Tucumán. Pozo de Vargas: identifican los restos de una víctima del genocidio

Mabel Montero, titular de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora de Tucumán, recibió el día lunes la noticia de que los restos de su esposo Juan Manuel Olivera había sido identificados en el “Pozo de Vargas”, una fosa común ubicada en las afueras de la capital utilizada por los militares a partir de 1975 para arrojar los cuerpos de los secuestrados y detenidos durante el Operativo Independencia y la dictadura genocida.

Juan Manuel era estudiante en la UNT y trabajaba como estatal y en la empresa Xerox, y fue secuestrado el 18 de octubre de 1976, permaneciendo en el centro clandestino de detención de la Jefatura de Policía. “Siempre le echo la culpa a la empresa. Porque se lo llevaron cuando salió a hacer un depósito. Nunca supieron contestarme si hizo o no el trámite. Como era muchísimo dinero, quisieron decir que sus compañeros se lo llevaron o que él se fue con la plata. Ahora está la prueba de que no fue así”, señaló Montero en una entrevista con La Gaceta.

Durante el juicio “Jefatura I”, en 2010, el testigo Juan Carlos “El Perro” Clemente, ex militante barrial de la JP y policía hasta 1984, entregó una nómina de detenidos-desaparecidos y documentación de la oficina administrativa del Servicio de Información Confidencial (SIC) y del departamento de Inteligencia (D2), que comandaba el comisario Roberto Heriberto “el Tuerto” Albornoz. En la lista se encontraba el nombre de Juan Manuel Olivera, seguido de la abreviatura “DF”, “disposición final”, término utilizado cuando los detenidos eran asesinados y sepultados en fosas comunes.

Ya son 48 las víctimas identificadas, restituyendo sus identidades, aunque aún quedan numerosas víctimas cuyos destinos sus familiares ignoran. Es más que necesaria la apertura total de los archivos de la dictadura genocida para lograr el juicio y castigo a todos los responsables de la represión, y lograr restituir la identidad de 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos.