Claudia Sheinbaum invitó al gobierno del Estado Español a ofrecer disculpas públicas ante este 12 de octubre. La ultraderecha latinoamericana en voz de Milei reivindica la fecha como un “hito civilizatorio”. México, como otros progresismos tardíos latinoamericanos, condenan el genocidio histórico.
Martes 15 de octubre
Imágenes de palacios gubernamentales, de reyes, primeros ministros, presidentes, secretarios de Estado, de actos oficiales a toda pompa se intercalan con otras de niñas y jóvenes de China, de la Guerra de Independencia de Argelia, de niños y adultos esclavizados en el Congo por la corona belga. La explotación, el saqueo, la opresión de pueblos enteros muchas veces en nombre del derecho divino de las monarquías parasitarias, otras en nombre de la doctrina Monroe. Es el video proyectado en la “mañanera del pueblo” en Palacio Nacional el viernes 11 de octubre.
“Ofrecer disculpas públicas por crímenes de lesa humanidad es una responsabilidad histórica que busca la reconciliación por agravios del pasado. Este acto respeta la dignidad de los pueblos y reconoce el derecho a la verdad. Enaltece a quien admite el daño hecho a otras naciones” publicó la presidenta Sheinbaum en redes.
En la arena política fría y dura las tensiones con la monarquía española -rancia, parasitaria, corrupta- y los gestos de la Cuarta Transformación hacia los pueblos originarios en México, como el de 2021 cuando el entonces presidente López Obrador en Sonora criticó “las guerras de exterminio” emprendidas durante el porfiriato contra pueblos indígenas como los yaquis, los mayos y los seris, como continuidad de la brutalidad de la colonización, se entrelazan.
El distanciamiento en el terreno diplomático entre México y el Estado Español inició en marzo de 2019, cuando López Obrador envió a Felipe VI una carta para que “pidiera perdón por los abusos cometidos durante la conquista”. Se reavivó el encono cuando la presidenta Sheinbaum no le envió invitación al monarca a su toma de protesta.
La derecha bramó. Enrique Krauze, intelectual y director de la revista Letras Libres alineado con la derecha mexicana, calificó a la diplomacia de la Cuarta Transformación como “de cantina”.
Fidel Castro tenía sentido histórico (y sentido común) en su diplomacia. Hasta eso hemos perdido en México. La nuestra es una diplomacia de cantina. Qué pena. pic.twitter.com/2vvSmm4Si5
— Enrique Krauze (@EnriqueKrauze) September 25, 2024
En la revista Nexos publicaron “España es uno de los diez principales aliados, socio comercial e inversionista en México, ¿qué sentido tiene ofender a un aliado tan relevante con el que compartimos un pasado histórico común?”, en un artículo firmado por Oscar Cruz Barney, investigador del Instituto de Ciencias Jurídicas de la UNAM. Su argumentación: la firma en diciembre 1836 del tratado de Santa María-Calatrava, en el cual el país peninsular reconocía la independencia de México y se acordaba “olvidar para siempre las pasadas diferencias y disensiones […] y olvido total del pasado”, y porque en el virreinato de Nueva España los territorios se conocían como “reinos, Estados, provincias y señoríos de las Indias”. Como si la denominación formal hiciera desaparecer en un acto de magia el genocidio de los pueblos originarios, su sojuzgamiento y el saqueo de sus bienes comunes naturales.
La tensión diplomática con la corona española, según Cruz Barney, es un distractor para sacar el foco de los grandes problemas de México: “inseguridad, militarización, narcotráfico, una corrupción rampante y el rompimiento del equilibrio de Poderes”. Una declaración de amnesia de la responsabilidad que le cabe al PAN y al PRI, por el despliegue de militares en tareas del orden civil, encuadrado en la llamada “guerra contra el narcotráfico” lanzada en 2006 por Felipe Calderón siguiendo las instrucciones de la Casa Blanca, de la histórica colusión entre las fuerzas armadas y el crimen organizado, de las prácticas de corrupción intrínsecas de la democracia liberal.
