Este ensayo fue publicado en México en llamas, cuya segunda edición se realizó en noviembre de 2021.
No hay documento de cultura que no sea un documento de barbarie [...]. Por eso el materialista histórico se aparta de ella en la medida de lo posible. Mira como tarea suya la de cepillar la historia a contrapelo.
Por muchos años existió un desconocimiento de lo que realmente significó el magonismo en la Revolución Mexicana. En los años treinta y cuarenta eran pocos los elementos disponibles para hacer un balance historiográfico del movimiento que formó el Partido Liberal Mexicano (plm) en 1901 y que tuvo una participación destacada en la huelga de Cananea y en la rebelión obrera en Río Blanco. La fracción triunfante de la Revolución que estalló en 1910 condenó al olvido a los “anarquistas radicales”. Si tuviéramos que hacer un análisis del avance de las investigaciones del movimiento magonista dentro de la historiografía marxista tendríamos sin duda que cuestionar aquellas interpretaciones que vieron en el PLM un simple movimiento precursor de la gesta revolucionaria de 1910.
Las primeras visiones divergentes a la oficial podemos encontrarlas por medio de las ediciones del Grupo Cultural Ricardo Flores Magón. La editorial de iniciativa anarquista publicó en varias ocasiones las obras de los hermanos Magón validando, sobre todo en sus prólogos, su táctica y estrategia en la Revolución Mexicana. La mejor expresión de esta interpretación la podemos encontrar en Ricardo Flores Magón / El apóstol social de la revolución social mexicana del anarquista español Sinesio Baudilio García Fernández, editado en 1925 bajo el seudónimo de Diego Abad de Santillán. [1]
Podemos decir que los análisis en la historiografía tuvieron su inicio en los años cincuenta por medio del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INHERM) que con una interpretación de corte constitucionalista se encargó de construir una imagen del magonismo acorde a los intereses de la fracción triunfante de la Revolución. Los hermanos Magón fueron reivindicados como precursores abnegados, militantes revolucionarios que permitieron el avance de las condiciones subjetivas para el estallido de 1910. Así, para Barrera Fuentes, principal exponente de esta tendencia, el proyecto del PLM y su programa de 1906 sólo fue “la visionaria aportación a la constitución de 1917” [2] y su radicalización posterior se trataba de una “utopía” importada desde fuera, principalmente por la influencia de las ideas anarquistas de la Industrial Workers of the World (IWW). Esta historia de los precursores intentó impedir el surgimiento de una alternativa interpretativa de los resultados de la Revolución Mexicana. El INHERM se destacó por dar a conocer un número importante de fuentes historiográficas, aunque su principal función residió en dar una interpretación general de la gesta revolucionaria, mostrando el accionar del PLM, la huelga de Cananea y la rebelión obrera en Río Blanco como la aparición radical de los postulados de la Constitución de 1917.
Desde el marxismo las visiones sobre el movimiento magonista fueron prácticamente inexistentes hasta los años sesenta. En ese periodo comenzó la crisis política y económica en México, que tuvo como principal hito el surgimiento de nuevas luchas obreras, como la encabezada por la tendencia democrática del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), por nombrar la más importante, y el surgimiento del movimiento estudiantil de 1968. La lucha de clases impactó dentro de la intelectualidad y se consiguió una importante ruptura con las interpretaciones hegemónicas de la Revolución Mexicana: desde el constitucionalismo al etapismo estalinista.
El Partido Comunista Mexicano (PCM), de tradición estalinista, y su principal historiador, Enrique Semo, repetían lo que en la década de 1920 los militantes mexicanos de la Internacional Comunista planteaban sobre la Revolución de 1910. En el VI Congreso de la Internacional Comunista en 1928 se destaca una interpretación gradualista (etapista) de la Revolución cuya conclusión lógica llevaba, en el terreno político, a que era necesario apoyar a los gobiernos nacionalistas burgueses posrevolucionarios. Según los estalinistas nativos, integrantes de la Comintern, “La Revolución Mexicana fue una revolución democrático-burguesa típica”. [3] En sintonía con esto, para Semo el magonismo, como el zapatismo, “no podían otorgarle en ningún momento el carácter a esta revolución porque en ningún momento logran dirigirla”. [4] Esta interpretación podríamos considerarla como la justificación historiográfica de la capitulación del pcm a los gobiernos pos-revolucionarios. Particularmente al gobierno de Lázaro Cárdenas en el periodo en que se buscaba la “unidad a toda costa” con los sectores “nacionalistas” y “democráticos” de la burguesía y la burocracia sindical.
El primero en otorgarle mayor atención al movimiento encabezado por Flores Magón fue sin duda José Revueltas que en Ensayo sobre un proletariado sin cabeza planteó:
Son, de tal modo, las actividades revolucionarias de Flores Magón (Ricardo) y de los magonistas, el punto de arranque donde hay que colocar, a nuestra manera de ver, los antecedentes contemporáneos de una conciencia revolucionaria socialista propia, nacional, de la clase obrera mexicana. [5]
Revueltas, influenciado por el marxismo llamado “occidental” de Karel Kosik y Georgy Luckács, cuestionó la interpretación de la Revolución Mexicana que sostenía que había que completarla a través de los gobiernos del Partido de la Revolución Institucional (PRI).
Adolfo Gilly, quien retomó el marco teórico de León Trotsky, en su importante obra La Revolución interrumpida planteó breves reflexiones, sin profundizar en el tema, sobre el papel del PLM dentro de la Revolución Mexicana: “En junio de 1908 Flores Magón y sus compañeros organizaron uno de los varios levantamientos precursores de la revolución. Se alzaron los liberales magonistas en Coahuila, en Yucatán, y en Palomas, Chihuahua; pero en los tres estados fueron derrotados por el ejército”. [6]
La visión de Gilly no fue más allá por la imposibilidad de tener acceso a las ediciones facsimilares de Regeneración. En La Revolución interrumpida, primer ensayo global de interpretación no etapista de la Revolución de 1910, escrito en la cárcel de Lecumberri, Gilly no menciona la insurrección magonista de 1911 en Baja California ni las diferencias programáticas sustanciales entre el PLM y el Partido Antirreeleccionista.
Los autores Eduardo Blanquel, [7] Armando Bartra y Juan Gómez Quiñones, [8] entre otros, tras la importante ruptura interpretativa que significó la aparición de la obra de Gilly y las reflexiones de Revueltas, se encargaron de recuperar un elemento olvidado dentro de la historiografía oficial: el magonismo y su historia como preludio de la Revolución. Sólo hasta los años de 1970 se dio a conocer una visión que nos muestra con mayor detalle las actividades del PLM, el ideario político revolucionario de Flores Magón y las relaciones existentes entre esa organización y el movimiento obrero estadounidense.
La principal preocupación de los autores citados es explicar la derrota del proyecto magonista, el ala más radical dentro del campo revolucionario en lo programático e ideológico, no como consecuencia de sus postulados utópicos –como lo plantearon Semo y la interpretación constitucionalista– sino como parte de un proceso en el que salió victoriosa la fracción burguesa anti-porfirista.
