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Red Internacional
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CAMPAÑA POR LAS 6 HORAS. Poner por delante nuestras vidas, nuestros derechos

Las charlas en la fábrica y la pregunta: ¿qué haríamos si no estuviéramos tantas horas acá dentro?

Sábado 6 de mayo de 2017

Día jueves, antepenúltimo día de trabajo, de seis de la mañana a catorce horas.

A eso de las nueve y media comenzamos los relevos para almorzar. En nuestra mesa somos varias que mientras comemos charlamos de cómo viene el día y se me ocurrió preguntarles: ¿Qué harían si pudiesen trabajar seis horas, cinco días a la semana?

De repente por unos segundos hubo un silencio pero rápidamente comenzamos a pensar en voz alta: “todas las cosas que nos gustarían hacer, las que no podemos hacer y nos causan angustia, y las que tuvimos postergadas por años.

“Yo estaría más tiempo con mis hijos, ya que no los puedo atender como me gustaría, eso me angustia”.

“A mí me parece genial esto de poder trabajar menos horas y con el mismo sueldo, tengo ganas de hacer un curso de varias cosas que me gustan, y con tantas horas en la calle para venir a trabajar y volver a mi casa teniendo un bebe no me da para hacer otra cosa”.

“Trabajar seis horas nos permitiría descansar mucho más, yo duermo muy poco”.

“Me levanto a las cuatro de la mañana para venir al trabajo, llego a mi casa pasadas las tres de la tarde, y entre organizar mi casa, y los dos hijos que tengo, hay cosas tan simples como dedicar un tiempo para mí, no es algo que puedo hacer con cotidianidad”.

“A mí también me gustaría poder pasar más tiempo con mis hijos, compartir con ellos, eso es algo que siempre quiero hacer, poder llevarlos a muchos lugares y compartir actividades, juegos”.

“Si pudiese trabajar seis horas y cinco días de la semana, podría estar más descansada para hacer cosas que realmente me gustan como la pintura a full y no tener que seguir haciéndolas solo cuando me queda un tiempo”.

”Si nos ponemos a pensar no solo en el tiempo que nos lleva llegar al trabajo y volver a nuestras casas, son muchas más que ocho horas las que utilizamos para trabajar. Yo creo que esas horas deberían ser pagas, y no tener que gastar de nuestro bolsillo el pasaje de colectivos o trenes”.

“Y trabajar seis horas no solo nos ayudaría a poder dedicar más horas a lo que queremos hacer y no podemos. También nos daría la posibilidad de poder generar otro turno más y de esa manera repartir la producción, eso aliviaría los ritmos de producción que nos revientan”.

Reducir nuestras jornadas de trabajo es sin dudas una forma de no dejar nuestras vidas en las fábricas, es poder mejorar nuestra calidad de vida. Nuestros días se traducen en horarios rotativos, en dividirnos entre el trabajo y las tareas de la casa, nuestros hijos, con pocas horas de sueño y descanso.

Mientras que las patronales llenan sus bolsillos, nuestras vidas se van gastando entre ritmos de producción y jornadas extenuantes. Debemos cuestionar sus ganancias ya que nuestras vidas valen mucho más, y una de las formas de comenzar es por poner por delante nuestras vidas, nuestros derechos.


Catalina Balaguer

Ex trabajadora de PepsiCo y referente del Movimiento de Agruaciones Clasistas

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