Partidarios de la monarquía en México hubo en todas las épocas. Los intelectuales orgánicos de la derecha neoliberal son herederos de los conservadores que luego de perder la Guerra de Reforma (1858-1861) contra el liberal Benito Juárez, trajeron a Maximiliano de Habsburgo y lo nombraron emperador de México.
Los usos de la historia en la Cuarta Transformación
La apelación de Sheinbaum a la corona española se hace eco de múltiples visiones críticas sobre la llegada de los europeos al continente americano, con su ola de muerte y destrucción de los pueblos originarios, y que en los últimos años se amplió, como las ondas de un lago cuando cae una piedra sobre su superficie, con la lucha contra el racismo en Estados Unidos que, con el movimiento Black Lives Matter, irradió hacia distintas latitudes y llevó al derribamiento de estatuas de “conquistadores” y traficantes de esclavos de los albores del sistema capitalista.
En voz de la mandataria de México también se hace eco del libro Epistemologías del Sur, editado por Boaventura de Sousa Santos y Maria Paula Meneses, uno de los pilares del proyecto educativo de la Cuarta Transformación ─la revolución de las conciencias, la transformación pacífica─ que retoman el concepto de “la colonialidad del poder y del saber”, un patrón de “dominación global del sistema mundo moderno”, de Aníbal Quijano (1928-2018), sociólogo y académico peruano y uno de los referentes del pensamiento decolonial.
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Un año que lo cambió todo: 1492. Para distintos referentes decoloniales marca el inicio de la Modernidad con la llegada de los europeos a América, que pone en el centro la cuestión del racismo como un patrón de poder central, el discurso y la educación como las vías de cambio, una reducción de la colonialidad a una cuestión de corte epistemológico, sin ver la necesidad de atacar las causas estructurales de la opresión imperialista sobre tantos países, la dependencia económica y la injerencia en la política, las políticas migratorias y de "seguridad". Marx ─denostado por esta corriente de pensamiento por ser europeo─ interpreta la colonización como central en el proceso de acumulación originaria del modo de producción capitalista.
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El último día de su mandato, el ex presidente López Obrador firmó la reforma constitucional en materia de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanos, en la cual se los reconoce como sujetos de derecho público con personalidad jurídica y patrimonio propio. Sin embargo, están éstos seguirán abandonados entre la población más pobre y en situación de pobreza extrema; con menos acceso a servicios básicos y al agua potable, condenados al rezago educativo, enfrentando desplazamientos y desapariciones forzadas, expoliación de sus bienes comunes naturales, incluyendo sus territorios, y afectados de forma negativa por megaproyectos como el Tren Maya.
La presidenta se desmarca en el ámbito político e ideológico de los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN, como lo hizo su antecesor. Pero los discursos anticolonialistas ─desplegados para institucionalizar el repudio al genocidio y el saqueo de América─ y los gestos diplomáticos, no ponen en cuestión las multimillonarias ganancias que se llevan las trasnacionales del Estado español de territorio mexicano. Onur Genç, CEO de BBVA, en el XV Foro Financiero organizado por el diario Expansión y KPMG, el pasado 7 de octubre, sostuvo que: “nuestra perspectiva para México sigue siendo sólida y estable”, en referencia a la reciente volatilidad previa a la toma de protesta de Sheinbaum, un apoyo implícito al nuevo gobierno.
Como señalamos en esta nota, “empresas como BBVA, Iberdrola, Repsol y otras compañías energéticas y bancarias siguen acumulando gigantescas ganancias a costa de los bienes comunes naturales y la precarización laboral en el país”. El saqueo continúa en el siglo XXI, legalizado en el comercio internacional y avalado por el “humanismo mexicano”.
En nuestros días, la lucha contra las múltiples formas de opresión que viven los pueblos originarios es indisociable de la lucha contra la explotación capitalista. Solo la unidad entre la clase trabajadora y los sectores populares del Estado Español con sus hermanas y hermanos de clase en América puede trazar la lucha para expropiar a los saqueadores de cuna de oro: la monarquía española y las trasnacionales del país ibérico en la perspectiva de luchar por la revolución socialista y construir un nuevo mundo de productores libres asociados, el socialismo de las y los de abajo.
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