La victoria sobre el magonismo se debe a la represión, no sólo del gobierno de Díaz, sino también del gobierno interino de Francisco León de la Barra y las fuerzas maderistas. Este planteo es una de las principales contribuciones de esta historiografía. Sin duda destacamos el texto de Javier Torres Parés La revolución sin fronteras, por el descubrimiento de las actividades del PLM en Estados Unidos. Rescatamos la actividad internacionalista, incipiente pero sustancial para la época, como uno de los grandes postulados políticos a reivindicar del magonismo. También el texto El magonismo: Historia de una pasión libertaria de Salvador Hernández Padilla, quien analiza a profundidad al PLM planteando que:
En México, el magonismo, el villismo y el zapatismo forman la trilogía de movimientos obreros y campesinos más importantes de un periodo histórico que en su momento y bajo diversa composición social, objetivos y métodos de lucha, fueron en primer término utilizados para en seguida ser combatidos y derrotados por un enemigo en común: la fracción de la burguesía mexicana que a su vez resultó victoriosa sobre su rival político: la dictadura mexicana. [9]
A continuación, vamos a considerar tres cuestiones claves del movimiento magonista: su importante rol en el incipiente movimiento obrero fabril, su sustancial internacionalismo principista y su proyecto de partido ejecutor de la Revolución.
En este trabajo vamos a desarrollar el análisis sobre la fundación del PLM, su radicalización programática, las actividades de los clubes liberales en la huelga de Cananea de 1906 y en la insurrección obrera en Río Blanco, Veracruz, también el internacionalismo principista de los militantes magonistas exiliados en Estados Unidos y la actividad en común con organizaciones obreras y agrupamientos políticos como la IWW.
Pensamos que esta organización presentó diversas etapas en su desarrollo, delimitadas por la situación política del país y por la represión del gobierno de Díaz. De 1900 a 1905 podemos ver su surgimiento, cuyo principal objetivo, en esta primera etapa, radicó en reivindicar las Leyes de Reforma y la vigilancia de la administración pública. Un segundo periodo va de 1905 a 1911 e incluyó la construcción de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano (JOPLM) con el objetivo de edificar clubes liberales clandestinos para la organización de insurrecciones militares planificadas desde el centro ubicado en San Luis Missouri. En estos años podemos ver el surgimiento del Manifiesto del PLM (1906) de corte democráticoburgués y la intervención dentro de la huelga de Cananea y en la insurrección obrera en Río Blanco. El tercer periodo está signado por el desplazamiento y debilitamiento del PLM y de los hermanos Flores Magón dentro del movimiento revolucionario, después de la derrota militar en Baja California, y por la radicalización programática de 1910, cuyo resultado fue el Manifiesto del 23 de septiembre de 1911 [10] de conclusiones evidentemente anticapitalistas.
El surgimiento del Partido Liberal Mexicano: “del legado de Benito Juárez” a la represión
El día 7 de agosto de 1900, los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magón habían emprendido la edición del diario jurídico Regeneración, donde criticaban el mal ejercicio de la justicia y los tribunales en México, y tenían como principal objetivo inculcar el civismo en la impartición de las leyes. Ésta fue la aparición de dos jóvenes intelectuales de ascendencia indígena en la política:
Es bueno que el gobernador estudie su papel y, sobre todo, que lo comprenda para que no vuelva a incurrir en desacato de lesa democracia. Las democracias necesitan servidores y no amos, para no convertirse en autocracias. [11]
Enrique, aprendiz de carpintero, y Ricardo, estudiante de leyes, junto con otros intelectuales como Antonio Díaz Soto y Gama y Librado Rivera, fueron los impulsores iniciales del PLM.
Camilo Arriaga, el principal liberal del periodo inicial de la construcción de esta organización, el 30 agosto de 1900 lanzó su Invitación al PLM criticando duramente al Obispo Montes de Oca por la injerencia dentro del gobierno central y recuperando las Leyes de Reforma, convertidas, según Arriaga “en leños apagados”.
El llamado a la conformación de la organización tuvo eco en un número importante de intelectuales del país. Con casi un centenar de delegados de Chihuahua, Coahuila, Durango, Distrito Federal, Hidalgo, Guanajuato, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Tamaulipas, San Luis, Veracruz y Zacatecas, el primer congreso se realizó el mes de marzo de 1901. El congreso se manifestó en solidaridad con Paul Kruger y la lucha de liberación en Sudáfrica contra el colonialismo inglés, llamó a la construcción de clubes liberales cuya acción consistía en la realización de conferencias públicas para inculcar el civismo, en la fundación de escuelas primarias laicas, sociedades obreras mutualistas, e impulsar la libertad de sufragio y expresión. [12]
El PLM empalmó con un sentimiento más generalizado dentro de la intelectualidad disidente con el régimen político, sumando a abogados, estudiantes, médicos, ingenieros y algunos típicos profesionales de la clase alta. Un ejemplo de ello fue el caso de Camilo Arriaga, principal impulsor del PLM en este periodo. Arriaga, ingeniero de minas, provenía de una familia de ascendencia oligárquica norteña no favorecida por el gobierno de Díaz, y fue uno de los ejemplos del disentimiento de un pequeño número de clanes familiares provenientes de sectores acomodados. Según James Cockcroft:
Alejados de los problemas de las masas, estos intelectuales de clase alta fueron profesionales y hombres de negocios que reflejaban la crisis económica y las tensiones sociales que afectaban a su clase, buscaban nuevas coaliciones políticas para introducir la democracia liberal en México. [13]
En este primer periodo, se establecía que los principales problemas del país estaban relacionados con la administración del Estado y la organización de la democracia liberal, y no eran la consecuencia de la estructura social imperante. En “Clubes políticos”, publicado en Regeneración, podemos leer:
Sí, recomendamos que la lucha sea estrictamente pacífica, apoyada únicamente en la augusta majestad de la ley. Las luchas violentas han desaparecido ya con nuestras últimas teatrales revoluciones. La lucha pacífica es más fructífera, y evita atropellos y vejaciones. [14]
El periódico fundado por los hermanos Flores Magón, Regeneración, se constituyó como el órgano centralizador del partido. En la segunda época del periódico, se hicieron públicas las actas del congreso fundacional y se lo presentó públicamente como un periódico “independiente y de combate”.
Es un hecho incuestionable que Regeneración jugó un rol importantísimo como organizador político. En sus páginas podemos observar la radicalización del PLM. Así, Regeneración consiguió constituirse como un periódico que cohesionó a un partido que fue avanzando en su concepción programática al calor tanto de su discusión interna como de la represión estatal.
El gobierno de Díaz desde muy temprano atacó a esta organización. En el mes de abril de 1901, el gobernador de Nuevo León en Lampazos reprimió de forma brutal un mitin liberal y en el mes de mayo Ricardo Flores Magón y Antonio Soto y Gama fueron encarcelados.
Desde su nacimiento, el partido tuvo como principal preocupación contrarrestar la influencia política y económica del clero, que había aumentado durante los primeros años de la dictadura.
Para noviembre de 1901 comenzó a preocuparse no sólo por vigilar el ejercicio correcto de la ley y de la injerencia de la Iglesia, publicando en Regeneración textos sobre la situación social imperante en el gobierno de Díaz. Un ejemplo de ello es el texto Valle Nacional que hace referencia a la situación social en la región tabacalera de Oaxaca, aunque se orientaba en términos de denuncia del gobierno y no de la estructura social inequitativa existente.
