La tierra de los mil caballos es un poemario que homenajea a Patti Smith y sus Horses. Es una lectura y una reescritura de la obra de Patti, una apropiación de su voz para volverla otra. Escrito por Gabby De Cicco, poeta rosarine, compartimos aquí los primeros poemas del libro. Para quienes se queden con ganas de más, el 6 de diciembre De Cicco estará en Capital Federal presentando su poesía reunida, bajo el título de Transgénica. La cita es en Lavalleja 924 a las 19hs.
Sábado 30 de noviembre de 2019 00:00
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Jesús
Jesús murió
Jesús murió por los pecados
de alguien
pero no
por los míos
Suena la voz
como oración suprema
mientras los caballos en el campo
corren mansos
Los caballos se trizan como espejos
en la pampa
pero no suenan horses
Horse
es más caballo
es potro al viento
de aliento largo
…
Pastan los caballos
mientras suena la acústica,
resuena en doble riff.
Ripio en la palma de la mano, suena.
Se lee como líneas en la mano la música.
Ambigua. Ambidiestra.
Suena con percal y retumba
la electricidad sobre el río.
Suena la tierra
como polaroid neoyorkina.
Seguimos a la voz canícula como guía.
Voz de bruja. Voz de gurú.
El horizonte se ilumina
y el cielo se abre en dos, o en tres.
Explota el riff
la voz crece
desde la tierra de las mil danzas.
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El hotel Chelsea, irreconocible,
al fondo de la noche.
Apenas tres letras iluminadas
dan cuenta de los fantasmas.
Y aún así
el cuervo gótico insiste, explora aún
los límites del cielo. La garganta misma del diablo.
Tierra y yonquis escondidos en la calle 23
o aún comiendo en las mesas de “El Quijote”.
Ginsberg pensó que era un exquisito y bello muchacho.
No la besó.
Tan solo le pagó el sándwich de su entrada al trono beat.
…
Fotos pinchadas en la pared.
No es ritual de vudú sino de abrirse hacia el infinito.
Robert le decía: “Nadie ve como nosotros, Patti”.
Y la visión se expandía, bajando, hacia el East River.
La densa saliva del amor. La densa saliva
pegándose al glande perdido en la furia de la noche.
No es amor
lo que busca, si algo busca.
Si hacia algún lugar va.
No es amor. Es fábrica en el recuerdo
junto al río. Canto de sirenas.
Meadas al borde del mapa de la ciudad.
New York estaba abierta de piernas,
y ellxs se la cogieron.
…
a Fede Rodríguez
A.C.A.B
Estamos afuera de la sociedad
“en los oscuros patios de la bastardía”,
con la revolución danzando
en nuestras lenguas.
Dios ha muerto
pero no el punk.
…
I
Yo no soy nadie y aún así seré tu Rimbaud.
Tan muchachito entre tus piernas,
tan abierta y húmeda entre tus sábanas.
Seré como un mantra que dice
esta verdad: la poesía acaba rápido,
y todo lo que escribimos es
mentira.
Yo no tengo mucho que decir
solo tengo aquellos muertos que dejé atrás
para ir hacia Abisinia.
La muerte comiendo la pierna.
Muero entre tus brazos.
¡Qué hermosos sos, qué hermoso!
apenas mordiéndote el labio inferior,
unos bucles más y sos Mapplethorpe.
En él tu descendencia.
Ambos tienen la mirada feroz de los amantes
al umbral de las visiones más salvajes.
…
II
Hablame, por favor, contame un cuento
que me ayude a dormir.
Hablame, contame de tus amores,
de Paul, el de la bella sonrisa saturnal.
Miranos, somos de alguna manera vagabundxs.
Cuando se tiene hambre y sed
siempre hay alguien que llega y te echa a patadas,
y terminás cruzando un mar
de lágrimas calientes.
Allí mueren quienes buscan refugio.
Habría que entender la muerte de otra forma.
Habría que raparse la cabeza como cuando
murió tu hermana. Habría que amar
hasta que acabe el mundo conocido.
…
III
Tengo visiones, igual que Johnny.
La tripa revuelta. Tan golpeada la revolución.
No veo salida pero veo
la puerta por donde dicen que saldremos.
Gloria a dios, su nombre repetido. Gloria es mía, chicos.
Ni Jim ni van Morrison. G L O R I A es mía.
Yo soy su Rimbaud. La despierto comiéndola de a poco.
La poesía, un fuego sagrado.