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Poder dual: contrapuntos entre Lukács y Trotsky y un excursus sobre la “teoría crítica”

Sergio Abraham Méndez Moissen

Poder dual: contrapuntos entre Lukács y Trotsky y un excursus sobre la “teoría crítica”

Sergio Abraham Méndez Moissen

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El presente texto es una reflexión desde México a propósito del último artículo de Matías Maiello “Apuntes sobre la lucha ideológica más allá de la restauración burguesa” que fue un insumo para la Conferencia Internacional de la Fracción Trotskista 4 Internacional.

Matías Maiello propone en la introducción del texto fundamentalmente cuatro ideas. Una especie de brújula sobre los tiempos, que están vertiginosamente ocurriendo. Por un lado, vivimos el tiempo de la intensidad política (desde el intento de toma del capitolio por los partidarios de Trump, así como la guerra en Ucrania, el genocidio Palestino y otros como el ascenso de Milei) y, con ello, los socialistas debemos poner en el centro la lucha ideológica (como parte de la lucha por la hegemonía). En segundo lugar, la propuesta para los socialistas del siglo XXI es defender ideológicamente la idea de “socialismo desde abajo” y me parece una forma creativa para presentar a miles o millones el tipo de proyecto comunista que defendemos y que nos une en el siglo XXI. En tercer lugar, la propuesta de Matías es de difundir la idea de poder proletario comunista, diferenciándonos de lo que fue y es el estalinismo, de forma sencilla, pero con todo el contenido para ser comprendido por millones en un tiempo donde el sentido común (el nivel de conciencia) equipara el comunismo con el estalinismo (todo lo que ya nosotros sabemos que significa). Finalmente, Matías propone que debe tener un contenido concreto la idea de “socialismo desde abajo” tener un contenido concreto con las reflexiones de León Trotsky sobre el poder soviético (planificación económica, colectivismo) y los soviets (poder dual). El texto de Matías ordena en el terreno teórico las tareas de lucha ideológica en estos momentos dinámicos. Vale la pena entonces, volver a la historia para aportar a la reflexión.
Ahora va un aporte.

Sobre el poder dual y los consejos obreros: Lukács y Trotsky

Matías Maiello dialoga en su texto con la monumental obra histórica y teórica de Ernest Mandel, Consejos obreros, poder dual y autogestión (1974). Dicho libro es un compendio histórico y teórico sobre las experiencias de poder dual y consejos obreros, que habría que analizar de forma crítica y realizar un balance.

El libro me parece, que es de referencia obligada en el tema. Primero, porque (por la positiva) muestra un compendio de documentos y de experiencias concretas y reales de poder dual (experiencias que recorrieron la historia del siglo XX en Europa Occidental, China y el Mundo Musulmán), pero, por otro lado (el aspecto crítico), es que en la introducción de Mandel se deja entrever que el compendio (en el que publica los textos de Gramsci sobre Italia, de Lukács y Korsch, así como de Mao Tse Tung en China) no deja claro, de forma contundente, que en el sistema de pensamiento de León Trotsky (visión de mundo) el poder dual (como forma que adquiere el punto más alto de toda revolución) fue visto de forma totalizadora y es un punto central de la estrategia revolucionaria (no una excepción, sino la tendencia objetiva de la realidad misma del capital); es decir, Mandel pone en el mismo nivel las reflexiones de Gramsci, Lukács, Mao y muchos otros con las de Trotsky. Aquí estaría la principal crítica, pues Mandel no explica que el poder dual en el pensamiento de Trotsky, como germen de poder y gobierno proletario, fue parte central dentro de un sistema complejo de pensamiento y de la estrategia global de la revolución (Programa de Transición y TRP). En el pensamiento de Trotsky se trata de un elemento central (junto al partido de la revolución) de una estrategia global.

En tanto en autores como Lukács el poder dual es algo secundario y hasta contradictorio. En el caso de Gramsci podemos pensar, que es más bien una reflexión histórica coyuntural, pero no podemos decir que está en su sistema de pensamiento como algo nodal (su gran aportación es, más bien, la peculiaridad de la revolución en “occidente”). En ese sentido, como si afirma Matías en su texto Trotsky vio con total claridad, que la dualidad de poderes es el punto más alto de una lucha revolucionaria y le dio todo su peso en su sistema de pensamiento y en la estrategia global de la revolución: el poder dual como organismo de poder contra el capital es una tendencia del siglo XX, que se enfrentó a las burocracias sindicales y al estalinismo durante el siglo XX.

Para poner un ejemplo de cómo en los autores que publica Mandel (como Lukács y Gramsci) en su antología el poder dual no puede ponerse al mismo nivel que lo reflexionado por Trotsky, hablemos del autor que influyó a Thomas Mann en su novela La montaña mágica. Lukács (en el cruce del marxismo occidental y en el marxismo de la III Internacional) y, aunque su defensa teórica del poder dual fue real, se encuentra lejos de estar en el centro de una estrategia global de la revolución en su sistema de pensamiento.