El gobierno de Díaz no permitió el surgimiento de ningún tipo de oposición y, en enero de 1902, la represión llegó al centro organizador de la resistencia liberal. El Club “Ponciano Arriaga” fue disuelto en San Luis Potosí. La represión condicionó en mucho la radicalización política y la vehemencia del partido. En el mes de enero de 1903 Ricardo Flores Magón, que había salido de la cárcel meses antes, publicó por medio del diario legal El hijo del Ahuizote, la famosa editorial: “La Constitución ha muerto”. [15]
En febrero del mismo año el PLM sufrió un cambio radical en su política, dejando atrás el llamado a la buena administración, y comenzó a darle más importancia a la situación social en México, realizando un diagnóstico del gobierno de Porfirio Díaz y publicando el Manifiesto del PLM, en donde se planteó que “la raíz del problema es la sociedad y no el gobierno”. [16]
El 11 de abril de 1903 en Nuevo León, el gobierno de Bernardo Reyes reprimió a la organización causando varias muertes y el día 9 de junio la corte judicial ilegalizó la actividad de los liberales mexicanos, obligando a sus principales dirigentes al exilio y a modificar la forma organizativa y la actividad del partido. Esto, que fue la mayor represión desde el congreso fundacional en 1900, lo empujó a la radicalización política en 1905, expresada en el proyecto de Manifiesto base para la unificación del Partido Liberal Mexicano, que constituye un llamado a la preparación de una organización en la clandestinidad.
La JOPLM: La estrategia magonista de 1905-1911
La estrategia es el arte de dirigir las operaciones aisladas.
En este nuevo contexto de represión el PLM cambió su fisonomía. El 28 de septiembre de 1905, en el exilio, se constituyó la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano (JOPLM), lo que significó un cambio en los métodos de organización dentro del partido. El objetivo ya no sólo era denunciar el mal ejercicio de la administración, sino luchar por construir un partido que desde la clandestinidad organizara la revolución. Para este periodo los métodos de lucha se radicalizaron y se avanzó en las consignas programáticas de corte democrático-burgués, incluyendo demandas agrarias y laborales y denunciando la injusticia de la estructura social imperante.
Desde un año antes, los hermanos Flores Magón comenzaban a plantear la necesidad de una revolución social violenta:
Una campaña de reforma por medios pacíficos es imposible mientras Díaz maneje el látigo [...] debemos trabajar por una revolución, [...] no podemos promover la propaganda preliminar y el trabajo de organización desde dentro de México, eso es absolutamente impracticable. El país está lleno de agentes y espías del déspota. El único curso lógico es establecer el cuartel en Estados Unidos, y mandar desde allá al interior de México material de propaganda y compañeros de confianza para que ayuden a desarrollar el movimiento revolucionario. [17]
La constitución de la JOPLM, en el año 1905 en San Luis Missouri, bajo el giro político arriba planteado, posibilitó el acercamiento de Ricardo Flores Magón con sectores importantes del movimiento anarquista en Estados Unidos, como fue el caso de las relaciones establecidas con Natalio Berkman y Emma Goldman, entre otros. La persistencia del gobierno de Díaz en impedir el desarrollo del PLM se manifestó en la contratación de la empresa de servicios secretos y de espionaje Thomas Furlong, que obligó al desplazamiento constante de los miembros de la JOPLM a Texas, entre quienes estaban Juan Sarabia, Santiago de la Hoz, Ricardo Flores Magón y su hermano Enrique.
La JOPLM publicó en Regeneración las “Bases para la reorganización del PLM” en donde se plantean varios criterios organizativos para su reconstrucción ante la represión del gobierno. Allí podemos encontrar un giro en la construcción en la clandestinidad, llamando a poner en pie clubes secretos. Según Salvador Hernández Padilla:
Las Bases firmadas por Ricardo Flores Magón, Juan Sarabia, Antonio Villarreal, Librado Rivera, Manuel Sarabia invitaban a “trabajar por la organización del Partido Liberal llamando a los ciudadanos a unirse para crear un Partido fuerte que sea capaz de hacer respetar los principios liberales” y, en privado, ponerse “de acuerdo con los hombres de corazón bien puesto que haya para hacer la revolución”. [18]
Los clubes clandestinos, comprometidos con la cotización para el partido, distribuían Regeneración y mantenían la cohesión de la base militante. El funcionamiento clandestino permitió la recaudación de fondos, el pago de fianzas para la liberación de militantes presos y para la publicación del periódico, en muchas ocasiones clausurado. Un ejemplo muy significativo de este periodo fue la recaudación de 10 mil dólares de la JOPLM para la liberación de Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón a finales de 1905. Según el militante liberal Esteban Baca Calderón las Bases citadas plantearon que:
Era necesario que se constituyan clubes liberales por el país, clubes secretos y clandestinos [...] que aporten financieramente a la edición de Regeneración [...] que comuniquen los planes a la Junta Organizadora”. [19]
Mientras tanto, Madero organizó desde la Ciudad de México el Partido Demócrata (PD) uno de cuyos objetivos residió en debilitar los esfuerzos del PLM, y puso en marcha la publicación del periódico El Tercer Imperio. Magón planteó en 1905, frente a la constitución del PD, la diferencia sustancial entre su proyecto y el de Madero:
Los programas que encierran puramente puntos políticos deben ser vistos con desconfianza [...] se necesitan reformas sociales que mejoren las condiciones de los trabajadores, se necesitan reformas agrarias [...] La tierra no debe ser acaparada por unos cuantos mimados de la fortuna. ¿Hay algo de eso en los proyectos del sr. Madero? [...] La revolución política del porvenir tiene que ser no solamente política sino social porque de lo contrario recaeremos en otra tiranía tal vez más espantosa que la que ahora nos agobia. [20]
El 1 marzo de 1906 el PLM publicó un nuevo programa político concebido como:
[...] las bases generales para la implantación de un sistema de gobierno verdaderamente democrático. Son la condensación de las principales aspiraciones del pueblo y responde las más graves y urgentes necesidades de la patria. [21]
Este programa democrático-burgués contemplaba reformas sociales y sólo podía ser garantizado por medio de la insurrección armada contra el gobierno de Díaz. Según el Programa del Partido Liberal y manifiesto a la nación, cuyo contenido fue elaborado con la recopilación de consignas de los clubes liberales, se peleaba por:
[...] una labor máxima de ocho horas y un salario mínimo de un peso es lo menos que puede pretenderse para que el trabajador esté siquiera a salvo de la miseria [...] higiene en las fábricas, talleres, alojamientos [...] prohibición del trabajo infantil, descanso dominical, indemnización por accidentes, [...] la equitativa distribución de tierras, con la facilidad de cultivarlas y aprovecharlas sin restricciones, producirán inapreciables ventajas a la nación [...] la creación de un Banco Agrícola, para facilitar a los agricultores pobres los elementos que necesitan para iniciar o desarrollar el cultivo de sus terrenos [...] la protección a la raza indígena. [22]
Para Flores Magón, luego de la estructuración de 1905, el PLM tenía como objetivo: “preparar en todo el país centros de rebelión para que la conflagración sea general y no en un solo punto de la república”. [23] Estamos ante uno de los primeros documentos políticos en México que asume reivindicaciones socioeconómicas, si se le compara con pronunciamientos independentistas del XIX y con el Plan de San Luis de Francisco I. Madero. En ese contexto, el citado Manifiesto, mantuvo una posición contradictoria en relación con los trabajadores chinos presentes en varios puntos de la república, ya que incluyó la demanda de desplazamiento de la mano de obra asiática, puesto que competía con la mano de obra nativa.
