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Red Internacional
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Ajuste. Perotti le declara la guerra a los esenciales de la salud

Autoridades provinciales confirmaron a SiPruS (Sindicato de Profesionales de la Salud) el descuento de los días de paro del mes de octubre. Además, el próximo 31 de diciembre se terminan los contratos de miles de precarios esenciales de la salud que estuvieron en la primera línea desde la hora cero de la pandemia.

Miércoles 1ro de diciembre de 2021 12:24

El Gobierno provincial alineado con los negociadores del FMI, está dispuesto a arrodillarse a los usureros de una deuda ilegítima pero no duda en arremeter contra los esenciales. Perotti y el Gobierno nacional ya decidió: acepta pagar una deuda contraída desde la última dictadura militar hasta el gobierno de Macri, y sobrecargar al conjunto pueblo trabajador para ajustar la salud pública, que la pandemia dio cuenta lo importante que es.

No sólo los profesionales viven este hastío. Los miles de trabajadores precarios de la provincia contratados por Covid van a ser cesanteados a partir del próximo 31 de diciembre. Aquellos invisibles que bajo contrato estuvieron en primera línea, realizando tareas administrativas, hisopando, vacunando, en los laboratorios, serán arrojados a la sumisión de los gobiernos hacia los usureros, que sin escrúpulos dejará en la calle a miles que arriesgaron su vida por la salud del pueblo.

Somos necesarios, somos esenciales, no descartables

La pandemia demostró la el lugar que debe nuestra salud. Es por esto que exigimos que dichos trabajadores sean reubicados en tareas estatales donde, como sabemos, el personal no sobra si no que falta.

Tanto para reducir las extenuantes jornadas que padecemos como para la operación logística y territorial de la salud pública, es indispensables que estos trabajadores precarios de la salud sean reubicados en el estado y que pasen a planta permanente de inmediato.

Una mención merece la asamblea que se realizaron los trabajadores del Hospital Gamen de Villa Gobernadores Gálvez que están siendo atacados bajo el mismo tinte político, que votaron parar este lunes.

Ese discurso épico con el que los gobiernos ensalzaron a los trabajadores de la salud, que si cumplen un rol esencial en la sociedad más aún en una pandemia, quedó de lado a la hora de definir este atropello. No somos descartables, siempre fuimos necesarios, tanto antes de la pandemia como después de esta.

Es que las meras palabras no resuelven años de desinversión en infraestructura de salud, sueldos sin pagar, vacantes que no se completan, falta de estabilidad laboral para los esenciales que se cargaron en sus hombros la pandemia en la primera línea, sumado a la precarización que viene acompañada de bajos salarios.

Ante este ataque y para defender la salud pública de toda la sociedad es necesario que los esenciales nos organicemos desde abajo, recurriendo a asambleas en nuestros lugares de trabajo, que discutan qué medidas llevar adelante, que dialoguen con la comunidad y que sean parte de una lucha que es por todos. Qué SiPruS convoque asambleas en cada hospital, en cada centro de salud, en cada dispositivo para convocar un paro provincial y cese de actividad de absolutamente todos y cada uno de los trabajadores, precarios y en planta, dialogando con el conjunto de la sociedad y el resto de los sectores que están siendo atacados por las medidas de ajuste del gobierno, para decidir democráticamente el destino de nuestra salud.

Dicha necesidad se vuelva más urgente aún ante las puertas de un acuerdo del gobierno nacional con el FMI que equivale como dijo descaradamente el diputado nacional electo por el Frente de Todos, Leandro Santoro, US$ 1000 por cada habitante de la población argentina, lo que traerá un brutal ajuste y más penurias para el pueblo trabajador.

Es esperable que funcionarios que se atienden en los servicios privados opten por desnutrir nuestra salud pública. Es que los privilegios son de aquellos que deciden a puertas cerradas el destino no sólo de la salud, si no de los intereses del pueblo trabajador que nada tiene que ver ni que envidiar de esta casta, porque estamos orgullosos del trabajo que realizamos.