La campaña lanzada por el joven trabajador y concejal de Río de Janeiro, Rick Azevedo, se extendió por todo el país. La lucha para terminar con la jornada de 6x1 (6 días de trabajo y 1 de descanso) que lleva por slogan “Vida más allá del trabajo” (VAT), abrió el debate por la duración de la jornada laboral, el tiempo de descanso, el ocio, la cultura, y el tiempo para estar con las familias y amigos.
Jueves 14 de noviembre 11:49
La reciente propuesta de revisión de la actual jornada laboral conocida como “escala 6×1” (6 días de trabajo y 1 día de descanso), ha logrado un enorme impacto en la agenda política brasileña. La propuesta presentada por la diputada federal Erika Hilton (PSOL- Partido Socialismo y Libertad) se inspiró en el movimiento creado por el concejal de Río de Janeiro Rick Azevedo, de ese mismo partido, un joven trabajador que creó una petición pública contra la jornada de 6x1, y que cuenta ya con casi dos millones de firmas. Una medida que impacta en las condiciones de vida de miles de brasileños. Reproducimos a continuación extractos del editorial del Movimiento Revolucionario de los Trabajadores en el sitio Esquerda Diário, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario en Brasil.
La última semana en Brasil las redes sociales y lugares de trabajo y de estudio han sido cruzadas por la discusión sobre una demanda muy sentida entre los trabajadores y trabajadoras: la duración de la jornada laboral y su impacto en el tiempo para el descanso, el ocio, la cultura, el tiempo para estar con las familias y amigos. Con el sugerente slogan de “Vida más allá del trabajo” (VAT), la campaña ha contribuido a elevar las aspiraciones de la clase trabajadora en momentos en que el gobierno nacional de Lula-Alckmin va en dirección contraria y prepara un nuevo paquete de medidas de ajustes fiscal y pérdida de derechos.
En una coyuntura atravesada por una serie de ataques luego de las recientes elecciones en las que se impusieron mayoritariamente en todo el país los partidos del llamado Centrão [los partidos de la derecha que desde las gobernaciones y sus bancas en el Congreso colaboran con el oficialismo de turno a cambio de puestos, favores y presupuesto para sus regiones, NdeT] y de la extrema derecha, en el contexto internacional del regreso de Trump a la presidencia de Estados Unidos, es todo un síntoma que la campaña que está logrando sortear los obstáculos mediáticos y alcanzando enorme difusión en las redes sociales y en los lugares de trabajo y estudio sea la de modificar la jornada laboral encuadrada en lo que se conoce como la “escala 6x1” [régimen laboral de 6 días y 1 de descanso que rige en la actualidad].
El movimiento que tuvo como protagonista al joven trabajador independiente, Rick Azevedo, [Río de Janeiro, creador del VAT] condensa muchos de los problemas de nuestra clase. La demanda por la reducción de la jornada laboral y el aumento del tiempo para el descanso es una exigencia que tiene un poder explosivo pues implica que la clase trabajadora pueda pensar en una vida más allá del trabajo bajo el capitalismo. Representa una contratendencia a los sentidos comunes construidos por las patronales que demuestra que el “emprendedurismo” capitalista no es una salida para las demandas de la clase trabajadora, sino aquellas que se enfrentan a este sistema de opresión y explotación.
El deseo de la inmensa mayoría de los trabajadores autónomos de tener contratos encuadrados en el régimen legal que impone la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT) [equivalente a los convenios colectivos de trabajo de Argentina] – el 70% de ellos, como demostró una investigación de Instituto Brasileiro de Economia da FGV (FGV-Ibre) - ya era una expresión del descontento ante la precariedad del trabajo, que refutaba la narrativa neoliberal del “emprendedurismo”.
Del otro lado, ya son muchos los que se oponen a esta demanda. Entre ellos el propio ministro de Trabajo del gobierno de Lula, Luiz Marinho, quien sugirió que este tipo de acuerdo se pautara directamente entre cada trabajador y las patronales. Una declaración que parece un chiste de mal gusto contra la clase trabajadora. Si tenemos en cuenta que el gobierno de Lula ha preservado y mantenido los ataques y reformas promovidas por el golpe institucional de 2016 contra Dilma Rousseff, por el gobierno golpista de Temer que le sucedió y también por el de Bolsonaro, queda claro que la reforma laboral antiobrera vino para quedarse. Al mismo tiempo, Luiz Marinho parece ignorar el hecho de que millones de trabajadores brasileños están precarizados, bajo condiciones de tercerización laboral y “uberizados”, trabajando para empresas o plataformas millonarias que ni siquiera los consideran sus empleados.
Esto plantea una cuestión fundamental. La lucha por el fin de la jornada laboral 6x1 no sólo debe estar ligada a la lucha por la reducción de la jornada laboral sin reducción de salarios, sino también a la lucha por la derogación de todas las reformas previas y por el fin de la tercerización, exigiendo iguales derechos y salarios y la contratación de todos los trabajadores tercerizados sin necesidad de concursos públicos.
Por eso, el Manifiesto contra la tercerización y precarización del trabajo impulsado por intelectuales, sindicalistas y activistas es una gran herramienta para trabajar junto al movimiento VAT, ya que la precarización laboral significa condiciones de vida precarias.