Según Ricardo Melgar Bao: “En lo que respecta a ciertos aspectos de la cuestión étnico-nacional, el PLM evidenció cierta antinomia programática. Por un lado reivindicaba la protección de los indígenas, mientras por el otro facultaba a los propietarios inmigrantes a obtener la carta de ciudadanía, al mismo tiempo que demandaba la prohibición de trabajadores inmigrantes de procedencia asiática”. [24]
Desde 1905 se impuso en el PLM una hipótesis estratégica para la Revolución Mexicana. La organización de batallones armados para la insurrección podría asegurar el seguimiento de las masas. Se realizaron planes para la toma de pequeñas ciudades con el objetivo de conseguir el apoyo del campesinado y el movimiento obrero. Y la incorporación de demandas agrarias y laborales en el programa de 1906 aseguraría el apoyo popular a los levantamientos militares. Ricardo Flores Magón expone con claridad la estrategia a sus correligionarios:
Lo que hay que hacer, según nosotros, es obtener de los grupos el ofrecimiento solemne de levantarse el día que se fije como quiera que se encuentren. Si la mitad y aún la tercera parte de los grupos que hay cumplen levantándose, la revolución estará asegurada aunque se haya empezado con grupos miserablemente armados, que siendo varios los grupos rebeldes y extensa la república, no podrán ser aplastados en un día por los esclavos de la dictadura, y cada día de vida para un grupo significa un aumento de personal, aumento de armas, y adquisición de recursos de todo género [...]. [25]
En una definición actual sobre estrategia y táctica podemos leer que:
Según el pensamiento militar convencional estrategia, por definición, es el plan para dirigir una campaña militar, y táctica, es el plan para dirigir una batalla. Una campaña está compuesta de diversas batallas, las batallas son tácticas con respecto a la campaña militar. León Trotsky, que junto con Lenin y la Tercera Internacional son los primeros que llevan el término de estrategia a las conclusiones de la Revolución Rusa, dice que “la estrategia es el arte de dirigir las operaciones aisladas”. [26]
Precisando la definición podemos decir que luego de la estructuración de 1905 y tras la publicación del programa de 1906, el partido fue concebido como ejecutor de la Revolución. Las batallas, como operaciones aisladas, buscaban estimular la espontaneidad del movimiento de masas. Las operaciones militares tenían el objetivo del desgaste del gobierno y con ello se imponía la necesidad de la construcción de una “Junta de gobierno y luego elecciones libres”. [27] Es decir, para garantizar la resolución del programa citado, se requería realizar una serie de batallas dirigidas por los clubes liberales clandestinos, donde el campesinado y el movimiento obrero participarían de forma secundaria apoyando la rebelión magonista. En esta hipótesis estratégica vemos muchas semejanzas con la estrategia blanquista del siglo XIX francés. [28]
A pesar de que el PLM participó dentro del movimiento obrero con métodos como la huelga, tal como sucedió en Cananea y Río Blanco, en este periodo su estrategia buscaba imponer su programa a través de levantamientos armados contra el gobierno, como veremos en lo referente a la rebelión de Baja California.
El Club Liberal de Cananea y La Unión Liberal Humanidad
El llamado a la constitución de clubes liberales se llevó a cabo en diversos lugares de la república. Uno de los clubes que desarrolló una importante actividad en el movimiento obrero fue el Club Sebastián Lerdo de Tejada en Veracruz dirigido por Santiago de la Hoz en 1903, que logró ser partícipe del primer congreso tabacalero. Entre los miembros del club estaban delegados ferrocarrileros, y una porción importante de ellos fueron parte de las insurrecciones organizadas posteriormente por el PLM. [29]
Fue del proyecto de unificación de 1905 que surgieron los clubes que actuaron en Sonora, dirigidos por Esteban Baca Calderón y Manuel M. Diéguez. El primero, ayudante de la escuela superior de Tepic y preocupado por la reforma escolar, llegó en marzo de 1905 a Cananea. Se enroló como obrero de carga en el piso de fundición en la mina de Oversight y junto con Francisco Ibarra y Guadalupe Reyes crearon el 16 de enero de 1906 la Unión Liberal Humanidad (ULH). [30]
El acta fundacional de la ULH contempló la afiliación al PLM y a los dictados de la JOPLM:
Esta unión acepta y secunda en todas sus partes las resoluciones tomadas por la junta organizadora del PLM el 18 de septiembre de 1905 [...] esta unión se propone uniformar los conocimientos de todos los afiliados con arreglo a los preceptos sublimes de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos y, desde luego, dará la preferencia a los que se refieren a la soberanía popular y a la libre asociación. [31]
Este club liberal mantuvo una red de información vinculada a la JOPLM, enviando reportes acerca de las condiciones de trabajo en el CCCC (Consolited Cananea Cooper Company). Esto consta en las memorias de Calderón y en el propio epistolario de Magón:
Cananea no es el punto único en que los correligionarios se organizan para el fin de obtener la libertad y el bienestar del pueblo, es indudable, por otra parte, que ustedes son necesarísimos en ese punto para los trabajos del Partido Liberal [...] hay que tener cuidado la compañía podría saber el responsable de la publicación. [32]
Sabemos que la única actividad pública de la ULH se llevó a cabo en torno al aniversario de la Batalla de Puebla. Esta actividad contó con la participación activa de trabajadores mineros dependientes de la CCCC, propiedad de William Greene. Baca Calderón tuvo la oportunidad de manifestar de forma directa las propuestas hechas por parte del club al proletariado minero. La Unión Minera, tomada de la experiencia del proletariado estadounidense, fue un proyecto propuesto por la JOPLM y por la ULH, y contemplaba la afiliación en masa de la posible Unión Minera al PLM. Una de las organizaciones que más participó del aumento acelerado del sindicalismo en Estados Unidos, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, fue el United Mine Workers que, en 1902, consolidó su prestigio ganando una prolongada huelga en los yacimientos de antracita. Ésta, dirigida por John Mitchell, contribuyó a que el conflicto adquiriera importancia nacional y obligó al presidente Roosevelt a delegar una comisión intermediaria. [33]
Posteriormente la Western Federation of Miners participó en el proceso de fundación de la International Workers of the World (IWW), en 1905 y rompió con ella en 1906 debido a discrepancias internas.
El acto que mencionamos párrafos arriba, les permitió a los miembros de la ULH obtener la simpatía de los trabajadores mineros. En junio de 1906, cuando de forma espontánea los trabajadores de la mina Oversight decidieron estallar la huelga, no dudaron en elegir a los magonistas como representantes del movimiento. Los rumores de concesión de la explotación minera a algunos capataces y la posibilidad de que los concesionarios decidieran quienes conservaban sus puestos de trabajo, fueron los sucesos determinantes para el inicio de la huelga.
Es importante plantear que el Club Liberal de Cananea, dirigido por Lázaro Gutiérrez de Lara, y la ULH participaron de la discusión para construir el programa del PLM, este último redactado por Juan Sarabia, vicepresidente del Partido Liberal. A decir de Calderón:
Nos referimos una vez más a las imperiosa necesidad de decretar la reivindicación de las tribus yaquis, mayos [...] condenamos la discriminación racial, invocamos la necesidad de hacer extensiva la enseñanza laica a todas las escuelas particulares [...] recomendamos la confiscación de los bienes de la iglesia [...] invocamos el principio de la no reelección y la efectividad necesaria en el juicio de amparo. [34]
El PLM y la huelga de Cananea: el movimiento obrero contra William Greene
Todo acto de modernidad es un acto de barbarie.
Bajo la concepción de Díaz, Sonora constituía el “México moderno”. Salvador Hernández Padilla lo plantea con precisión: “la revolución había que iniciarla precisamente ahí donde el sueño porfirista quería convertir al país en un México moderno”. [35]
El desarrollo de la CCCC, a decir de Juan Luis Sariego: “dominaba el orden de lo social, de lo público y de lo económico”. [36] El poder de esta empresa se hacía evidente ya que controlaba todos los rincones de la vida de Cananea y sus alrededores y constituía un negocio redondo dentro del capitalismo mexicano, donde todas las facilidades otorgadas por el gobierno de Díaz permitían la penetración del capital imperialista en territorio mexicano.
