La muerte de obreros por nulas condiciones de seguridad en minas mexicanas es pan de cada día. El pasado 10 de septiembre en el estado de Sonora, un minero murió y otro resultó herido cuando una roca de más de dos metros de diámetro cayó sobre ellos mientras reparaban el sistema eléctrico.
Lunes 12 de septiembre de 2022
En el estado de Sonora, en el municipio de Santa Cruz, en la mina de cobre La Perreña, propiedad de la empresa Peñoles, un trabajador murió y otro resultó herido cuando una roca de más de 2 metros de diámetro cayó sobre ellos, según lo dio a conocer la Dirección de Atención a Emergencias y Desastres de la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC).
Todo ocurrió cuando los dos hombres estaban reparando un desperfecto en el sistema eléctrico de la mina. La roca golpeó la espalda del joven de 25 años Víctor Manuel Bernal de la Rosa, quien había emigrado desde su natal Aguascalientes hasta el norte del país. La contusión causó la muerte al momento. Mientras que el otro obrero, de nombre Jesús Tenorio Téllez, de 26 años y oriundo de Zacatecas, recibió el impacto en una de sus piernas lo que generó su traslado de emergencia al hospital en donde su vida se encuentra fuera de peligro.
Los crímenes industriales no paran
Recordemos que hace apenas unas semanas, un accidente en la mina El Pinabete dejó sepultados al menos a diez mineros, suceso que conmovió a todo México. Este tipo de accidentes no son sucesos aislados, sino todo lo contrario, son parte de las constantes faltas de seguridad que sufren los trabajadores en pro de las ganancias empresariales.
El caso más paradigmático fue la mina de Pasta de Conchos. En entrevista para El Financiero, Cristina Auerbach, directora de la Organización Familia Pasta de Conchos, destacó que del siglo pasado, en 1883, a la fecha han muerto más de 3 mil 103 trabajadores mineros en la región ocupada por el estado de Coahuila. Desde la explosión en Pasta de Conchos en 2006 —en la que 65 mineros quedaron atrapados y sus cuerpos permanecen abandonados por el gobierno hasta la fecha— a diciembre de 2021, suman al menos 80 mineros muertos en pozos, minas y cuevas.
Las constantes muertes y la impunidad de los principales responsables –dueños de las empresas así como de la complicidad de las autoridades— han sido denunciadas desde hace muchos años por los familiares de los fallecidos. A pesar de que se ha documentados los peligros que representan este tipo de trabajo y se han hecho propuestas para asegurar la vida y seguridad de los que se dedican a estas labores, la ley laboral es letra muerta, por el simple hecho que representa un gasto mayor para los empresarios y estos últimos, de forma implícita, consideran que las vidas de los obreros valen menos que sus ganancias.
¿Qué se puede hacer?
Para que ya no haya más muertos es necesario la inversión en infraestructura, contratación en buenas condiciones para los mineros, observación de protocolos ambientales y de higiene, son algunas de las demandas necesarias para, efectivamente, buscar prevenir más muertes obreras. Sólo la firme alianza del sector minero a nivel nacional, en conjunto con los demás sectores explotados y oprimidos, mostrando la potencia de sus músculos paralizando la industria, puede imponerlas. Para detener la voracidad empresarial y arrancar justicia y la garantía de no repetición es necesario ir al fondo del problema, impulsando medidas como la nacionalización de la industria bajo control de sus trabajadores, poniendo los avances técnicos e industriales al servicio de las grandes mayorías.
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