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Red Internacional
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Hay que enfrentarla. ¿Qué es el BA Aprende?: una nueva reforma educativa de Macri con viejas recetas

En la Ciudad se cocina, entre cuatro paredes, una nueva reforma educativa. Afectaría, en principio, al secundario pero su alcance se extiende a todos los niveles. Su implementación implicará una flexibilización laboral para los docentes. Amparado en la crisis educativa que gobierno tras gobierno se viene profundizando, proponen ahora la “novedad”. La meta: una educación segmentada y empobrecida de contenidos que acrecienta las desigualdades sociales. Tenemos una tarea por delante desde la docencia, hagamos como lo muestra el comercial 5, asambleas con los secundarios y enfrentemos esta reforma Exigimos a UTE-CTERA la realización de un plenario común abierto, junto a otros sindicatos como Ademys, para frenar la reforma

Viernes 30 de agosto 20:34

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Lo que está pasando

Si sos docente, principalmente de nivel secundario, seguramente el rumor de la reforma ya viene corriendo por los pasillos de la escuela. Esta semana vimos como en varios colegios empezaron a surgir asambleas de docentes y rechazos en comunicados que se hacen públicos. La escuela Normal 7 pudo frenar su incorporación entre las escuelas pilotos “innovadoras” de esta manera. Hoy hubo asambleas en varias escuelas como el Lenguitas, Yrurtia, Vieytes donde lo que primó fue el rechazo. En el comercial 5, escuela piloto, se dio una asamblea de trabajadores junto a los estudiantes para discutir qué medidas tomar y se terminó también rechazando. Por otro lado, este martes, en Ademys, se realizó una reunión de docentes de escuelas medias de CABA y algunos representantes de los estudiantes. En dicha reunión se resolvió organizarnos en cada escuela, junto con las familias y los estudiantes para enfrentar este ataque en ciernes. En este sentido participaron del centro de estudiantes del colegio Pueyrredón que manifestaron la necesidad de organizarnos para pelear en conjunto.

Algunos sindicatos docentes como AMET, UDA y UTE, informaron que tuvieron reuniones con el ministerio de educación, pero no circuló material alguno. Las conducciones sindicales no llamaron a ningún tipo de organización en las escuelas o plan de lucha, ni contra la reforma de CABA, ni contra la esencialidad, ni la Ley Bases o, al menos, en apoyo al enorme conflicto docente que atravesó Misiones y actualmente Neuquén. Es claro de a dónde nos llevan esas políticas sindi#cales. A negociar por detrás y a espaldas de la docencia.
Desde la agrupación 9 de abril creemos que es necesario organizar el rechazo en cada escuela. Convocando a docentes, estudiantes y familias a debatir de conjunto, hasta que caiga la reforma. Y llamar a la coordinación sindical, en asambleas conjuntas de UTE y Ademys para organizar un plan de lucha. Las conducciones Celeste de UTE y de la Ctera están cada vez más paralizadas a cada avance de la derecha. Lo único que logra esa política es entregar a la docencia y a la educación en general, en bandeja, a las fauces del mercado. Un posicionamiento completamente cómplice de las políticas neoliberales y al servicio del FMI, que la comunidad educativa tiene que rechazar contundentemente.

La reforma

Hace unos meses, a través de medios de comunicación y fuentes no oficiales, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires viene promoviendo una nueva reforma educativa para el nivel medio de enseñanza, enmarcada en el Plan Buenos Aires Aprende. El proyecto contempla su implementación en 32 escuelas “piloto” o, como se empezaron a definir “innovadoras”. Con el plan de extenderlo a todas las escuelas del nivel. Que en síntesis busca profundizar la superexplotación laboral y vaciar de contenidos la educación. La reforma agruparía materias en “áreas”, trabajar por proyectos, eliminar la figura de “docentes taxi”, fortalecer las habilidades “socioemocionales” y, principalmente, basar la enseñanza en “aprendizajes fundacionales”. Si bien la letra de la reforma aún no se conoce, dado que la costumbre de este tipo de soluciones viene siempre a espaldas de la comunidad educativa, los trascendidos de la Ministra de Educación porteña y la información verbal que llegó a las escuelas piloto, permiten tener una visión global de las intencionalidades. Por ejemplo, el área de Ciencias Sociales abarcaría Historia, Geografía, Educación Ciudadana, por lo cual las materias antes nombradas desaparecerían como tales. También estarían introduciendo materias como Vida Saludable que abarcará Biología y Educación Física. Éstos, fueron sólo algunos ejemplos que “bajaron” desde las supervisiones pero, por ahora, no hay nada por escrito.