La desigualdad en el pago a los 2 200 trabajadores estadounidenses frente a los 5 360 mexicanos fue uno de los motivos de la movilización y del estallido de la huelga de Cananea. El salario estaba dividido entre pago en 5 pesos oro a los obreros estadounidenses y en 3 pesos plata a los obreros mexicanos. [37] A decir de Calderón:
El cargo de capataz y mayordomo estaba reservado a los extranjeros, por excepción recaía este empleo en un mexicano, y en cuanto a los empleos superiores en talleres oficina, [...] diremos que todos los jefes eran norteamericanos. [38]
El día 31 de mayo, en la mina Oversight, dos mayordomos informaron a los mineros que, desde el 1 de junio, la extracción del metal quedaría sujeta a contrato. Ante este suceso, un contingente de 200 obreros decidió estallar la huelga al finalizar la jornada de trabajo, y eligieron a Manuel M. Diéguez y Baca Calderón como sus delegados junto a doce obreros más.
El programa de la huelga de Cananea planteó:
Destitución del empleo del mayordomo Luis, mínimo sueldo del obrero será 5 pesos diarios con 8 horas de trabajo, en todos los trabajos de la CCCC se ocupará 75% de mexicanos y 25% de extranjeros, teniendo los primeros, las mismas aptitudes que los segundos, poner hombres al cuidado de las jaulas que tengan nobles sentimientos para evitar toda clase de irritación, todo mexicano, en los trabajos de esta negociación tendría derecho a ascensos según lo permitan sus aptitudes. [39]
La primera movilización logró el apoyo de los trabajadores estadounidenses y llegó hasta la comisaría de Ronquillo, logrando la expansión de la huelga a otros lugares más allá de Oversight, como la fundidora y otras minas. Los sucesos se desarrollaron de forma pacífica hasta la llegada al palacio municipal, donde automóviles armados con el propio Greene entre sus tripulantes, abrieron fuego contra los manifestantes obreros. De igual forma, la policía de Cananea dispersó a los manifestantes con el uso de mangueras de agua a presión, causando el aumento de la ira de los trabajadores mineros. Ante ese suceso, los principales dirigentes de la huelga, entre quienes se encontraban los dirigentes de la Unión Liberal Humanidad y el Club Liberal de Cananea, fueron detenidos y enviados a Pinos Altos, donde permanecieron presos hasta la insurrección maderista.
Las capturas de Calderón y Diéguez despertaron la solidaridad por parte de distintas organizaciones obreras y agrupamientos políticos en Estados Unidos, y ante ello comenzó a surgir una red política por parte de la JOPLM, la IWW y el Partido Socialista (PS).
Los sucesos se desarrollaron de forma tal que fue necesaria la intromisión de los famosos rangers, patrullas rurales estadounidenses al servicio de Thomas Rynning y avaladas por el gobernador de Sonora. Los rangers mantuvieron el control de la comisaría de Ronquillo. Este contingente de 200 soldados yanquis llegados a Cananea el día 2 de junio, junto a los treinta gendarmes al servicio de Rynning, dieron cuidado a las principales propiedades de la CCCC, entre ellas la tienda de raya, el banco y las propias oficinas centrales de la propiedad de Greene. Según Javier Goméz Chavez, el PLM:
[...] Tenía el propósito de armar a los trabajadores de Cananea con la intención de iniciar el levantamiento de 44 grupos armados en el país. Confiscar las armas de la CCCC apoderarse de las aduanas de Agua Prieta y Nogales, y conferenciar con los líderes militares de la tribu yaqui para su integración a la insurrección. [40]
La alianza magonista con el movimiento yaqui se expresó en el intento de rebelión organizada con el dirigente indígena Fernando Palomares.
La derrota de la huelga de Cananea asestó un golpe contundente al joven movimiento obrero. El compromiso de Díaz con el gobierno estadounidense y los capitalistas extranjeros, como William Greene, permitió la intromisión de las fuerzas militares en la zona fronteriza con Estados Unidos, con el objetivo de pacificar y derrotar el despertar de los trabajadores mineros en Sonora. Según Salvador Hernández Padilla:
La represión contra los mineros cananenses no se hizo esperar. El gobernador Izabal llegó a Cananea acompañado de 275 rangers, estadounidenses; horas después Emilio Kosterlitsky, al mando de un nutrido grupo de rurales imponía de manera definitiva “la ley y el orden” en los campos mineros. Los arrestos se multiplicaron y el saldo de dicha operación arrojaba un gran número de muertos y detenidos. [41]
El embrión de un partido internacionalista: redes políticas con la IWW y agrupamientos políticos norteamericanos
A raíz del apresamiento y detención de Manuel Diéguez y Esteban Baca Calderón, se logró soldar una red de solidaridad en Estados Unidos.
En 1906 se fundó, con base en la IWW y el Partido Socialista de Estados Unidos, el Comité en defensa por la libertad del PLM, organización desde la cual Emma Goldman y Alejandro Berkman desarrollaron diversas campañas por la libertad de los militantes liberales.
La revista Mother Earth, mensuario publicado en Nueva York por Goldman y Berkman, desarrolló la campaña de liberación de los presos de Cananea. Esta red dio como resultado la publicación del Manifiesto al pueblo americano. En las resoluciones del Primer Congreso del Partido Socialista en 1907 se exigió la liberación de los presos de Cananea. A decir de Enrique Flores Magón, las redes editoriales y de simpatía ante la Revolución Mexicana fueron diversas y amplias, y podemos, entre otras, nombrar las siguientes: Everyman, California Social Democrat y Citizen, de los Ángeles; Justice, de Pórtland, Oregon; Harper’s Weekly, Atlantic Monthly, The Public, de Chicago; The Socialist, de Parkesburg...”. [42]
Es importante decir que el PLM mostró interés en propagandizar la lucha obrera mexicana entre el movimiento obrero estadounidense, como podemos ver en el Manifiesto al pueblo americano. Según el citado manifiesto el PLM requería:
Construir una corriente política lo suficientemente poderosa para oponerse a la amenaza imperialista en base a la solidaridad de la movilización de organizaciones obreras norteamericanas. [43]
La IWW fue creada en 1905 en oposición al sindicalismo de la Federación Americana de Trabajo dirigida por Samuel Gompers y afilió aproximadamente 1% del total de la clase obrera estadounidense. Su documento fundacional, Industrial Union Manifest, concebía la superación de la sindicalización en base a oficios, y buscaba eliminar la discriminación entre los obreros de distintas razas. Igualmente pretendía la reducción del pago por sindicalización. [44] Esta medida permitió que grandes contingentes de obreros mexicanos en Estados Unidos desarrollaran cierta experiencia política y sindical, cuestión que ayudó a la conformación posterior de los clubes liberales anti-porfiristas en el país vecino, como el impulsado por Práxedis G. Guerrero en Arizona desde 1905. [45]
A partir de esta red política inaugurada por la solidaridad con los militantes magonistas, se desarrolló una compleja relación en la que se observan diversas posiciones al interior de Estados Unidos en torno al curso que tomaba la Revolución Mexicana; es el caso de las diferencias existentes sobre este proceso entre los socialistas y los anarquistas agrupados en Mother Earth.