Para el autor de Historia y conciencia de clase (1923) que admiró al alemán Lévine y al húngaro Otto Korvin (dirigentes de la República de los consejos obreros de Baviera y Budapest) tenía que quedar claro para las próximas generaciones, que el poder dual debía remplazar teóricamente el sistema capitalista. Ya en su Historia y conciencia de clase Lukács se refirió al consejo obrero, órgano del poder dual, como el más elevado órgano de lucha proletaria, el punto más alto de organización y conciencia del proletariado, que se manifiesta con su propio poder, su propio estado:

El mero hecho de que toda revolución produzca el órgano de lucha del proletariado entero capaz de desarrollarse hasta ser órgano estatal, el consejo obrero, y de que lo produzca de un modo cada vez más radical y consciente es, por ejemplo, una señal de que la conciencia de clase del proletariado se encuentra en este punto en situación de superar victoriosamente la naturaleza burguesa de su clase dirigente. [1]

Lukács, a diferencia de ciertos autores que se refugiaron en la reflexión teórica desligada de la estrategia política, había vivido en carne propia la constitución del poder dual en Alemania y Hungría entre 1918 y 1919. A los 23 años, en febrero de 1919, participó del Comité Central del Consejo como vicecomisario del pueblo y de educación y cultura, lo que lo llevó posteriormente a la clandestinidad y al destierro y, a pesar de su experiencia de vida en esas situaciones revolucionarias, el soviet no fue un espacio especial de su reflexión teórica. Al contrario: esas afirmaciones no le permitieron romper incluso con el estalinismo, aunque él mismo sufrió persecución y censura. Como bien señaló Edson Santas en su artículo “Notas sobre Lukács y el estalinismo” éste no rompió, finalmente, con el termidor soviético.

A pesar de dicha afirmación, él junto a Eric Hobsbawm se negaron a apoyar la insurrección obrera de Budapest en contra del totalitarismo estalinista de 1956, que causó un sisma en el movimiento comunista internacional teniendo, como consecuencia, la ruptura de diversos intelectuales como Raymond Williams o E.P. Thompson del comunismo estalinista u oficial. En ese sentido, no son iguales Trotsky y Lukacs y Mandel las obvia (junto con los demás autores mencionados) en su antología o al menos no las pone en contexto. En cambio Trotsky, en el Programa de Transición logró sistematizar así una teoría de contrapoder. Ahí Trotsky afirma, que:

A partir del momento de la aparición del comité de fábrica, se establece de hecho una dualidad de poder. Por su esencia ella tiene algo de transitorio porque encierra en sí dos regímenes inconciliables: el régimen capitalista y el régimen proletario. La principal importancia de los Comités de Fábrica consiste precisamente en abrir un período pre-revolucionario, ya que no directamente revolucionario, entre el régimen burgués y el régimen proletario. Que la propaganda por los Comités de Fábrica no es prematura ni artificial, lo demuestra del mejor modo la ola de ocupación de fábricas que se ha desencadenado en algunos países. Nuevas olas de ese género son inevitables en un porvenir próximo. Es preciso iniciar una campaña en pro de los comités de fábricas para que los acontecimientos no se tomen de improviso. [2]

El poder dual (contrapoder creativo) como oposición al campo de extermino

Ahora bien, vayamos a un “excursus” sobre la “teoría crítica”. Algunos autores han sido recibidos en la academia (aunque cada vez menos) y podríamos hacer una referencia sobre ello en este momento de lucha ideológica. Si Trotsky se concentró en los problemas de la estrategia revolucionaria en el siglo XX y logró entender, como ningún otro marxista, el problema crucial del poder dual (con todas las características que comenta Matías) le teoría “crítica” se refugió en el "campo de exterminio" como el centro de su reflexión ,llegando a la conclusión de que Auschwitz, en Alemania, es ni más ni menos lo que permite comprender el siglo XX.

Según el historiador italiano Enzo Traverso en su Á feu at á sang: De la guerre civile européenne 1914-1945 (2009) existen dos grandes prefiguraciones culturales del siglo XX: Marilyn Monroe y Andy Warhol, por un lado, y el campo de concentración de Auschwitz, por el otro.

