Familia, maternidad y derechos económicos. Todos los prejuicios que salieron a la superficie cuando trascendió la oferta del trapero Paulo Londra a su expareja y sus hijas. Columna de Cultura en El Círculo Rojo, el programa de La Izquierda Diario en Radio Con Vos FM 89.9.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Viernes 13 de mayo de 2022 01:10
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· El martes 10/5 el trapero Paulo Londra llegó a un acuerdo con su expareja sobre los cuidados y la manutención de sus hijas. La semana pasada había trascendido la oferta de Londra de 200.000 pesos mensuales en concepto de “cuota alimentaria”.
· ¿En qué anda Paulo Londra? Su última producción, la sesión con Bizarrap, ocupa el lugar número 2 de Spotify a nivel global. A Londra le va muy bien.
· La oferta y el acuerdo provocaron discusiones pero, sobre todo, hicieron salir a la superficie prejuicios que a veces creemos que están desterrados.
¿Qué dice la ley?
· La cuota alimentaria no se trata solo de alimentos, sino de todo necesario para vivir: educación, vivienda, salud, ropa, entre muchas cosas.
· Es una obligación que surge cuando se rompe una pareja (la mayoría, heterosexual) con hijos. Aunque el cuidado esté a cargo de un progenitor, en general la mamá, la responsabilidad sigue siendo compartida.
· La cuota es proporcional a las posibilidades económicas. Quien tiene más, aporta más. Y los chicos y chicas tienen derecho a mantener un nivel de vida similar.
· Además, Rocío Moreno pidió una compensación económica para ella. ¿Es un invento del feminismo? No, lo dice el Código Civil y Comercial: cualquiera de las partes a la que la separación le produzca un desequilibrio manifiesto que implica un empeoramiento de su situación puede reclamar una compensación.
· La abogada Natalia Volosin introdujo una pregunta sugerente en un artículo en Infobae, donde cuenta que Rocío Moreno abandonó sus estudios para acompañar a Londra en su carrera y criar a sus hijas. “La pregunta que debemos hacernos, entonces, no es si ella tiene que ser rica a costa de él, sino en cambio si él puede ser rico a costa de ella”, propone Volosin.
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Desigualdad y una montaña de prejuicios
· Somos iguales ante la ley, pero no en la vida real. La ruptura de una pareja heterosexual no es igual para una mujer que para un varón.
· Acá entran varias cosas: que las mujeres cobran menos (la brecha de ingresos por géneros fue de 30,6% a fines de 2021 según Indec); que dedican muchas horas diarias al trabajo de cuidados que no es remunerado (6,4 horas diarias, tres veces más que sus compañeros).
· “Doscientos mil pesos es un montón de plata”. Depende. Según el Indec, una familia necesitó 90.000 pesos para no ser pobre en marzo. La Junta Interna de Ate Indec calculó, incluyendo el alquiler, la canasta de consumos mínimos en $ 145.456. ¿Es un montón? Para la mayoría de la gente, sí. Para Paulo Londra, no.
· “Londra no tiene por qué financiar a ‘la mina’”. “Si quiere plata que vaya a laburar”. Rocío, como muchas mujeres con hijos e hijas, ya tiene un trabajo de muchas horas.
· Lo más peligroso de esta imagen de “mantenida” no tiene que ver con ella, que tiene más recursos que la mayoría. Lo peligroso es que justifique la responsabilidad exclusiva de las mujeres (de cuidar y mantener a sus hijos). ¿Lo hacen muchas? Sí. Según el Centro de Economía Política Argentina, el 85 % de los hogares monoparentales (que quizás deberíamos empezar a llamar monomaternales) está a cargo de una mujer y solo 1 de cada 4 recibe una cuota alimentaria. No es un mérito, es una desigualdad enorme.
· ¿Por qué está naturalizado que las madres queden a cargo de los hijos?
· Está instalado que los chicos y las chicas necesitan más a su mamá. Pero, salvo durante momentos vitales como el embarazo y los primeros meses, nada lo confirma. Solo una idea patriarcal: la capacidad biológica de reproducir la vida en nuestro cuerpo nos hace más proclives a las tareas del hogar y la familia. Literalmente no hay otra explicación.
· Sobre esa idea se construyen los prejuicios que mencionamos antes, la brecha salarial, la sobrecarga de trabajo no remunerado, abandonar los estudios.
· “Ella quiere quedarse con sus hijas. Lo hace porque quiere”. ¿Cuántas mujeres conocen que se separan y dejan a sus hijos al cuidado exclusivo del padre? Son pocas y todo el mundo lo comenta: se suele decir “abandonó a sus hijos”, sin atenuantes. Si un papá se hace cargo exclusivamente, se lo aplaude. Acá un paréntesis: es muy bueno que un varón sea responsable de la crianza de sus hijos e hijas, pero no es un favor a las mujeres, no necesita un monumento. Es algo que está bien, muchas mujeres reclaman y varios varones debaten.
· Cada vez que escuchemos eso, pensemos ¿por qué la mayoría de las veces es al revés? ¿Las mujeres hicieron un congreso planetario y se pusieron de acuerdo para que sea así siempre?
· Rocío Moreno llegó a un acuerdo con el padre de sus hijas, pero la mayoría vive en un mundo mucho más injusto y desigual. Y esa desigualdad no es “culpa” de un varón individual que se va, la responsabilidad puede estar en no cuestionar un prejuicio que los “libera” de una responsabilidad, que es compartida y no debería medirse en dinero sino en cuidado y en afecto.
· Las leyes son necesarias en esta sociedad para paliar algunas desigualdades, pero la vida no se puede cambiar con una ley, para eso hacen falta muchas más cosas. A lo mejor ese es el debate más importante.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.