De tal suerte, el Manifiesto al pueblo americano escrito en 1907 y publicado alrededor de estas redes en Mother Earth, documento que constituye la presentación del PLM al proletariado estadounidense, es el resultado de la mayor colaboración entre distintas organizaciones obreras y agrupaciones políticas en Estados Unidos. [46] En los sucesos de Baja California, en 1911, se pudo observar la expresión real de la colaboración entre los anarquistas estadounidenses y el PLM bajo la estrategia magonista planteada en páginas anteriores.
La rebelión de Río Blanco: la inauguración de métodos radicales dentro del movimiento obrero
En el estado de Veracruz, el gobierno porfirista había facilitado la penetración del capital imperialista francés en el terreno de la industria textil. Los grandes capitalistas textileros no dudaron en instalar grandes complejos fabriles con maquinaria moderna importada desde Europa y Estados Unidos. En Río Blanco, los puestos jerárquicos estaban en manos de extranjeros de nacionalidad inglesa. Los obreros obtenían 35 centavos al día por la larga jornada de trabajo, las mujeres y los niños obtenían de 25 a 10 centavos por jornada. A los trabajadores se les impedía el recibimiento de familiares: la vigilancia de la patronal se extendía a la casa de los proletarios. Las jornadas extenuantes rebasaban las 14 horas.
En el mes de abril de 1906, los obreros comenzaron a organizarse con el objetivo de pelear por mejores condiciones de trabajo, formando el Gran Círculo de Obreros Libres (GCOL) de Río Blanco, cuya dirección recayó en Manuel Ávila, de perspectiva mutualista. Los magonistas José Neira, Porfirio Meneses y Juan Olivares ya participaban del GCOL, aunque su actividad tenía como objetivo la instauración de la jornada de ocho horas. La primera actividad de esta organización consistió en celebrar la batalla de Puebla el 5 de mayo, en la casa de un trabajador, con una gran asistencia de trabajadores textileros de Río Blanco.
El suicidio de Manuel Ávila dejó a Neira, miembro del PLM, en la dirección del GCOL, lo que significó un cambio importante dentro de la política del Círculo. En el mes de mayo de 1906, esta organización comenzó a pelear por otras demandas, además de la jornada de ocho horas, imponiéndole a Jorge Harkington, director general de la Compañía Industrial de Orizaba (CIDOSA), la abolición de las multas arbitrarias a las que estaban sometidos los trabajadores. Prontamente el periódico magonista Revolución social fue repartido por Neira, Meneses y Olivares entre los trabajadores de Río Blanco y entre los trabajadores en la región de Orizaba permitiendo la creación, en el mes de junio de 1906, del Gran Círculo de Obreros de Santa Rosa.
En poco tiempo los representantes de CIDOSA comenzaron a buscar el apresamiento de los líderes magonistas. La experiencia de Cananea alertó a la patronal en México, de la actividad del PLM en el seno del movimiento obrero e inauguró una serie de métodos burocráticos dentro de las fábricas que se manifiesta hasta nuestros días, como la imposición de dirigentes sindicales progubernamentales y propatronales. Los magonistas se vieron obligados a dejar sus puestos de trabajo por la represión, lo que permitió la imposición de la nueva dirección del CGOL por parte del gobierno y la CIDOSA; José Morales asumió con una clara política de colaboración con la patronal francesa y las autoridades.
Sin embargo, la pacificación del CGOL de Río Blanco no significó la desorganización del resto del proletariado textil que comenzó a unirse para enfrentar con métodos huelguísticos a sus patrones. A finales del mismo año, en los estados de Puebla y Tlaxcala la patronal textilera fundó el Centro Industrial Mexicano (CIM), cuyo principal objetivo consistió en intentar imponer un nuevo reglamento que legalizaba el cateo, instauraba y extendía la lista de asistencia laboral y aumentaba la jornada a 14 horas.
El 4 de diciembre, los trabajadores del Círculo de Obreros Libres de Puebla y sus compañeros de Tlaxcala, en asambleas masivas se declararon en huelga contra la imposición del “nuevo reglamento de noviembre”: 30 mil trabajadores fueron afectados por el reglamento. La dura huelga fue atacada por el gobierno y el CIM: el 24 de diciembre de 1906 se legalizó un paro patronal cuyo objetivo consistió en institucionalizar las multas, lograr el aumento de la jornada, imponer descuentos, registrar habitaciones y permitir el cateo, obligar al pago de herramientas a los obreros por accidente e imponer, por laudo presidencial, la libreta de identificación. Evidentemente el gobierno y el CIM, alarmados por la huelga en Sonora y por la permanente actividad de los círculos de obreros libres de la región hilandera, querían imposibilitar el crecimiento del descontento del proletariado mexicano y por medio de métodos represivos imponer peores condiciones laborales.
El 7 de enero de 1907 los obreros de Río Blanco comenzaron la rebelión. En general, las interpretaciones constitucionalistas han caracterizado a los sucesos de Río Blanco como una huelga similar a la de Cananea en 1906. Sin embargo, los obreros textileros, frente al paro patronal, desarrollaron métodos más radicalizados en contra del laudo presidencial y del boicot de los industriales. Como bien afirma Salvador Hernández Padilla:
Daba comienzo la rebelión obrera de Río Blanco y no la huelga, como hasta hoy día se le ha llamado. Al no lograr su primer objetivo, que era incendiar la fábrica, los obreros –que para entonces ya pasaban de los dos mil– se dirigieron hacia la tienda de raya, propiedad del tendero francés, Víctor Garcín y antes de quemarla, se apoderaron de cuanto había en ella. Los rurales volvieron a la carga, pero los obreros decidieron de nueva cuenta hacerles frente y con palos y piedras lograron hacerlos huir. Un numeroso grupo de trabajadores se dirigió hacia la cárcel y mientras liberaban a los presos, otros cortaban alambres de energía eléctrica. Triunfante la multitud obrera se encaminó con rumbo a Nogales. Ahí también incendiaron la tienda de raya. Mientras tanto, cerca de Orizaba, varios obreros se apoderaron de armas asaltando casas de empeño y con ellas combatieron; llegaron a dominar varias estaciones ferrocarrileras situadas entre Orizaba y Maltrata. [47]
La rebelión obrera comenzó con el intento de incendio del complejo industrial, el saqueo y quema de la tienda de raya y el atentado contra el dirigente gobiernista José Morales dentro de su casa. El incendio de la casa de Morales fue organizado por el obrero textil Manuel Juárez.
La represión del gobierno fue cruenta. Mientras los trabajadores de Santa Rosa se dirigían a Nogales, los soldados dirigidos por el general Francisco Ruiz, bajo las órdenes de Rosalino Martínez, subsecretario de Guerra del gobierno central, abrieron fuego contra los contingentes de obreros fabriles. El cateo de los barrios obreros para fusilar en los cuarteles a los rebeldes y la persecución de los trabajadores en los montes, fueron las formas en las cuales se llevó a cabo una de las más importantes represiones al movimiento obrero mexicano. De los 7 083 trabajadores del complejo industrial de Río Blanco sólo volvieron 5 212: más de 1 800 obreros no regresaron a la reapertura de la fábrica. El 9 de enero, en la puerta de la empresa, con el objetivo de dar un golpe especial al movimiento obrero, fueron asesinados los líderes Rafael Moreno y Manuel Juárez, con el consentimiento de la patronal del CIM. [48]
La represión del gobierno de Díaz pretendía escarmentar al movimiento obrero que comenzaba a cuestionar con métodos radicalizados la dictadura porfirista en las fábricas, buscando mejoras salariales y rebelándose contra las medidas impuestas por la patronal de capital imperialista. El movimiento obrero mexicano tardó mucho en reponerse de tan duros golpes. Para 1910, año en el que estalló con más firmeza la lucha contra la dictadura porfirista, el sector de vanguardia del movimiento obrero había sido muy debilitado.
