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Martes 9 de julio de 2019
En la mañanera de hoy, López Obrador anunció que se alcanzó un acuerdo con la Policía Federal que venía manifestándose en contra de integrarse a la Guardia Nacional (GN).
Continuará el proceso de selección para que los policías que lo deseen pasen a formar parte de la Guardia, siempre y cuando reúnan los requisitos. Los que no resulten aptos para integrarse a la nueva fuerza armada van a tener otras ocupaciones, como la vigilancia en oficinas públicas y no se va a despedir a nadie.
La política de AMLO para intentar cerrar esta importante crisis, garantizando trabajo para los policías con los mismos sueldos, seguridad social y prestaciones, mientras se destinan miles de millones de pesos a la militarización del país mediante la GN, contrasta con la política de austeridad que se descarga sobre los trabajadores estatales con miles de despidos, y que se traduce también en recortes a salud, educación superior, investigación y cultura.
Respecto al nuevo anuncio del gobierno de Estados Unidos para imponer aranceles al acero mexicano, el Presidente informó que hoy habrá una reunión para tratar el asunto, y que Jesús Seade considera que se trata de una medida distinta a las que se han aplicado o a las recientes amenazas de aranceles a las exportaciones mexicanas.
Según López Obrador, estas medidas son decisiones aisladas, que no tienen que ver de manera directa con el nuevo tratado de libre comercio (T-MEC), ni con la resolución de meses atrás de quitar aranceles al acero y al aluminio mexicanos. Declaraciones increíbles cuando de trata de restricciones comerciales mientras se espera la ratificación de una acuerdo de libre comercio.
Luego de ceder a los deseos de Washigton y convertir a la Guardia Nacional en una extensión de la Border Patrol para perseguir migrantes, no es extraño que el gobierno de Donald Trump vea condiciones para seguir ganando terreno en la subordinación de México a Estados Unidos. Sin embargo, para AMLO es muy buena la relación con el gobierno estadounidense, “nos escuchan y hay respeto al gobierno de México”.
Más adelante, respondiendo a una pregunta sobre la situación de falta de infraestructura en Coahuila para recibir caravanas migrantes, el mandatario mexicano dio un discurso contra la xenofobia y el conservadurismo, aprovechando –como hace ocasionalmente poniendo en cuestión al propio Estado laico- para adoctrinar religiosamente, citando la Biblia que enseña a proteger al forastero y cuestionando: “Cómo vamos a ir a los templos, cómo vamos a ir a la iglesia, si no cumplimos con los evangelios, con los mandamientos”.
El problema es que mientras el Presidente habla de una tradición de fraternidad y solidaridad, la Guardia Nacional mantiene militarizadas las fronteras y el país para hacerle el trabajo sucio a Estados Unidos en la persecución y deportación de migrantes centroamericanos. Son más bien otros los “mandamientos” que se están cumpliendo.
Los llamados de López Obrador a aceptar a los migrantes tienen más que ver con el compromiso adquirido con el vecino del norte para retener a quienes intentan cruzar por nuestro país para pasar al “otro lado”.