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Red Internacional
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Movimiento Obrero. ¿Por qué política tenemos que luchar en los sindicatos?

Desde La Izquierda Diario reproducimos un texto escrito por un trabajador industrial reflexionando sobre el rol de los trabajadores revolucionarios y la pelea por la construcción de corrientes revolucionarias al interior de los sindicatos y organizaciones obreras.

Martes 25 de junio de 2019

Estamos en una situación internacional donde las guerras comerciales Entre EE.UU y China, han generado mayores convulsiones. Vemos en el mundo fuertes tendencias a la polarización. Por un lado, surgieron fenómenos como el de Trump en EEUU, el Brexit en Gran Bretaña, y el crecimiento de la extrema derecha en el resto de Europa; Bolsonaro en Brasil, con un discurso xenófobo y racista que busca culpabilizar a los inmigrantes por la crisis, que ataca a las mujeres y a las personas LGTBI. Son respuestas por derecha a la crisis capitalista que estalló en 2008.

Pero también surgen nuevos fenómenos donde millones buscan salidas por izquierda, como el fenómeno de los "chalecos amarillos" en Francia, u otros fenómenos más políticos como los llamados neorreformismos, como Podemos en España, que aunque plantean la utopía de reformar la sociedad capitalista sin plantear su abolición, reflejan que existe una fuerte polarización política y social.

Pero los nuevos fenómenos reformistas tienen fuertes límites. En Grecia lo vimos con claridad. Syriza asumió el gobierno como una coalición de izquierda que planteaba rechazar los planes de austeridad de la troika. Hasta hicieron un plebiscito donde la mayoría de la población mostró su oposición a los ajustes. Sin embargo llevaron adelante duros planes de austeridad que han hundido en la desocupación a millones.

Contra este horizonte de gestión del capitalismo que plantean los reformistas nuestra pelea a nivel internacional es por construir partidos revolucionarios que planteen un claro programa anticapitalista y socialista en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores y el pueblo de ruptura con el capitalismo.

En América Latina es claro que la llegada de Bolsonaro a la presidencia de Brasil refleja estas tendencias internacionales. Pero hay que decir que los gobiernos post-neoliberales o posteriores a la dictadura, como el de Lula en Brasil, el Kirchnerismo en la Argentina, la Concertación y Nueva Mayoría en Chile, administraron el capitalismo en épocas de bonanza económica garantizando ganancias récords para las transnacionales y empresas de capitalistas nacionales y mantuvieron lo central de la estructura neoliberal.

No solo no enfrentaron a la derecha en el continente sino que convivieron con ella. En Brasil cuando comenzó la crisis, Dilma aplicó un duro ajuste contra el pueblo que le costó la pérdida de parte de su propia base social. Son esos gobiernos los que le abrieron el camino a la derecha de Macri, Bolsonaro, Piñera, JM Kast, etcétera.

Piñera y Macri fueron los primeros en saludar entusiastas el triunfo de la ultraderecha en Brasil, esa que es enemiga de la clase trabajadora, las mujeres, las personas LGTBI y de todo el pueblo pobre. Son los mismos que apoyan a Donald Trump con la intervención imperialista en Venezuela.

El ascenso de la derecha y la necesidad de un nuevo despertar de la clase obrera

En Chile, este ascenso derechista vestido de "Tiempos Mejores", dejó en claro que los "Tiempos Mejores" son solo para los capitalistas y los grandes grupos económicos de la burguesía nacional, a quienes Piñera les redujo los impuestos a pagar asegurándoles mayores ganancias, han aprobado el Estatuto Flexibilizador y precarizador del trabajo Juvenil, y les preparan grandes reformas estructurales que someterán a mayor precarización a la clase obrera y tiempos mucho mejores para los empresarios.

Pero todo tiene su costo, hoy, esa Derecha empresarial y represiva, que llegó al gobierno, a ocultar y profundizar la corrupción de sus instituciones militares, policiales y políticas dejándolas en impunidad, dándoles mas facultades inyectando recursos del Estado al plan asesino de militarizar persiguiendo, torturando y asesinando a niñes, mujeres, adultos y jóvenes Mapuche, como Camilo Catrillanca, esa Derecha que trajo consigo un plan de reforma laboral, previsional, y mas violencia policial contra los movimientos sociales, de trabajadores, mujeres y estudiantes, como pudimos ver en Quinteros con la contaminación, en Valparaiso con el allanamiento a la sede sindical de los trabajadores portuarios que estaban en Paro, las trabajadoras golpeadas y detenidas de Integra, la búsqueda por todo los medios posibles para prohibir a las mujeres el Derecho al Aborto libre, legal, seguro y gratuito, y la violencia de la Ley "Aula Segura", específicamente a estudiantes secundarios, entre otras cosas, esto ha abierto una inesperada crisis para el gobierno de Piñera, reflejada en la última encuesta Cadem que da un resultado cercano al 65% de desaprobación.

En un momento en que la clase trabajadora se mantenía en cierta forma tranquila o contenida, el propio gobierno de Piñera se encargó de abrir esta crisis. Hoy el escenario nacional se encuentra convulsionado, generando una nueva alza de luchas obreras, sacando a escena a la clase trabajadora, como lo estamos viendo con el Paro Docente y los Mineros de Chuquicamata.

El gran favor de las direcciones burocráticas

Esta pasividad mencionada de la clase trabajadora, reflejada en luchas aisladas o luchas no dadas como pasó con la enorme cantidad de casi 20 mil despidos durante el año pasado, tiene como protagonista principal a las direcciones burocráticas que le hacen un gran favor a la clase dominante, conteniendo los ánimos de lucha de las masas trabajadoras y la vanguardia obrera que comienza a cuestionar el régimen laboral, político, social y estructural. Quienes dirigen la CUT (PC) mantienen divididos a la clase trabajadora, cuando ya llevamos un mes de paro docente indefinido, aún no convocan a un apoyo transversal del conjunto de la clase trabajadora para que el paro triunfe

A su vez el Frente Amplio, a la cabeza del Colegio de Profesores y la CONFECH ha tenido una política de presión parlamentaria y de peleas parceladas sin unidad de las luchas que nos permita conquistar la fuerza para enfrentar los ataques de la Derecha.

Es necesario pelear por la máxima unidad y avanzar a un paro nacional de todos los sectores en lucha, convocada por estudiantes y sus organismos, la CUT, el Colegio de Profesores y el movimiento de mujeres. No + AFP, exigiendo un pliego único de demandas, unificando las luchas con los procesos que se vienen dando en el norte con la huelga de Mineros, las trabajadoras de Integra y Junji, el movimiento estudiantil y el movimiento de mujeres.

LA TAREA DE CLASE OBRERA

Ante este escenario, quienes vemos los límites que pone la clase dominante, para que la clase trabajadora pueda desarrollarse y organizarse, tenemos por delante la tarea de conquistar e impulsar corrientes revolucionarias en los sindicatos que puedan inclinar la balanza.

Pero para eso necesitamos romper la división entre el trabajo sindical y político que necesariamente tiene que ir de la mano, entre estudiantes y trabajadores, o con las compañeras protagonistas del gran movimiento de lucha de las mujeres.

Nos estamos proponiendo revolucionar nuestros organismos y la forma en que nos organizamos, que cada compañera o compañero no sólo pelee por sus intereses, en su sector o lugar de trabajo sino que en unidad.

Y no solo estamos hablando de intercambiar experiencias o de apoyar una pelea circunstancial moral o económicamente, nos proponemos fusionar a los sectores más avanzados del movimiento obrero con la energía de la juventud y del gran movimiento de lucha de las mujeres para hacer temblar a las burocracias sindicales y estudiantiles. Para recuperar esas organizaciones que hoy están inertes, para transformarlas en una verdadera herramienta de lucha.

La gran combatividad de la juventud y el movimiento obrero de Chile tiene que abrir paso a la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera para arrebatarles el poder a los capitalistas.