Si bien Perry Anderson determinó que el marxismo occidental se alejó de las cuestiones de estrategia política, ajustó su reflexión en temas no discutidos en el marxismo de la época anterior especializado en las cuestiones de estrategia política. Esta tradición, podemos decir, radicalizó la idea de que el siglo XX es el siglo del mal. Con el siglo XX, el corto “siglo XX”, existió una modificación de nuestras categorías políticas, ideologías y construcciones simbólicas, que modificaron, en esencia, a la modernidad y configuraron una nueva subjetividad. El nacimiento del concepto de totalitarismo, la simbiosis entre política y violencia (amigo y enemigo según Carl Schmitt), estado de excepción (Agamben) de la política partisana, la re-definición de la soberanía, del poder, la industria cultural entre nuevos conceptos ha llevado a la construcción de un cierto topos del siglo XX, el del mal, el totalitarismo extremo, de las violencia política sin reglas, el de la solución final, el de la propaganda fascista y estalinista, el del genocidio.

Si bien, este corpus teórico no es homogéneo, es un hecho contundente que este tipo de reflexiones teóricas han puesto un mayor énfasis en un hipotético topos del mal. Entre Hanna Arendt, y su reflexión sobre el totalitarismo y la banalidad del mal, a la idea de la industria cultural de Theodor Adorno y Max Horkheimer, pasando por la teoría de la unidimensionalidad del hombre según Herbert Marcusse, el siglo XX es el siglo de las grandes catástrofes humanas y en él, el campo de concentración se ha convertido en el más emblemático y significativo lugar de reflexión teórica. Según el especialista Enzo Traverso, Auschwitz (ejemplo paradigmático y demencial de la violencia nazi) se caracterizó por la fusión de paradigmas institucionales de la llamada sociedad moderna:

"La fábrica de la muerte dispone de una administración racional fundada sobre los principios del cálculo, de la especialización, de la administración de tareas en una serie de operaciones parciales aparentemente independientes pero entrelazadas”. [3]

La experiencia concentracionaria nazi fusionó la fábrica (el taylorismo) y el funcionamiento burocrático (Max Webber), la guerra colonial (Césaire) en una verdadera máquina de la muerte. Podemos decir que este modelo de destrucción de la vida motiva a una serie de intelectuales a desarrollar la idea de que el mal y la banalidad del mismo es el topos emblemático del siglo XX. Con ello la aniquilación de personas podría hacerse de forma industrializada, si la guillotina es un invento de la razón del siglo XIX, el campo y su complejidad estructural de fusión de paradigmas de opresión llevados al extremo es una radicalización extrema del poder del sistema mundo capitalista.

La recurrencia del genocidio industrializado de la modernidad occidental por medio del campo de concentración y la llamada “solución final” (aniquilamiento concentrado de personas) nos hace concluir que, efectivamente como lo planteó W. Benjamin en sus célebres Tesis sobre la historia (1940) la “excepción es la regla”; sin embargo, en diálogo con este corpus intelectual, además de la recurrencia a la aplicación del genocidio industrializado también podemos decir, que hay una regla que no se ha analizado en su totalidad: lo que hemos llamado el topos del poder dual o la recurrencia a la dualidad de poderes en el siglo XX, que, al igual que la experiencia del mal (según Hanna Arendt) se extendió como una “regla” en el siglo XX y después.

En ese sentido la teoría de Trotsky sobre el poder dual concentra el siglo XX como teoría que nace de la experiencia y generaliza sus principales características. Si para la teoría crítica el campo de exterminio es el más alto grado de concentración de poder destructivo, para la burguesía el poder dual es el poder concentrado, temporal, de la más alta creatividad del proletariado y las clases populares como germen de la sociedad comunista: una situación revolucionaria que requiere el elemento subjetivo. El doble poder es el lado dialéctico opuesto a la solución final: el más genuino poder creativo de una sociedad. Solo ese aspecto me hace recordar el texto “del gran sueño, que han atribuido a Trotsky, pero que no es de él “No hay ciudadano que no se sienta libre de decir en cada momento su conducta y su porvenir. Surge entonces, de lo más profundo de Rusia, un inmenso grito de esperanza, en esa voz se mezcla la voz de todos los desesperados, los humillados, los desdichados. En Moscú, los obreros obligan a sus dueños a aprender las bases del nuevo derecho obrero.” [4]

En ese sentido la teoría crítica se concentró en los aspectos reaccionarios del siglo XX y Trotsky nos regaló una concepción teórica del poder y de la emancipación revolucionaria. Estas son ideas que solo surgieron a raíz de la lectura. En ese sentido el poder dual vendría a ser el espacio más profundo de emancipación y donde el poder se enfrenta descarnadamente.


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NOTAS AL PIE

[1Lukács, Gyorgy, Historia y conciencia de clase, varias ediciones. Disponible en https://www.marxists.org/espanol/lukacs/1923/hcc.pdf consultado 05/04/2024.

[2Trotsky, León, Programa de Transición, varias ediciones. Disponible en https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1938/prog-trans.htm consultado el 05/04/2024

[3Traverso, Enzo, La violence nazie, une généalogie européenne, París, La fabrique éditions, 2002, p. 51.
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