Desde iniciado el corte de agua los antofagastinos viven confusión, por instinto juntamos agua, pero no iba a dar abasto para 5 días sin agua en una de las comunas más grandes del país. La empresa sanitaria mostró su inoperancia, falta de eficiencia y su profundo desdén hacia los más pobres de la comuna. Para responder a la envergadura de la crisis hizo falta un plan de emergencia y organizar la ayuda obrera y popular y el paro comunal urgente de todo trabajo no esencial.
Viernes 8 de diciembre de 2023
Durante el domingo en la noche empezó a fallar la presión del agua en diversos sectores del norte de la ciudad. El corte luego se empezó a extender sin tener ni información por parte del gobierno ni de la empresa sanitaria Aguas Antofagasta que permitiera ver seriamente la gravedad del asunto.
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La sanitaria Aguas Antofagasta, empresa concesionada al grupo colombiano Empresas Públicas de Medellín, entregó información confusa y errática. No solo omitieron información valiosa en momentos claves (como informar que podía verse afectada la distribución de aguas y preparar un plan de contingencia de emergencia), culparon del “accidente” que produjo el corte a un externo, cuando se trataba de un contratista de Aguas Antofagasta, además no contaban con los elementos para un servicio de abastecimiento alternativo el cual deben mantener por ley, es decir, no tenían ni los camiones, ni los estanques, ni el agua para responder a la catástrofe sanitaria provocada por ellos.
Pretenden abastecer a la ciudad, una ciudad de más de 400 mil habitantes, con camiones aljibes durante toda la semana. Una burla. Los camiones no llegan, los estanques están vacíos, se alargan las filas, se disparan los precios del agua embotellada, y las autoridades locales privilegian las polémicas baratas por la tele, antes que tomar medidas serias ante la crisis.
Desde el gobierno regional aplauden a la empresa privada por tirarnos migajas para lavarse la cara. Como por ejemplo, con la donación de Luksic, mediante la CCU, de 34 mil litros de agua embotellada, una cantidad que no alcanza ni para media taza para cada uno de los más de 260 mil afectados, según cifras de la propia Aguas Antofagasta. Pero mientras Luksic con una mano toca su corazón y nos regala 34 mil litros de agua, con la otra cuenta los millones de la empresa CCU, productora de bebestibles, justamente el bien preciado que más escasea, el cual es producido por este señor de manera industrial, que nos da miserables 34 mil litros.
Podemos decir lo mismo de la Coca-cola, que cuenta con una planta en Antofagasta donde se produce el agua Benedictino, ¿no debió reconvertirse esta industria para facilitar la distribución de agua en la ciudad ante esta crisis sanitaria? ¿Otro tanto no deberíamos hacer con las desalinizadoras que están regadas por toda la costa de la región y que alimentan a la industria minera?.
Adicionalmente, hay que plantearse críticamente el modelo de concesiones, especialmente en cuanto al sistema sanitario, del cual ya experimentamos lo crítico que puede llegar a ser éste en caso de fallar. Especialmente por que el modelo de Concesiones Sanitarias facilita a las empresas el aumento formal de costos y la reducción constante de la calidad del servicio para garantizar su negocio, con lo cual lo único que se logra es que ellos se llenen los bolsillos en base a un servicio precario, inestable, caro y, especialmente en momentos críticos, completamente deficiente.
Las autoridades señalan que presentarán una demanda por vulneración de los derechos de los consumidores, de Fiscalía que van a investigar las responsabilidades penales, el diputado Jaime Araya habla incluso de acabar con la Concesión de EPM, pero esto deja las cosas donde mismo, pues se la quitamos a EPM para pasársela a otra empresa, cuando lo que es necesario es acabar con el sistema de concesiones, no sólo acabando con la Concesión de EPM como dice el diputado Araya, sino que hay que nacionalizar las empresas sanitarias y acabar con ese negocio, garantizando el servicio no las ganancias.
Lo fundamental en estos momentos es el restablecimiento del servicio y que la gente no se quede sin agua. Aguas Antofagasta mantiene un plan de contingencia completamente deficiente que ha debido reforzarse con militares y camiones de otras comunas.
Esta deficiencia a tenido respuesta por parte de vecinos y organizaciones sociales quienes buscaron sus propios medios de abastecerse de agua y distribuirla entre los vecinos más vulnerables, como el caso de la Junta de Vecinos Lenka Franulic o de los Condominios Desierto Florido en Altos la Chimba. Estos son enormes ejemplos de ayuda obrera y popular para el resto de las organizaciones sociales, sindicales y de derechos humanos que actuamos en Antofagasta.
Hay autoridades, como el senador Pedro Araya, que pretenden ahogar esta posibilidad de organización imponiendo el orden militar mediante la dictación del Estado de Catástrofe, sin embargo lo que es necesario para dar respuesta a la crisis es el amplio despliegue de la población para deliberar y proponer medidas de emergencia para el caso, como son:
La región siguió funcionando durante esta crisis sanitaria, la minería y la logística, el comercio del mall, siguieron funcionando mientras en las casas no había agua para bañarse o para tomar el té, era necesario que paralizar todos los trabajos no esenciales, con salarios garantizados para todos los trabajadores, para poder concentrar todos los recursos y energías en resolver esta crisis.
Hizo falta que los grandes sindicatos mineros, portuarios, de la industria, del retail y el sector público organizaran un paro paro comunal para detener la producción. Así mísmo, y especialmente, los trabajadores de la educación pudieron cumplir un rol clave en la crisis organizando asambleas y abriendo los establecimientos que tuviesen agua para distribuir a los estudiantes y las poblaciones. Para eso era necesario poner en pie un Comité de Emergencia para la enfrentar la crisis sanitaria, conformado por organizaciones, barriales, sociales y sindicales de la ciudad, que se pongan a la cabeza de coordinar estas formas incipientes de organización y respuesta ante la crisis sanitaria como los ejemplos de la Junta de Vecinos Lenka Franulic o del Sindicato de Trabajadores y Profesionales de Ultraport en Puerto Mejillones que está recolectando agua para los trabajadores.