Sumar como parte de nuestras demandas la lucha por la derogación de las reformas laborales significa que no aceptamos la política de conciliación de clases del gobierno Lula-Alckmin, que fortalece a la derecha y a la extrema derecha. Por importante que sea buscar las adhesiones y firmas de los parlamentarios para que este proyecto pueda ser sometido a votación como una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) en el Parlamento, sabemos que el fin del 6x1 no dependerá sólo de medidas parlamentarias, sino de la lucha en las calles. Por eso también es crucial la convocatoria al acto que se prepara para este 15 de noviembre.
No podemos olvidar que entre los firmantes al proyecto se encuentran representantes de partidos que van desde el Centrão, como União Brasil, hasta los Republicanos de Tarcísio de Freitas [actual gobernador derechista de San Pablo, NdeT], que actualmente está privatizando los servicios públicos y apoya todas las medidas que van contra nuestros derechos. Al mismo tiempo, la extrema derecha ya ha declarado su rechazo completo a la posibilidad de que la clase trabajadora tenga tiempo libre.
La exigencia de que todo político y juez gane el mismo salario que un maestro es parte también de esta batalla ideológica. Nos referimos a los jueces del Supremo Tribunal Federal [Corte Suprema en Argentina] que dictaminan contra las huelgas y recientemente han avalado la flexibilización del empleo y los contratos públicos sin estabilidad.
Porque mientras los trabajadores discuten las posibilidades de reducir la jornada de trabajo para contar con tiempo para el descanso y el ocio, el gobierno de Lula junto a su ministro de Economía Haddad prepara un paquete fiscal que podría atacar derechos históricos conquistados por la clase trabajadora. Todo esto para mantener el Marco Fiscal [techo de gasto público] atacando la salud y la educación en nombre de honrar la sagrada deuda pública.
La lucha contra la “escala 6x1” ganó un apoyo tan amplio entre los trabajadores precarizados y la sociedad que puso en primer plano una reivindicación obrera ofensiva en el centro de la política nacional, obligando a los principales medios de comunicación a cubrir el tema como no se había visto en mucho tiempo. Incluso la extrema derecha, debido a la influencia que la reivindicación tuvo entre sus seguidores, tuvo que explicar las razones de su oposición.
La lucha por el fin de la “escala 6x1” se impuso en la agenda frente al debate instalado por la burguesía sobre la necesidad de más ajuste fiscal. Es un ejemplo de que poniendo en primer plano las demandas de la clase trabajadora se puede enfrentar a la extrema derecha e incidir en la correlación de fuerzas nacional. Al mismo tiempo, es una expresión de cómo las burocracias sindicales y sectores de izquierda que dicen que la clase obrera no quiere luchar o sostienen que las grandes mayorías o que los pobres son de derecha, sostienen estos discursos para justificar su completa adaptación.
El PSOL, que en las elecciones municipales recientes sostuvo una campaña electoral de completo seguidismo a los empresarios de São Paulo, ha dado muestras de que es un partido integrado en el régimen y subordinado al gobierno de Lula. Algunas corrientes del PSOL están transformando este movimiento para terminar con la jornada laboral de 6x1 en una campaña de presión para que Lula apruebe el proyecto. Confían más en Lula que en la clase trabajadora.
Es hora de sacar las lecciones de estos dos años del gobierno del Frente Amplio, de las causas del fortalecimiento de la derecha y la extrema derecha como resultado de la conciliación de clases, y entender que no es posible conciliar los intereses entre los trabajadores y los capitalistas. Si queremos llevar adelante esta pelea, una demanda histórica de nuestra clase por la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial, una bandera por la que los mártires de Chicago dieron sus vidas, necesitamos organizar nuestra lucha de forma independiente. Esto significa denunciar el papel de las centrales sindicales, que en este momento, subordinadas al gobierno de Lula, alientan la pasividad en los lugares de trabajo.
Por el contrario, hay que exigir a estas centrales que rompan su subordinación al gobierno para poner en marcha un plan de lucha efectivo que incluya asambleas, reuniones de base, piquetes y paros para imponer el fin de la jornada laboral 6x1 y la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial como parte de un gran plan de lucha nacional que enfrente también el techo fiscal y los recortes presupuestarios. También, la lucha por plenos derechos laborales para todos. Esta exigencia se impone para enfrentar una de las medidas más crueles del sistema capitalista, que es la superexplotación laboral y el mantenimiento de un “ejército de reserva” de desempleados, usadas por las patronales para chantajear a todos los trabajadores y recortar salarios y derechos. Levantar la bandera del fin de la jornada laboral de 6x1, con vistas a repartir las horas de trabajo entre todos los trabajadores y combatir el desempleo, en el camino de una perspectiva de lucha comunista.
Por eso también frente a toda la ideología de las clases dominantes que buscan imponer el individualismo y la prosperidad capitalista, impulsamos las Jornadas por un Futuro Comunista, debatiendo contra este sistema de opresión y explotación y cuál es la estrategia necesaria para hacer frente al sistema capitalista y a los gobiernos que actúan como verdaderos administradores de los intereses y negocios de la burguesía.
¡Todos y todas al acto de este 15 de noviembre! Los invitamos a construir esta lucha junto con Faísca Revolucionária, Movimento Nossa Classe, el grupo de mujeres Pão e Rosas, Quilombo Vermelho Luta Negra Comunista y el MRT, que a través de Esquerda Diário, Casa Marx y el Instituto Casa Marx están al servicio de esta batalla.