y nuestras vidas.
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Las gestiones obreras salvaron puestos de trabajo y vidas
Está claro que para las patronales y sus políticos, nuestra vida vale números en costos y ganancias, pero para un compañero trabajador, la vida de otro vale como la suya propia, porque hoy le toca a uno y mañana, ¿a quién le va a tocar?
La ceramista Zanon y La gráfica Madrygraf, ambas bajo gestión de sus trabajadores, son ejemplo de que una fábrica puede funcionar sin patrones y controlar la producción, pensando en las familias obreras, en la seguridad y salud de los compañeros y solidarizándose con las demandas y necesidades del pueblo. Así se vio con "Zanon es del pueblo", que abrazó todas las luchas sociales desde los Mapuche, docentes y desocupados. Con un diputado obrero como Raúl Godoy que denunció la entrega de YPF a Chevrón. Y Madygraf, que le disputa la fábrica al buitre Paul Singer, y mostró una gran solidaridad frente a las inundaciones en los barrios de Zona Norte del Gran Buenos Aires y con la donación de cuadernos a los colegios.
Zanon o FaSinPat, es un ejemplo además, de cómo el control obrero de la producción le salva la vida a los trabajadores. Cuando la fábrica estaba en manos de la patronal italiana, a fines de los 90, ocurrían 300 accidentes por año, un 50% eran graves, y moría en promedio, 1 trabajador por año. Fue a raíz de estas condiciones terribles que se empieza a formar la lista Marrón, que primero conquistó la representación de la fábrica y luego la conducción del Sindicato Ceramista. En el medio de la crisis capitalista que dejó el 2001, y de la organización creciente de los ceramistas que enfrentaron las suspensiones con huelgas heróicas, es que la patronal decide cerrar la fábrica y empieza la gran gesta del control obrero que persiste hasta hoy en día y es reconocida internacionalmente. La flamante FaSinPat (Fábrica Sin Patrón) no sólo mantuvo los puestos de trabajo, e incorporó a otros tantos trabajadores desocupados, también se vio de inmediato que el control obrero de la producción bajó considerablemente el número de accidentes laborales: de 300 a 33 y todos heridos leves.
Los revolucionarios llamamos a defender las gestiones obreras, no sólo por la defensa de los puestos de trabajo y que no queden familias en la calle. Si no porque son un ejemplo a seguir para todos los trabajadores que tengan que enfrentar el cierre de empresas frente a la crisis capitalista. Y es esto mismo lo que los empresarios y sus gobiernos buscan atacar, la realidad viva de que se puede producir sin patrones y como decía, Celia Martinez de la textil Brukman, "si los trabajadores podemos manejar una fábrica, también podemos manejar un país".
La ceramista Zanon y La gráfica Madrygraf, ambas bajo gestión de sus trabajadores, son ejemplo de que una fábrica puede funcionar sin patrones y controlar la producción, pensando en las familias obreras, en la seguridad y salud de los compañeros y solidarizándose con las demandas y necesidades del pueblo.
Este es un aspecto más de por qué los revolucionarios nos jugamos a organizar la fuerza de los trabajadores, de las mujeres y los jóvenes, con qué objetivos más profundos, y por qué necesitamos una alternativa de organización independiente que dispute los sindicatos, pero que también se plante como alternativa política de los trabajadores para enfrentar a los partidos de la burguesía y constuir un gobierno de los trabajadores. Esto también es cuestión de vida o muerte.
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Apoyemos las gestiones obreras
El 15 de diciembre, los trabajadores de Zanon y de Madrygraf convocan a una gran movilización en las calles. Vienen exigiendo al Gobierno un aguinaldo de fin de año para las fábricas recuperadas, que con esfuerzo y a pulmón sostienen la producción en el medio del ajuste y los tarifazos. Equiparar el subsidio que reciben los obreros sin patrón, al que se destina en el Repro, que es un mínimo de 6 mil pesos que el Estado otorga a las patronales que aducen crisis. Sumado a la demanda de exprociación de la ex-Donelley, hoy Madygraf, y la demanda histórica de estatización bajo control obrero, y subsidios para que las gestiones obreras puedan renovar las maquinarias que ya estaban desgastadas por la falta de inversión empresarial.
Apoyar y defender las gestiones obreras es prepararlos para un futuro que sea nuestro.