Las juventudes de gobierno hacen lo imposible porque el movimiento estudiantil se mantenga pasivo y controlado, hacen de todo para que la juventud no se convierta en un foco de protesta durante el gobierno de Boric, que en la Universidad de Chile a significado convertir a la FECh en una mera subsecretaría de gobierno totalmente subordinada a las autoridades de la universidad
Viernes 5 de abril
Recordemos que hace dos años se inauguró el casino en la facultad de Filosofía y Humanidades (junto con el edificio nuevo), que a la primera lluvia tuvo filtraciones que lo dejaron completamente inutilizable incluso para poder usar los microondas que allí habían. La solución a esto por parte de las autoridades fue poner “Foodtrucks” cuyos precios son bastante elevados para el segmento de estudiantes que viene de familias trabajadoras.
Te puede interesar: Balance. Seis meses de las juventudes de gobierno en la Fech: Incumplimiento del programa y pasividad estudiantil
Te puede interesar: Balance. Seis meses de las juventudes de gobierno en la Fech: Incumplimiento del programa y pasividad estudiantil
Hoy en día, el casino sigue sin estar apto para funcionar, y esto se traduce en miles de estudiantes sin poder alimentarse, ya que ni siquiera todos aseguran la junaeb.
A esto, las juventudes de gobierno (Frente Amplio y juventudes del PC), quienes dirigen los organismos de representación en la universidad, responden con una tallarinata sin ninguna propuesta concreta de cómo enfrentar los problemas de alimentación, ni de a quién exigirle. En última instancia no dan ninguna pelea seria para poder resolver los problemas alimenticios, y en realidad ningún otro problema, ya que hemos visto que desde que asumió Gabriel Boric como presidente, las juventudes del gobierno han buscado pasivizar los organismos, como la Fech, con el objetivo de mantener al movimiento estudiantil controlado.
Y todo esto a semanas de las nuevas elecciones de federación y consejerías, buscando hacerse conocidos con propuestas populistas y vacías. A pesar de que prometieron en su programa pelear por el fin a la mercantilización de los casinos universitarios, e incluso que lucharían por un aumento de la beca Junaeb a $65.000 . Literalmente prometieron “impulsar el avance hacia la gratuidad universal en la educación superior”, y la “mantención y restauración de sedes de la universidad”. Pero de esto parece que ya no se acuerdan, más de 6 meses y se confirma lo que siempre sostuvimos: convirtieron la Fech en una sucursal del gobierno de Boric. Su programa de conjunto siempre estuvo alineado a los intereses del oficialismo, pero aún así ni siquiera fueron capaces de cumplirlo. El “Súbete a la Fech” les queda como anillo al dedo, decisiones por arriba en vez de llamar a asambleas de base para discutir un plan serio que permita pelear por las decenas de problemas por las que les estudiantes viven día a día.
Desde Vencer creemos que el problema particular del casino y los problemas de alimentación en las facultades, no se acabará porque la burocracia estudiantil regale comida un día, sino que hay que abordarlo desde la perspectiva de que es un problema estructural de la educación de mercado y de la precariedad en la que se encuentra la educación pública. Para esto hay que discutir desde las bases en asambleas triestamentales (estudiantes, funcionarios y académicxs), el cómo solucionar este problema urgentemente.
Hay que pelear por terminar con las licitaciones de los casinos, partiendo por que no exista más subcontrato de trabajadoras y trabajadores, sino que sean contratados como trabajadores públicos, además de que se administren triestamentalmente las facultades, para poner al centro las problemáticas estudiantiles.
Queda poco para las nuevas elecciones hacia la Fech, debemos recuperar los organismos de la federación, para ponerlos a disposición de resolver realmente los problemas de la educación pública, donde la mercantilización la ha llevado a solo precarizar cada vez más a estudiantes y trabajadores. Para retomar la pelea histórica por la educación pública gratuita, de calidad y no sexista, financiada 100% por el Estado mediante aportes basales directos provenientes de la nacionalización del cobre e impuestos a las grandes fortunas.
