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Red Internacional
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Mundo Obrero. Panrico: la defensa de los trabajadores y la hipocresía de la burocracia de CCOO

Trabajador de Panrico y miembro del comité de empresa durante la huelga, se enfrenta a una fianza y embargo de su cuenta. Los dirigentes de CCOO apelan a la solidaridad de los trabajadores, ignorando las exigencias de explicaciones sobre el dinero de la Caja de Resistencia.

Martes 5 de enero de 2016

FOTO: Joe Molina

José Antonio Hernández, Pepe, ha sufrido el embargo de su cuenta bancaria para hacer frente a la fianza que se le exije por responsabilidad civil, bajo la acusacion injusta de haber quemado una furgoneta.

Los hechos se remontan a los 8 meses de huelga que los trabajadores y trabajadoras de producción de Panrico llevamos a cabo durante octubre de 2013 y junio de 2014, con la intención de paralizar el expediente de regulación de empleo (ERE), que la empresa intentaba llevar a cabo para poder sanear la mala gestión comercial sufrida en los últimos años y preparar la venta a la multinacional Bimbo.

Como suele ser habitual en conflictos tan duros, se producen muchos momentos tensos, enfrentamientos con las fuerzas de seguridad del Estado e incluso con la seguridad privada contratada por la propia empresa, intentando hacer prevalecer la defensa de nuestros derechos como trabajadores que parecen no tener valor para nadie.

De uno de estos hechos que aún están por demostrar y por supuesto de forma totalmente injusta, surge la denuncia contra el compañero José Antonio como medio de amedrentar a los huelguistas. Se lo acusa de quemar una furgoneta y se le ha impuesto una fianza por responsabilidad civil de 3.000 euros, que supone el embargo de su cuenta bancaria.

Hasta aquí parece una maniobra más de parte de la patronal para infundir el miedo necesario entre los trabajadores y trabajadoras y conseguir esa “paz social”. Necesitaba de la represión legal contra los trabajadores, ademas de brindar a las direcciones sindicales burocratizadas aportaciones económicas; según documentos y sentencias que fueron apareciendo una vez finalizada la huelga y dejaban claro lo que los huelguistas llevaban tiempo denunciando.

Nos enfrentábamos a gigantes: la complicidad total entre esas centrales sindicales, la patronal e incluso el gobierno catalán con su actitud pasiva en las sanciones pertinentes a Panrico por vulneración del derecho de huelga reiteradamente, y además concediendo un crédito a la empresa con el que pudo pagar indemnizaciones con dinero público.

Los hipócritas dirigentes de CCOO llaman a la solidaridad: ¿Y el dinero de la caja de resistencia?

Durante la huelga se puso en marcha la Caja de Resistencia por parte de los trabajadores y trabajadoras, con cientos de iniciativas y actividades propias, sin la ayuda de los dirigentes sindicales ni de la mayoria del comité de empresa. Se llegó a recaudar importantes cantidades de dinero con un gran apoyo social, de otros colectivos y organizaciones políticas, de trabajadores y trabajadoras de otras empresas y también del movimiento estudiantil.

Este dinero se fue canalizando a través de la cuenta bancaria de la sección sindical de CCOO, de la cual los trabajadores no logramos tener un control puesto que no sólo lo gestionaba el responsable de esta sección sindical, sino que durante los casi dos años transcurridos no presentaron estados de cuentas, a pesar de las constantes explicaciones que exigían los huelguistas.

Al finalizar la huelga y siempre de palabra, nunca con documentos ni actas de acuerdo asamblearias, el presidente del comité de empresa Ginés Salmerón informó que quedaba algo de dinero en dicha caja y por decisión única y exclusivamente suya, sin someterlo a la asamblea, iba a ser empleado en sufragar los posibles gastos que pudieran surgir como resultado de las denuncias que la empresa tenía puestas contra algunos de los trabajadores.

Un grupo importante de huelguistas mostró entonces su disconformidad con esta decisión unilateral por parte de alguien que no movió un solo dedo durante la huelga para que la Caja de Resistencia pudiera ir en aumento y aportar algo de dinero a los hogares que permitiera mantener la lucha el tiempo necesario, pero como la finalidad de ese dinero parecía justa al final se dió por bueno.

La sorpresa e indignación de los trabajadores y trabajadoras, despedidos o no, salta ahora cuando otro de los artífices de esa traición, el delegado sindical de CCOO Félix Yela, hace un llamamiento a través de las redes en nombre de la “unidad” y por “los ocho meses de huelga que todos y todas llevamos a cabo por la lucha de nuestros derechos”, para que mediante aportaciones de 50 euros contribuyamos a hacer frente a los 3000 euros que se le reclaman al compañero en concepto de fianza, apelando a la solidaridad entre compañeros huelguistas.

Una solidaridad que ellos olvidaron no solamente dando la espalda a los trabajadores y dejándolos a su suerte, sino poniendo todos sus esfuerzos en minar y acabar con la huelga desde el primer momento. Exige además, la solidaridad de compañeros que gracias a su nefasta gestión de la huelga están en el paro con un futuro muy incierto. Mientras ellos mismos ocupan los puestos de trabajo de los despedidos hipócritamente llaman a la unidad de los trabajadores cuando lo único que han hecho es romper esa unidad.

Por tanto, ¿dónde está la “solidaridad” de la Sección Sindical y de la Federación Agroalimentaria de CCOO, con el compañero Pepe? ¿Por qué no vuelvan todo su gran soporte sindical y económico para solventar la fianza?

Solidaridad con el compañero Pepe

Evidentemente el compañero Jose Antonio merece todo el apoyo posible, como cualquier otro trabajador o trabajadora que sufra un ataque represivo del Estado y la patronal, y seguro lo va a encontrar, la solidaridad es una condición de los que nos consideramos parte de clase trabajadora.

Pero no por eso hemos de dejar de denunciar que la petición provenga de unos elementos que a fecha de hoy siguen sin presentar balance económico, que representan a Federaciones Sindicales que ha quedado demostrado que han recibido importantes cantidades de dinero por parte de la empresa para mantener esa “paz social” que está llevando a la miseria a los trabajadores. Por lo tanto también es comprensible escuchar voces de trabajadoras y trabajadores que exigen que tanto la cantidad reclamada al compañero como todo el apoyo jurídico y legal sea soportado por la propia Federación Agroalimentaria, pero estos siguen con el silencio por respuesta.

Capítulo aparte merece el modo de llamamiento a los trabajadores despedidos o no, en la terraza de un bar de una zona industrial próxima a la fábrica, donde dicen que van a presentar documentación del juzgado donde consta la cantidad reclamada y estado de cuentas del compañero para acréditar el embargo, cuando el problema por su importancia requiere una convocatoria de asamblea general de todos los huelguistas, donde se pudiera debatir el cómo y quién aporta la ayuda, pero quizás eso sea una actitud demasiado “democrática” para estos burócratas sindicales.

Aprovecho de nuevo la oportunidad para llamar a los trabajadores y trabajadoras en activo de Panrico a pensar seriamente en quien quieren que maneje su futuro, movilizarse desde dentro y actuar en consecuencia, organizados en asambleas democráticas y decisorias, y a los sindicatos alternativos a unificar esfuerzos para dar la vuelta a esta situación.

¡BASTA YA DE BURÓCRATAS SINDICALES CORRUPTOS Y VIVIDORES A NUESTRA COSTA!