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Red Internacional
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CORONAVIRUS Y PRECARIZACIÓN LABORAL. Pandemia, call centers y teletrabajo: "Terminás siendo parte de la computadora"

La precarización de siempre. Testimonio de una operadora tercerizada de un call center de venta de seguros, servicio no esencial, en plena pandemia. El antes y después de decretarse la cuarentena.

Jueves 23 de abril de 2020 20:12

Trabajo para una empresa tercerizada de ventas de seguros. Antes de decretarse la cuarentena las únicas medidas de seguridad que tomó la empresa fue darnos alcohol en gel y mantener un poco el distanciamiento, aunque seguía existiendo el hacinamiento.

Éramos 50 operadores en una oficina con poca ventilación. Durante la semana previa a la cuarentena nos fueron preguntando si contábamos con una PC e internet en nuestra casa. Yo no contaba con una computadora propia y decidí irme a hacer la cuarentena a la casa de una amiga que me prestó la suya para no perder el trabajo.

El primer día de teletrabajo a cinco compañeros que vivían en provincia y no contaban con compu e internet, les llegó un mail que decía que como tenían un contrato de prueba, la empresa prescindió de sus servicios. Días antes habían echado a una compañera con la excusa de las faltas, cuando se venía desde Luján por 14 mil pesos al mes.

Hoy en día, quienes conservamos el trabajo estamos vendiendo seguros desde nuestras casas, cuando claramente no es una actividad esencial y no nos pagan ni el servicio de internet ni la luz. La empresa sigue ganando a costa nuestra, mientras nosotros seguimos con un salario que no nos alcanza ni hasta la primera semana del mes, pensando que si no vendemos nos pueden terminar echando.

Quieren que seamos un accesorio más de la computadora

“Terminamos siendo parte de la computadora y son muchas cosas a las cuales nos enfrentamos a la hora de ponernos la vincha, registrarnos en un sistema y apretar enter: a veces tenemos impotencia porque la gente se descarga con nosotros, a veces tristeza porque la gente ni nos atiende, y muchas emociones que van cambiando”. Eso cuenta una de una de mis compañeras que fue despedida al inicio de la cuarentena. Acabamos de enterarnos de que la empresa está llamando gente para contratar. En la convocatoria exige que se cumpla con los siguientes requisitos: contar con compu, internet y una vincha o algo parecido.

Las empresas no tienen reparo porque están acostumbradas a que seamos moneda de cambio para ellas, de acuerdo siempre a sus necesidades de ganancia. No les importa las condiciones en que seguimos laburando desde nuestras casas, como si fueran burbujas para que no ingrese el virus y con la presión que, como dice mi compañera, "nosotros la sentimos porque el salario es muy básico. Necesitamos comisionar y nos preocupamos porque si no comisionamos no llegamos con lo esencial. Nos tenemos que poner esa presión a nosotros mismos, para poder priorizar nuestra economía, sumada a la presión a la que ya nos ponen para rendir laboralmente. Es demasiado."

¿Seguir generando ganancias para una empresa o reorientarlas para que estén al servicio de la emergencia sanitaria?

Hace algunos días, en una esas tantas llamadas que hago diariamente, un cliente me dijo “me parece una pavada lo que están haciendo, se gastan millones de pesos en llamadas para esto, ¿Por qué no se lo dan a la gente que no tiene para comer en medio de esta crisis?”. Yo solo tenía que seguir respondiendo a nombre de la empresa, cuando ganas no me faltaban de decirle que tenía toda la razón.

¿Por qué en medio de una pandemia tenemos que seguir vendiendo seguros? ¿No podríamos, quienes laburamos en campañas no esenciales, reorientar nuestras tareas en función de atender la crisis sanitaria? Por ejemplo atendiendo la línea de ANSES o la de CUENTA DNI ayudando con las demandas de los jubilados, que como denunció una trabajadora en este diario, se encuentra colapsada culpa de la misma precarización que sufren otros trabajos de call center.

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¿Y si la atención de los call center se reorientara a la atención de la emergencia sanitaria? Que nuestra función sea social, no para el lucro empresario. Nuestro trabajo podría ponerse al servicio de la atención telefónica de números de emergencias por Covid19 como son el 107 en Caba o el 148 en la provincia de Buenos Aires, con la capacitación correspondiente, sin improvisaciones, sino con la preparación para que realmente podamos brindar asistencia que contribuya a la atención de esta pandemia.

La organización como única salida

Sabemos que algunos call centers aún permanecen abiertos y sus laburantes están yendo a trabajar sin ningún tipo de medida que proteja su salud. Por esto es necesario que nos organicemos en comisiones de Seguridad e Higiene bajo nuestro propio control. Por si fuera poco, nosotros no tenemos ni siquiera sindicato que nos represente, aunque por lo que nos cuentan quienes sí cuentan con delegados o delegadas, tampoco hacen nada para defenderlos y permiten que los costos de la crisis se paguen a costa nuestra.

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Las organizaciones sindicales siempre, pero hoy más que nunca, tendrían que organizar al conjunto de trabajadores, encabezando la pelea contra los despidos y las rebajas salariales, levantando las demandas de los trabajadores no registrados, exigiendo medidas de seguridad e higiene y un salario de cuarentena de $30.000 para quienes no tienen licencias pagas y comprar insumos necesarios, en base a un impuesto a las grandes fortunas de las quince mil personas más ricas del país. Nosotros no queremos elegir entre hambre y pandemia, como dijo el presidente que “prefiere 10 % más de pobres”. Con nuestras vidas y nuestra salud, no.

Los trabajadores de call centers tenemos que seguir el camino de los trabajadores aeronáuticos que pusieron en pie una comisión de seguridad e higiene. O como los de comidas rápidas como en McDonald’s, Burger King, Mostaza, que denunciaron a las empresas en el Instagram de Nicolás Del Caño, cuando los dejaron sin salario en plena cuarenta. También de los trabajadores de las aplicaciones que este miércoles se organizaron e hicieron un paro por sus demandas. En el mundo también hay ejemplos, como en Francia donde los trabajadores del McDonalds de Marsella no sólo tomaron el local sino que repartieron comida a barrios populares. Este viernes habrá una reunión virtual de jóvenes precarizados, a la que invitaron al diputado por el PTS-FIT, Nicolás del Caño.

Es importante que formemos parte de una red de trabajadores que tomen este diario como una herramienta para organizarnos y defendernos para que las patronales no descarguen esta crisis sobre nuestras espaldas.