La insurrección en Baja California y la represión
En 1906, desde Toronto, Ricardo Flores Magón expresó a sus correligionarios el plan de insurrección que habían definido:
Nuestra idea es esta. Que usted o cualquiera de los amigos de Laredo, recorran el estado de Texas y California donde hay mexicanos [...] hay que entrar siquiera con cien hombres bien armados por las haciendas y en los pueblos irán aumentando las filas de combatientes. Todo es comenzar, pero comenzar del modo indicado para que el gobierno se sorprenda de ver que por diferentes lugares de la frontera hay revolucionarios. [49]
La división militar en 5 zonas del territorio de México estaba en concordancia con la estrategia del magonismo. Para cada zona la JOPLM eligió representantes directos que organizaron el acopio de armas y el aglutinamiento de militantes dentro de los clubes clandestinos. Algunos de los levantamientos magonistas de 1906 fueron el del 30 de septiembre en Veracruz comandado por Hilario Salas, el de octubre en la sierra de Soteapan con el aproximado de 350 combatientes indígenas (que lograron dinamitar varios puentes) y el del 21 de octubre en Ciudad Juárez.
Como resultado de las derrotas anteriores en Cananea y Río Blanco, de la infiltración de las filas liberales, del seguimiento a la JOPLM por la Furlong y el apresamiento de Juan y Manuel Sarabia en 1906 y de Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y Antonio Villarreal en agosto de 1907, el PLM comenzó a perder influencia. El mayor impacto de las ideas antirreeleccionistas de Madero entre los grandes hacendados no beneficiados por la dictadura y el no haber sabido ligarse al campesinado norteño, que fue uno de los grandes protagonistas de la Revolución, determinó su aislamiento. Sin embargo, no dejó de organizar los levantamientos militares. En 1908 en la serie Episodios revolucionarios, integrada por “Las Vacas”, “Viesca”, “Palomas”, escrito por Práxedis G. Guerrero podemos leer la única narración de los levantamientos magonistas:
Hubo otros muertos cuyos nombres no he podido recoger; ya en los momentos de combate se unieron a los nuestros. Se dice que uno era de Zaragoza; el otro vivía en Las Vacas, y al sentir el ruido de la pelea y oír las exclamaciones de los combatientes se despertó en él la solidaridad de oprimido: ciñóse la cartuchera, tomó su carabina, se echó a la calle al grito de ‘¡Viva el Partido Liberal’! [Práxedis G. Guerrero, Episodios revolucionarios “Las Vacas”, “Viesca”, “Palomas”, publicados en Regeneración núm. 2, 3 y 4, los días 10, 17 y 24 de septiembre de 1910 respectivamente, reproducidos en Armando Bartra, op. cit., 214.]]
Para 1910, el PLM había sufrido nuevos embates de la represión gubernamental. Sin embargo, participó del llamado militar de Francisco Madero, que en el Plan de San Luis Potosí levantaba el sufragio efectivo y la no reelección. Esto se hizo con independencia de Madero, en lo político y también en lo referente a la centralización del mando militar. Flores Magón planteó en los siguientes términos esta diferencia con el proyecto de los hacendados del norte, en 1911:
La revuelta de Madero no puede llamarse revolución. El movimiento del PLM sí es una verdadera revolución. Los compañeros que combaten en las filas liberales han ido a la lucha convencidos de que es un acto de justicia el expropiar de la tierra a los ricos para entregársela a los pobres […] la certeza de que se lucha contra la clase capitalista no puede formar tiranos, no puede encumbrar caciques, porque no es para eso que los compañeros liberales empuñan las armas sino para liberar al pueblo de la cadena del capital. [50]
Las diferencias sustanciales de programa ya mencionadas y la hostilidad del maderismo determinaron que la JOPLM decidiera concentrar sus fuerzas militares en Baja California, con la ayuda de organizaciones anarquistas estadounidenses como la IWW y con el apoyo propagandístico de la intelectualidad radical, como John Kenneth Turner y Jack London. El llamado Ejército Libertario, de composición heterogénea, agrupó tanto a soldados en búsqueda de fortuna militar en el México revolucionario, como a radicales libertarios al estilo de Leyva Berthold, Carly Arp, Rhys Pryce y Jack Mosby. El 8 y 9 de mayo el Ejército Libertario bajo la dirección de Rhys Pryce tomó la ciudad de Tijuana bajo el lema de Pan, tierra y libertad. Esta toma, simultánea al enfrentamiento militar en Juárez, fue concebida como “la base principal de nuestras operaciones para extender la Revolución Social a todo México”. [51]
Luego de la huida de Díaz y tras la firma del Tratado de Ciudad Juárez, el gobierno interino envió una tropa al mando de Celso Vega con el objetivo de liquidar la disidencia política del PLM. En junio de 1911 la disolución del Ejército Libertario, la nueva detención de los miembros de la JOPLM y la represión realizada por el gobierno interino y por las fuerzas maderistas en Baja California (matando en promedio de 5 a 6 liberales por día) constituyó el golpe final al PLM, que desde entonces redujo sustancialmente su actuación como fuerza política dentro del campo revolucionario. Las derrotas causaron un desplazamiento de algunos de sus miembros al maderismo, como Antonio Villarreal y Lázaro Gutiérrez de Lara.
El momento del anticapitalismo magonista
La represión y el mayor peso de Ricardo Flores Magón dentro del PLM fueron el marco en el que se dio la radicalización programática y política hacia planteamientos anticapitalistas. Es un hecho que la evidente desconfianza respecto de Madero llevó a Flores Magón a plantear la necesidad de la independencia política y programática de las filas revolucionarias.