Por sí mismo, lo que se sabe de la reforma ya implicará una reestructuración de la planta docente de las escuelas, que atenta contra la estabilidad laboral de las y los trabajadores. La reforma en cuestión, propone una adaptación del estatuto docente para poder realizar estas modificaciones. Un manoseo más a las condiciones laborales que ya había iniciado Larreta. Desde el gobierno se propone que cada escuela tenga “autonomía” para la organización institucional, slogan que “suena bien”, pero esconde las responsabilidades del gobierno en la descentralización. Según el sindicato Ademys: “La reducción de la cantidad de docentes por escuela, a partir de la obligación a conformar cargos de 18, 36 y hasta 72 horas cátedra (con la consiguiente rebaja salarial), lo que traerá como consecuencia una reducción de entre 40 y 50% de la planta funcional docente. Docentes interinos y suplentes quedarán cesantes en lo inmediato y se realizarían concursos internos desplazando también a los titulares con menos puntaje”.

No es raro que esta información tenga reminiscencias a lo que se sancionó con la Ley Federal de Educación promulgada allá por el año 1994, de la mano de los recortes del FMI. Pero el colmo es que se dice que habrá horas asincrónicas (modalidad virtual) ¿Alguien puede creer que luego de cerrar los programas donde se entregaban computadoras a nuestro alumnado ahora van a darlas y también darles wifi? No lo hicieron en plena pandemia, menos lo van a hacer ahora. Leyendo el documento marco que entregaron a principios de año encontramos un punto importante de este nuevo intento de reforma: “Los cambios introducidos a partir de la Nueva Escuela Secundaria (NES) y la Secundaria del Futuro en relación a la vinculación de los/ as estudiantes con el mundo del trabajo.” (Plan Estratégico BA Aprende, pág. 9). Como era de suponerse, quieren que nuestros estudiantes vayan rápidamente a ser mano de obra barata y no calificada.

La argumentación de la reforma parte de la realidad más inmediata que es: la educación está en crisis. Ante esto, es necesaria “una reforma educativa”. Indefectiblemente, cada gobierno en los últimos cincuenta años tomó ese discurso y, más que mejorar las condiciones de la enseñanza, las escuelas están cada vez peor. Así pasamos penosamente desde la Marcha Blanca de los 80, a la Ley Federal de los 90, la Ley nacional de los 2000 y, al menos, diez reformas más que no vamos a enumerar acá. El mismo Milei postulaba en campaña de la voucherización de la educación pública. El dato más contundente que toman (y tomaron) para proclamar la crisis en la educación son las pruebas estandarizadas, como las pruebas PISA, que vendrían a poner claro sobre negro del “fracaso educativo”. No les importa si 7 de cada 10 niñes es pobre, o que más de un millón de menores no pueda cenar; para los gobiernos, el problema debe ser “la escuela”.

La escuela pasa a ser el “chivo expiatorio” de la crisis educativa y social a la que nos empujan las políticas de los gobiernos. La derecha como Milei y Macri, que acusan a las y los docentes de “adoctrinamiento”, propone la educación como “servicio” esencial, y el arco político gobernante (incluyendo el peronismo de Grabois) acompaña bajo el pretexto de que “si me cierra la escuela, me arruina la vida”. Pero, como señalaba Myriam Bregman, la educación no es un servicio, sino un derecho esencial.

Partimos desde la premisa más elemental de que, para que la escuela sea realmente un lugar donde las infancias puedan desarrollarse, los derechos mínimos de salud, vivienda e ingresos deben estar garantizados para todas y todos. Decenas de estadísticas, además del más inmediato sentido común, apuntan a que las desigualdades sociales tienen como consecuencia desigualdades educativas que, a la vez, retroalimenta y profundiza las desigualdades sociales. El hecho de que el gobierno de la Ciudad proponga esta nueva reforma, al tiempo que a nivel nacional impulsan la “esencialidad del servicio” evidentemente no apunta a dar soluciones a la crisis educativa, sino que responde a otros intereses.

Lxs chicxs en las aulas

Los problemas educativos no se solucionaron agregando días en el calendario escolar, ni aumentando la cantidad de horas en la escuela. Ahora, la “esencialidad”, tampoco viene a subsanar ningún deterioro en el tiempo de escolarización. Más pareciera responder a la necesidad de “liberar” del mayor tiempo posible a las familias para que no interfiera con la fuerza de trabajo. Estamos muy lejos de la época en que un solo trabajo podía mantener a una familia, y es cada vez más común la figura del “trabajador formal pobre”. Lo que suele decirse es que, hoy por hoy, las escuelas funcionan más como “guarderías”.

Nada de esto objetan desde los gobiernos. La “inclusión educativa” fue un requisito de cada reforma en las últimas décadas y es otra bandera del plan BA Aprende. Pero no se trata de una inclusión de calidad, sino de “cantidad”. Más horas en la escuela, con más estudiantes, y con los mismos recursos, de ninguna manera puede redundar en una mejora de la calidad educativa de las y los estudiantes. Y si no hay aulas disponibles, la nueva reforma plantea un aumento de carga horaria “virtual”. Parches sobre parches.

Aprendizajes fundacionales y las “habilidades para el futuro”

La retórica grandilocuente, en realidad, viene a decirnos que lo “importante” es que la escuela enseñe a leer y sumar. En este sentido se conjugan muchos de los principales puntos de la reforma: la agrupación de asignaturas por áreas, el sistema de aprobación por “créditos”, los trabajos por proyectos y los propios aprendizajes fundacionales.

Como decíamos antes, aumentar la escolarización en “cantidad” sin aumentar los recursos, naturalmente promueve un deterioro de la calidad educativa. Deterioro visible en todos los aspectos. En ese contexto, las reformas apuntaron siempre a intentar solventar los problemas enfocándose siempre en esos dos núcleos “fundacionales” (lectoescritura y matemática básica), en desmedro de otras áreas y saberes. Para el mercado laboral, es un “desperdicio de recursos” el fortalecimiento de especialidades que no promuevan una inmediata capacidad de explotación, la famosa “eficiencia”. No tiene sentido, para estas reformas, fortalecer ciencias específicas como las naturales, las sociales o las tecnológicas. En suma, no promueven un desarrollo integral de la educación de los estudiantes, sino dotar a la población de los saberes básicos para el mercado laboral disponible. El Estado al servicio de la precarización.
Claro está que no se trata de una tendencia local. Las pruebas PISA evalúan precisamente eso. Y las recomendaciones de los organismos internacionales de crédito, como el Banco Mundial, promueven ese tipo de especificidad en la enseñanza.

La educación “socioemocional”

Otro eje que subraya la reforma es la inclusión curricular de la educación socioemocional. Si bien, hasta ahora no se sabe con certeza en qué grado se solapa con la ESI que, como hacen público desde todos los voceros, el gobierno se opone explícitamente; lo cierto es que serviría para promover espacios de reflexión y autoconocimiento, fortaleciendo redes y fomentando la autonomía de los estudiantes.

Los problemas socioemocionales son un dato objetivo de las y los estudiantes hoy por hoy. A diario, las y los docentes nos vemos frente a situaciones de extrema vulnerabilidad de los estudiantes y sus familias. Nuevamente, es llamativo que se proponga con tanta soltura una “herramienta pedagógica”, sin atacar primero y con la mayor urgencia, los problemas sociales que golpean a nuestros jóvenes. Sin mencionar que la actual gestión del ministerio de educación de CABA, promueve en todos los ámbitos los criterios de las neurociencias como fundamentos sus propuestas pedagógicas, tan vinculados a la patologización y medicalización de las infancias. Realmente, sería “poco saludable” que las y los estudiantes no se vean afectados por las condiciones sociales a la que los arrastran los sucesivos gobiernos.

Habilidades “blandas” y Prácticas Profesionalizantes

Las prácticas profesionales, que en la Ciudad y a nivel nacional se vienen promoviendo, están muy alejadas de poner a disposición de la formación los avances tecnológicos de la producción. Muy por el contrario, en lugar de que ayuden a la especialización y divulgación de las nuevas tecnologías, se pretende la adquisición de “habilidades blandas”. El eufemismo es usado, en este caso, para el aprendizaje de adaptación a condiciones laborales inestables, flexibilizadas, bien apuntadas al sector “servicios”. La “formación de mano de obra” se extiende y aumenta con la nueva reforma educativa.

Eliminación de “docentes taxi”

La “acumulación” de horas para las y los docentes, en una misma escuela, pasó de ser una reivindicación a una “pesada carga”. La nueva reforma plantea, como solución a los “docentes taxi”, cargos de hasta 72 horas. Una locura. Nadie que se plantee de forma mínimamente honesta mejorar las condiciones educativas, puede creer que un docente deba trabajar 72 horas semanales. Lamentablemente, sabemos que por las condiciones salariales, muchas y muchos debemos trabajar tres cargos. Pero es impensable que una reforma educativa pueda plantear eso como una “mejoría” en las condiciones de enseñanza-aprendizaje.

En la reforma, tampoco se aclara qué porcentaje de esas se deberán trabajar frente a curso, y cuánto será para planificación. Anuncian el cierre de las horas especiales como EDI y 162, no obstante, no se aclara qué pasará con la estabilidad de las y los docentes afectados. No suena raro que, con el argumento de la descentralización y la “autonomía” de las escuelas para disponer de la organización interna, se imponga un recorte desde arriba que deba ser discutido “escuela por escuela”. Algo similar a cuando proponían el “sindicato por empresa” y no por rama. Es decir, unas condiciones favorables a la flexibilización del trabajo.

