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Red Internacional
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Nacional. Piñera envuelve al Frente Amplio en la trampa de los acuerdos

Tras ataques por vía administrativa, Piñera retomó la iniciativa de los acuerdos nacionales, dejando a la “oposición” nuevamente a la defensiva y fragmentada. El Frente Amplio cayó en la trampa, mostrando su impotencia para enfrentar a la derecha, más bien “dialogando” con ella.

Martes 3 de abril de 2018

Con una maniobra para retomar la agenda y no perder la iniciativa, Piñera confundió a todos y nuevamente puso a la “oposición” a la defensiva, con la reunión del Comité por la Infancia, electo a dedo por él mismo, el primer Grupo de Trabajo para los 5 acuerdos nacionales que planteó el piñerismo. Una nueva maniobra después de ataques bonapartistas (al pueblo mapuche con ley antiterrorista, a las mujeres ampliando la objeción de consciencia institucional y a los estudiantes con el fallo del TC avalando el lucro) que le permite retener la iniciativa en sus manos.

La trampa es más clara que el agua. 5 acuerdos (infancia, seguridad, salud, Araucanía y desarrollo) donde busca cambiar la agenda de los últimos años (educación gratuita, pensiones, etc.), bajo comisiones “pre-legislativas” electas a dedo por Piñera, que elaborarán propuestas administrativas y legales para avanzar en acuerdos en el Congreso. Son en su mayoría representantes de la derecha en el Gobierno y Congreso, y algunos “opositores” electos a dedo para trabajar en común, junto a algunas fundaciones. No es casual que dos viejos concertacionistas amantes de la “democracia de los acuerdos” (y de la “cocina” parlamentaria), como el DC Patricio Walker o Ricardo Lagos Webber (PPD), hayan participado.

Es peor aún que las comisiones tecnocráticas de la vieja Concertación, que con el concurso de algún que otro representante de algún organismo social buscaban envolver a los movimientos en las trampas de la conciliación con partidos empresariales del régimen.

¿Cuál fue la novedad? El Frente Amplio entró en la trampa, de la mano de Boric (Movimiento Autonomista) y Revolución Democrática (con Natalia Castillo). Según Boric, hay que llegar a acuerdos porque “son temas que no permiten mezquindades”. Saliendo de la primera reunión llevada a cabo en la tarde señaló: "esto en ningún caso puede ser una cocina, si fuese así seríamos los primeros en retirarnos. Acá nosotros tenemos un deber de participar de todos los espacios posibles para encontrar solución a esto".

Lo de los autonomistas y RD es la adaptación frenteamplista al diálogo social con la derecha, y legitimación de una trampa para confundir con “acuerdos”, y probar con ataques como los que vimos la semana pasada. De la retórica de “enfrentar a la derecha” Boric y sus amigos se pasan a “dialogar con la derecha”, tal cual la vieja Concertación. Su ejemplo es el clásico camino de buscar reformas pactando con el viejo régimen y sus partidos. ¿Acaso compartirán con Piñera en infancia que divida a menores en delincuentes y vulnerables? ¿Acaso comparten seguir inyectando fondos públicos a empresas millonarias que operan el 97% de los centros de menores, cuna de los abusos?

Esta política conciliadora fortalece el discurso de “centro” de Piñera que lo usa para confundir al movimiento de masas, y lleva agua al molino de la estratagema derechista que consiste en intentar cambiar la agenda bajo acuerdos truchos, desactivando cualquier oposición en las calles, y ganar tiempo y un clima favorable para implementar su agenda de mayores ataques.

Con esta trampa no solo envolvió al FA bajo sus principales partidos (MA-RD), sino fragmentó la “oposición”, tanto en la Nueva Mayoría como al Frente Amplio. La PS Maya Fernández (presidenta de la Cámara de Diputados) rechazó la invitación, ubicándose a la izquierda del propio Boric. Otros acusaron que era la “cocina de Piñera”. La bancada PS decidió no asistir a instancias “extraparlamentarias”. El PC también rechazó estas instancias fuera del parlamento. Dentro del FA algunos sectores salieron a rechazar la participación, centralmente del Partido Humanista (PH). Pamela Jiles disparó contra Boric y los “incautos que andan volando bajo”, y denunció que “este supuesto acuerdo nacional, intenta reemplazar, suplantar, al Congreso Nacional que es la única instancia soberana".

La política de los "acuerdos" de Piñera, encontró su pata izquierda en el régimen y en el parlamento, de la mano del Frente Amplio de Boric y Jackson. Esta supuesta alternativa de los acuerdos y la colaboración con gobiernos y partidos del régimen, es la vieja receta ya cocinada de la muerta Concertación. Si bien, el Humanismo rechaza por izquierda la política abiertamente colaboracionista de Boric y RD, poniendo al Congreso Nacional como “la única instancia soberana”, lleva el centro de su acción de los palacios presidenciales a los salones de las cocinas parlamentarias, y no la lucha de clases para confrontar a esas viejas y enemigas instituciones que sirven los intereses empresariales, verdaderos refugios de "soberanía" de la clase capitalista.

La oposición a Piñera no vendrá de un frenteamplismo de colaboración y de una renovación socialdemócrata, que mientras habla de luchas y movimientos, lleva adelante una estrategia de colaboración con los partidos del régimen. La oposición vendrá de la fuerza de los lugares de trabajo, universidades, poblaciones y en las calles, de forma completamente independiente a los partidos del régimen, fortaleciendo una alternativa anticapitalista y de independencia política de los trabajadores. Las movilizaciones de estudiantes universitarios (CONFECH), secundarios (CONES-ACES) y de profesores, así como del movimiento NO+AFP, convocadas para el 19 y 22 de abril, deben ser un paso en articular esa gran fuerza social de oposición, independiente al régimen y sus partidos.