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Red Internacional
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Ante la negociación de la mesa del sector público. Por un plan de movilización para enfrentar la crisis de la salud educación y toda la precariedad laboral

La Negociación del reajuste del sector público se da en un marco de profunda crisis de la salud, de la educación, donde el gobierno a puesto por delante la llamada responsabilidad fiscal, que no ha sido más que negarse a destinar los recursos necesarios para vivienda salud y educación, profundizando así la crisis en estos aspectos fundamentales, que hoy mantienen en consenso tanto la derecha como el gobierno.

Jueves 28 de noviembre

En esta negociación se unen dirigentes de los gremios de diversas reparticiones públicas (salud, educación, trabajadores de los distintos servicios públicos) para plantear sus demandas, tanto salariales como respecto a las condiciones laborales en general (estabilidad laboral, bonos de vacaciones, aguinaldo etc), la mesa de negociación se estableció el 22 de noviembre. Luego de la cual los dirigentes gremiales convocaron a paralizar y marchar este jueves 28 de noviembre, la cuál sería la primera acción de presión, lo que es bastante cerca de la fecha límite de esta negociación.

¿Cuáles son las principales demandas?

Dentro de las demandas se pide un 3% de ajuste real, es decir un 7,5% nominal (al cual se le resta la inflación del 4,5%), además de un reajuste de los ya escuálidos bonos de aguinaldo, vacaciones, entre otras demandas que están en la negociación pero rara vez son consideradas.
Un aspecto nuevo en esta negociación implica enfrentar el dictamen sobre confianza legítima emitido por la Contraloría, que implica facilitar el despido a los trabajadores plazo fijo, ya que este permitía reclamar sobre despidos arbitrarios a quienes ya llevan más de dos años a plazo fijo, una cuestión mínima, cuando en realidad el abuso de esta modalidad de contrato es ya en sí mismo una cuestión totalmente precaria.

¿Se puede ir por más en esta negociación?

Sin duda la unidad de las y los trabajadores públicos podría ser una gran fuerza, lo demuestra que estas negociaciones en realidad no están regladas, a diferencia de las huelgas legales del sector particular, en realidad es una gran fuerza que de unirse con los usuarios de la salud, los estudiantes, apoderados, etc, se podrían lograr cambios sustantivos:

Enfrentar la precariedad de la salud y contratar al personal suficiente para terminar con las listas de espera y disminuir los turnos agobiantes. Mejorar la infraestructura pública, disminuir la cantidad de estudiantes por sala. Terminar con el autoritarismo en los lugares de trabajo, terminar con las jefaturas impuestas y que seamos los propios trabajadores quienes podamos organizar la salud, la educación y los demás servicios públicos junto a las comunidades y usuarios.

Pero al sector privado no le conviene que los servicios públicos sean de calidad, ahí está gran parte de su negocio, con la compra de servicio, las licitaciones, mientras tanto la educación municipal, como aquellos que pasaron a los servicios locales siguen en la precariedad, por eso es necesario una gestión directa de las y los trabajadores, en un sistema unificado para dar realmente una respuesta a la crisis de los “servicios públicos”.

Por último para cambiar esto es necesario que existan asambleas y un real espacio de deliberación, sobre cuales son las demandas que nos unifican, esta convocatoria a paro si bien es importante fortalecerla solo tiene sentido si es parte de un plan donde las y los trabajadores podamos debatir y ser los protagonistas, que exista una unidad desde las bases, con un plan ascendente de movilización, hoy todo se corta y negocia por arriba, donde además varios de los dirigentes son de partidos del propio gobierno, con métodos burocráticos, por ejemplo no hubieron asambleas de base para definir cuáles son las demandas, la propio decisión de negociar a esta altura del año, cuando los estudiantes están por salir de vacaciones, lo que debilita una proyección de movilización en el sector educativo.

Superar la división que hoy priman en las organizaciones gremiales luchando por una democracia de base, que en educación significa conquistar una organización unitaria de trabajadores de la educación que a su vez busquen la unidad con la poblaciones, para que esta unidad del sector público pueda ampliarse tomando las necesidades de los usuarios y las comunidades educativas, para ser más fuertes para lograr una salud y una educación gratuita de calidad sin miserias, sin autoritarismo, que sea controlada democráticamente por sus trabajadores en unidad con las comunidades y usuarios.