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Seguridad. Pistolas taser en Chile: ¿armas no letales para el control de la delincuencia o más facultades represivas a policías que no resolverán el problema de la seguridad?

Pistolas taser en Chile: ¿armas no letales para el control de la delincuencia o más facultades represivas a policías que no resolverán el problema de la seguridad?

Martes 4 de febrero

Uno de los últimos capítulos de la eterna discusión sobre seguridad tiene que ver con la facultad o no de utilizar pistolas taser, consideradas “armas no letales” para carabineros y policías municipales. A favor de esta posición se encuentra la derecha, el gobernador metropolitano Claudio Orrego, y el propio gobierno que ha asegurado en palabras de la subsecretaria de prevención del delito Carolina Leitao: “son armas de menor efecto letal, pero podrían ser letales también y, por lo tanto, requieren de una capacitación y de protocolos de uso muy específicos", esto en el marco de la discusión del proyecto de ley que fortalece el rol de los funcionarios municipales en materia de seguridad.

Más allá de los recaudos que pone la subsecretaria, el tono y el contenido del debate sigue el mismo tenor que siempre: más facultades, nuevos instrumentos de represión y centrar toda la discusión en el papel de las policías.

Mientras no se discutan los problemas de fondo, como la vinculación de las organizaciones del crimen organizado con las estructuras de poder constituido como los jueces, policías, políticos o grandes empresarios, o como la precarización laboral y de la vida en los sectores populares, en poco y nada resolverán la inseguridad las medidas represivas que en el Parlamento se discutan.

Ahora bien, yendo al meollo de la discusión específica sobre las pistolas taser, ¿qué son estas “armas no letales” y qué implican?

Una pistola taser es un arma de electrochoque, generalmente utilizada para su uso en distancias cortas y medias (aproximadamente entre un forcejeo cuerpo a cuerpo hasta unos 10 metros máximos de distancia). Es decir, opera como un “arma intermedia” entre un bastón retráctil o luma y una pistola antidisturbios, de balines u otra arma de “disuasión” (que como bien sabemos han sido utilizadas para herir violentamente a manifestantes con los cientos de casos de víctimas de trauma ocular incluso llegando al punto de asesinar como ocurrió con Cristián Valdebenito, quien murió producto de un impacto de lacrimógena en su cabeza).
La pistola taser genera una serie de descargas eléctricas que “confunde” a los músculos de quien recibe las descargas y los inmoviliza.

Ahora bien, el uso de este armamento ha sido ampliamente criticado por organismos internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional, quienes han señalado que: ““El problema de las Taser es que se prestan de forma inherente a cometer abusos, ya que son fáciles de llevar y fáciles de utilizar, y pueden infligir un fuerte dolor con sólo pulsar un botón y sin dejar señales importantes”, en palabras de Ángela Wright, investigadora de Amnistía Internacional en el marco de un informe internacional realizado por este organismos respecto a la utilización de las pistolas taser en Estados Unidos.

Estas armas son utilizadas en dicho país, como también en Francia, en Argentina, Australia y otros.
Respecto al debate en Chile, Amnistía Internacional Chile ha señalado que: “entendemos la preocupación por la crisis de seguridad en el país y la región, pero nos preocupa el tono que está tomando el debate y la ausencia de aspectos claves al hablar de armas ’menos letales’, ya que se están minimizando los riesgos y las consecuencias de su uso”.

Pero eso no es todo. Incluso el Comité Contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas señaló que estas armas provocan un dolor intenso que constituye una forma de tortura y que incluso en algunos casos puede provocar la muerte.

Y he ahí un punto clave de la discusión: estas armas catalogadas de “no letales” sí han causado asesinatos y muertes producto de su utilización. La experiencia internacional respecto a casos de “muerte súbita por retención” es bastante gráfica: ha habido decenas de estos casos.

De hecho, entre el 2002 y el 2014 se produjeron 602 muertes registradas por el uso de estas armas. De hecho, la misma Amnistía Internacional señala que a nivel mundial del total de los casos de asesinados por el uso de pistolas taser, el 90% eran personas que se encontraban desarmadas.

La utilización de estas armas en Argentina también generó amplios debates el año 2023 producto de la experiencia internacional. Donde, Victoria Darraidou, coordinadora de Seguridad Democrática y Violencia Institucional, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), fue categórica en el periódico Página 12: “Estos dispositivos pueden provocar la muerte". Insistiendo en el factor de la letalidad, Imsael Jalil, abogado de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional, señaló para el mismo medio: “Las Taser ya registran casos de muertes en los últimos años en Estados Unidos y en Australia (…) en el manual -sostiene Jalil- dice que se trata de ’un arma menos letal’, ponen la palabra ‘menos’. No se habla de que sean ‘no letales’.”

Y todo esto sin considerar que hay personas que por diversas condiciones físicas son todavía más vulnerables a la aplicación de estas armas.

Todos estos aspectos de la discusión parecen no estar al centro del debate. De fondo, con taser o sin taser, la seguridad no será resuelta. Y con nuevo armamento, las policías, que ya han sido reforzadas y protegidas por el régimen político, tendrán mayores facultades, capacidades e impunidad para reprimir. Quienes pagan los costos de esto son los sectores populares. Esta historia ya la hemos visto, por ejemplo, con la aplicación de la ley Naín Retamal, que en nada ha servido para frenar la violencia del crimen organizado, sino que ha sido un justificatorio para que jóvenes de sectores populares sean asesinados impunemente por carabineros.