Si Díaz se encargó de derrotar al movimiento obrero en Río Blanco y en Cananea, el gobierno interino de Francisco León de Barra con el apoyo de las fuerzas maderistas liquidaron la oposición dentro del campo revolucionario, con la ya mencionada represión en Baja California. Esto evidenció el contenido de clase del proyecto de Madero: si la burguesía y su intelectualidad lo han mostrado como el “apóstol de la democracia”, los acontecimientos de Baja California señalaron el carácter reaccionario del maderismo. Esa situación llevo a Ricardo Flores Magón a plantear en su Manifiesto del 23 de septiembre de 1911 la necesidad de:
La expropiación de los bienes a cabo a sangre y fuego durante este grandioso movimiento [...] la emancipación de los trabajadores debe de ser obra de los trabajadores mismos. [52]
A pesar del impacto del maderismo en el liberalismo mexicano, que causó la migración de personajes como Juan Saravia a las filas del antirreeleccionismo, en 1911 se dio la transición de un programa democrático-burgués a uno abiertamente anticapitalista, lo cual se hizo público por medio de las páginas de Regeneración. El cambio del programa surgió en el periodo de mayor auge del proyecto maderista dentro de las filas revolucionarias y luego del Tratado de Ciudad Juárez. Para 1911 el PLM pasó a dar cuenta de las manifestaciones espontáneas de los trabajadores agrícolas y fabriles, además de plantear las limitaciones del maderismo, por medio de Regeneración. El Manifiesto del 23 de septiembre constituye el avance programático anticapitalista del magonismo cuya introducción planteó:
Sin el principio de la propiedad privada no tiene razón de ser el gobierno, necesario tan sólo para tener a raya a los desheredados en sus batallas en sus querellas o en sus rebeldías contra los detentadores de la riqueza social: ni tendría razón de ser la Iglesia [...] Capital, autoridad, clero: he ahí la trinidad sombría que hace de esta bella tierra un paraíso para los que han logrado acaparar en sus garras la astucia, la violencia y el crimen, el producto del sudor, de la sangre, de las lágrimas [...] quedando de esa manera dividida la humanidad en dos clases sociales con intereses diametralmente opuestos: la clase capitalista y la clase trabajadora: la clase que posee la tierra, la maquinaria de producción y los medios de transporte de las riquezas, y de la clase que no cuenta más que con sus brazos y su inteligencia para proporcionarse sustento. [53]
En este documento podemos encontrar una denuncia sobre el carácter “inocuo” de la propiedad privada, una denuncia del Estado, la autoridad y el clero como sustento de la actuación del capital y un reconocimiento del carácter creativo y productivo del trabajo. El Manifiesto también planteó el desconocimiento de los maderistas como “protectores de los privilegios de la propiedad capitalista” y llamó a la “expropiación de tierras, fabricas, minas, ferrocarriles [...] hecho el inventario regular la producción; de manera que en este movimiento, nadie carezca de nada”, [54] con el objetivo de la “expropiación de la organización de la producción, libre ya de amos y basada en la necesidad de los habitantes de cada región, nadie carecerá de nada [...] con la desaparición del último burgués se garantizará la instauración de un sistema que garantizará a todo el ser humano el pan y la libertad”. [55]
Sin embargo, el programa de 1911, de evidente carácter anticapitalista, estaba signado por el cada vez mayor aislamiento del PLM dentro del campo revolucionario.
Conclusiones: los límites del magonismo dentro de la Revolución Mexicana
El magonismo fue sin duda una de las corrientes más radicales dentro de la Revolución Mexicana en la lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz. De ser una corriente política preocupada por la vigilancia de la administración pública, se convirtió en impulsora de la organización obrera en Cananea y Río Blanco. En su primera etapa, que va de 1901 a 1905, se caracterizó por luchar por el respeto de las Leyes de Reforma, en tanto que los clubes liberales tenían como principal tarea la realización de actos públicos y el fomento del civismo.
La represión y la mayor influencia de Ricardo Flores Magón dentro del PLM determinaron la constitución de la JOPLM. En esta segunda etapa, que va de 1905 a 1911, surgió el programa democrático-burgués de 1906, que a diferencia de la perspectiva sustentada en el anterior periodo incluyó demandas agrarias y laborales y la construcción de clubes liberales clandestinos con el objetivo de garantizar la insurrección generalizada.
Para 1911, mientras se daba el debilitamiento de sus filas por las razones explicadas anteriormente, enarbolaba un programa abiertamente anticapitalista, y su principal participación se dio en la incursión militar de Baja California con el objetivo de impulsar la revolución social desde Mexicali.
En las dos últimas etapas de su desarrollo, ya citadas, el magonismo se caracterizó por una estrategia militar insurreccional en la que el proletariado jugaba un rol políticamente secundario, y donde los métodos tradicionales de la clase obrera, como la huelga, eran concebidos como expresiones de lucha obsoletos. Flores Magón lo planteó en “A los huelguistas y los trabajadores en general”:
La huelga no es redentora. La huelga es una vieja arma que perdió su filo dando golpes contra la solidaridad burguesa y la ley de hierro de la oferta y de la demanda. La huelga no es redentora porque reconoce el derecho de propiedad. [56]
Para los militantes del PLM, las huelgas en las que participaron tenían el objetivo de preparar la insurrección militar, en la cual los trabajadores industriales fortalecerían lo organizado por los clubes liberales nucleados alrededor de la JOPLM, como ya planteamos en torno a los sucesos de Cananea y Río Blanco.
De esta forma, se consideraba la acción del movimiento obrero como secundaria en la lucha contra la dictadura. La JOPLM y los mecanismos de organización estaban subordinados a la estrategia militar general de 1905 y 1906, cuya principal manifestación real se expresó en Baja California en 1911.
Esta característica de su estrategia política marcó una importante diferencia con el marxismo clásico y en particular con su contemporáneo, el leninismo. La evolución particular del magonismo no puede escindirse de las propias características del movimiento obrero mexicano, el cual estaba en una temprana fase de su evolución, disperso geográficamente y con escasa experiencia política, sobre lo cual se desarrolló esta corriente política e ideológica que, aunque avanzó en una perspectiva anticapitalista, no alcanzó a vislumbrar la necesidad de una centralidad de la acción y los métodos de esa joven clase trabajadora.
Por otra parte, la radicalidad de los planteamientos del PLM no iba acompañada de una formulación concreta para la realización de una alianza obrero-campesina dentro de la situación objetiva del México en llamas. En ese sentido, una de las limitaciones que han planteado varios historiadores sobre el magonismo es su sectarismo frente al zapatismo y el villismo. Tras el llamado de Zapata, en el año de 1913, a que la publicación de Regeneración se hiciera en el estado del sur, Ricardo Flores Magón desistió la invitación. El campesinado, fuerza motora fundamental del estallido de 1910, que se manifestó con firmeza en los grandes ejércitos campesinos de Villa y Zapata, no interesó a la estrategia magonista. Sin duda existió una subestimación del potencial revolucionario de las masas rurales, cuya máxima expresión fue la llamada Comuna de Morelos y, en otro nivel, la División del Norte. En torno a Villa, Magón siempre tuvo desconfianza por tratarse de una figura militar proveniente del maderismo, sin observar las contradicciones de su política y las características sociales de la División del Norte. En torno al zapatismo según, Salvador Hernández Padilla:
Cuando recibió la invitación de Zapata para trasladarse a Morelos y desde ahí imprimir Regeneración, parece ser que el periodista libertario simplemente no atendió la invitación del dirigente campesino de Anenecuilco. Es posible que dicha omisión obedeciera a que Ricardo Flores Magón consideraba que el movimiento dirigido por Zapata no iba más allá de exigir la restitución de la tierra para el campesinado morelense. [57]
Esto llevó al PLM al aislamiento político luego de 1910, cuando las principales fuerzas motoras de la Revolución se expresaban en los ejércitos campesinos. Los planteamientos programáticos de septiembre de 1911 mostraban, junto a lo avanzado de las ideas magonistas, una impotencia política para soldar una real y fuerte alianza obrero-campesina, debido a que sus principales planteamientos políticos se centraron en llamar a los trabajadores y campesinos a “la expropiación de los medios de producción y la organización administrada de las fábricas y ferrocarriles”, sin desarrollar un programa más concreto y preciso que empalmase con la demanda motora de la Revolución, sintetizada en el grito zapatista de ¡Abajo haciendas, arriba pueblos!
La negativa de Flores Magón de participar de la contienda junto a los ejércitos campesinos luego de la derrota de Baja California lo llevó a ser fundamentalmente un observador de las batallas militares de la Revolución en su fase más radical y a publicar desde Regeneración su obra literaria, cada vez con menor incidencia política. Ricardo Flores Magón manifestó su internacionalismo oponiéndose al belicismo estadounidense y al chovinismo en su Manifiesto a los trabajadores del mundo en 1918.
Flores Magón finalmente fue detenido, junto con Librado Rivera, por el gobierno yanqui debido a su oposición a la guerra. Solo pudieron acallar su pluma revolucionaria y heroica mediante su asesinato en la cárcel, y volvió a México muerto en enero de 1923.
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