Una salida a la crisis educativa

Como ya se dijo antes, no se puede pensar en mejorar la educación por fuera de una mejora en las condiciones sociales de las y los estudiantes. Con esa deuda, ninguna reforma puede ser exitosa. Sin embargo, desde la corriente 9 de Abril, planteamos la necesidad de transformar la sociedad para cambiar la escuela y transformar la escuela para aportar en la lucha por otra sociedad: una perspectiva socialista y desde abajo.

Las escuelas cumplen un enorme rol social, mayor que un lugar de instrucción o un comedor. Tenemos el potencial para poder organizar al conjunto de la comunidad educativa (estudiantes, familias, docentes) uniéndonos con otros sectores de trabajadoras y trabajadores para la autoorganización. Abrir las escuelas para que la “vida entre en las aulas”, implica hacer de las escuelas un lugar de aprendizaje, cultura, deporte, debate y organización de toda la comunidad educativa.

Para esto, planteamos junto al rechazo a la reforma:

1) ¡Plata para educación, no para la deuda! Re nacionalización del sistema educativo, desconocimiento soberano de la deuda externa y el FMI para destinar el dinero al aumento del presupuesto educativo aumentando los salarios docentes, financiando un plan de obras públicas (que contemple la construcción y refacción de escuelas y sea controlado por la comunidad educativa), aumentando el nivel tecnológico de las escuelas y que cada estudiante pueda tener el máximo nivel de tecnología en sus hogares junto con servicio de internet gratuito, mejorando la alimentación de las y los chicos su vestimenta, sus útiles y el acceso a libros y planificando un plan de alfabetización integral en todas las escuelas del país dirigido por las y los docentes.

2) ¡Basta de vivir trabajando! Aumento salarial de emergencia y reducción de la jornada laboral. Aumento por cargo para que ninguna docente tenga que trabajar dos o tres turnos para llegar a fin de mes y, en perspectiva, reorganización de nuestro régimen laboral, peleando por la reducción de nuestra jornada laboral donde se reconozca el trabajo que realizamos fuera de la escuela (de corrección, planificación y preparación de clases junto a las tareas administrativas) de la mano de formación docente y capacitación continua. Contratación urgente para duplicar las y los docentes en las aulas para el trabajo en parejas pedagógicas. Ninguna suma en negro, todo al básico e indexación del salario en forma automática por inflación. Defensa y aumento de las jubilaciones.

3) Educación Sexual Integral con perspectiva de género y separación de la Iglesia del Estado. Aplicación efectiva de la ESI con capacitación en servicio sobre el abordaje de situaciones de ASI (Abuso Sexual Infantil). Creación de equipos especializados dentro del marco del estatuto del docente que incluya el trabajo con familias. Contratación urgente de profesionales (psicólogas, psiquiatras, personal de salud) para que haya en cada escuela un gabinete del equipo de orientación escolar.

4) Para nuestros estudiantes, decimos basta de pasantías gratuitas. Ningún joven fuera de la escuela, por becas integrales para pelear contra la precarización laboral, por trabajo con derechos y la reducción de la jornada laboral a 6 horas por 5 días sin reducción salarial y así tener tiempo para seguir estudiando, permitiendo que puedan acceder todos y todas a la universidad, tengan tiempo libre para destinarlo al deporte, la cultura, la música, el arte y el ocio. Por un plan de viviendas para que, cuando lo deseen, puedan tener su propia casa. Para las y los estudiantes terciarios, futuros docentes, becas integrales para fomentar el ingreso a la docencia y que apenas ingresen a los profesorados ya sean parte de las escuelas como planta orgánica y puedan desempeñarse en parejas pedagógicas junto a los y las docentes de grado, siendo parte de sus residencias y prácticas para su formación. Por el trabajo colectivo en el aula, con un salario igual a la canasta familiar, con plenos derechos, pero sin las responsabilidades y deberes del docente.

5) Organización democrática de las escuelas en base a organismos de autoorganización de docentes, estudiantes y familias y todxs los demás trabajadorxs de la educación (como auxiliares y cocineras), para debatir otra perspectiva educativa, diferente a la que este gobierno pretende imponer. Otro modo de trabajo que cuestione los contenidos y el carácter de clase de la educación, creativo, colectivo, liberador, coordinando tareas, trabajando en parejas pedagógicas, donde se pueda rotar la asignación de tareas entre los propios maestros y maestras y ejercer la elección directa en asamblea de los equipos de conducción. Organizarnos para defender esta perspectiva es la clave para conquistarla.

6) Exigimos a UTE-CTERA la realización de un plenario común abierto, junto a otros sindicatos. Para que toda la docencia nos podamos expresar y repudiar esta reforma educativa y laboral.

7) Participar el martes 3 de la Asamblea de Ademys para seguir buscando la unidad para la lucha.