×
×
Red Internacional
lid bot

OPINIÓN. Que los jóvenes no se callen ante el avance represivo

En la tarde de ayer se difundieron varias noticias. La gendarmería desalojó a secundarios de Moreno y también en las tomas de colegios de la Ciudad de Buenos Aires. Este viernes hay que marchar contra la represión policial y por la aparición con vida de Santiago Maldonado.

Jueves 31 de agosto de 2017

La noción de esa "fuerza" a que se da el nombre de Estado, fuerza que brota de la sociedad, pero que se sitúa por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella. ¿En qué consiste, fundamentalmente, esta fuerza? En destacamentos especiales de hombres armados, que tienen a su disposición cárceles y otros elementos.

Fredrich Engels

Desde que asumió Cambiemos, surgieron decenas de nuevos casos en donde a las fuerzas represivas “se les va un poco la mano”.

Recordamos la violenta represión que sufrieron los vecinos del Bajo Flores, mientras ensayaba una murga con decenas de niños que fueron baleados por la gendarmería nacional. El despliegue comenzó con balas de goma sobre los cuerpos de los pibes y unos minutos después comenzaron a despachar los fusiles con balas de plomo. El operativo contó con la participación de la Comisaría 36, denunciada en varias oportunidades por violaciones a los derechos humanos.

También es el caso del merendero "cartoneritos" de Lanús, que se encontró en medio de una balacera mientras preparaba la cena para cientos de pibes que contaban con la suerte de poder alimentarse. Balas de goma y gases lacrimógenos fue lo que recibieron.

Ayer, la escuela Media nº 6 Juana Azurduy de Moreno amaneció tomada por sus trabajadores docentes, estudiantes y familias de la comunidad exigiendo mejoras edilicias. A causa de esta protesta pacífica, Gendarmería Nacional arribó al lugar en un intento de desalojo y hostigamiento.

La toma del Liceo 9, un colegio ubicado en el barrio porteño de Belgrano, es contra la reforma antieducativa, por la aplicación del protocolo contra la violencia de género, y por el cambio de código de vestimenta. Los estudiantes del Liceo 9 resolvieron ayer, en asambleas masivas en todos los turnos, tomar el colegio a modo de protesta frente a la reforma que el gobierno pretende aplicar desde el año que viene, comenzando con un primer grupo de “escuelas piloto” de las cuales el Liceo forma parte.

Te puede interesar: Secundaria del futuro y precarización del presente

No podemos olvidar la golpiza sufrida por dos trabajadores aeronáuticos por parte de la Policía de la Ciudad, a la salida de un boliche en el barrio de Flores.

Este año se puso sobre el tapete la discusión sobre la baja de la edad de imputabilidad. La solución nunca estará en variantes punitivas; un profundo cuestionamiento a este orden social y la pelea por una sociedad que termine con la explotación y la opresión son nuestro horizonte.

Te puede interesar: Denuncian a la Policía de la Ciudad por brutal golpiza contra trabajadores aeronáuticos

El caso de Santiago Maldonado es, si se quiere, un último eslabón de un claro envalentonamiento de las fuerzas represivas. Estas se ven amparadas por un gobierno abiertamente de derecha, que tuvo como primer reflejo la defensa de la gendarmería, como intento de apartar de la causa cualquier implicancia que tenga esa fuerza.

Te puede interesar: Santiago Maldonado: denuncia judicial contra Macri, Bullrich y otros por encubrimiento

Buscamos a Santiago Maldonado…. Y también a Julio López

Ayer, también Cristina Fernández hizo una extraña defensa del personal de la Gendarmería, al que "salvó" con una especie de "obediencia debida" afirmando que: "La gendarmería de hoy es la misma Gendarmería del año 2015, lo que cambió es el Gobierno que da las órdenes".

Si bien es una defensa muy poco oportuna en un momento donde esa fuerza está cuestionada por la desaparición de Santiago Maldonado, hay algo de cierto en las declaraciones de la ex presidenta. El rol que tiene la Gendarmería Nacional no cambia porque cambien los colores de los gobiernos. El rol que juegan las fuerzas represivas se mantiene.

Aunque la historia oficial dice que la Gendarmería Nacional Argentina nace como una nueva fuerza de seguridad militar, con funciones de policía, para proteger las zonas de frontera, lo cierto es que su rol siempre fue otro: intervenir en los conflictos sociales dentro del territorio nacional como brazo armado del Estado para sofocarlos y restaurar el “orden”.

Te puede interesar: Gendarmería Nacional, fiel a su rol represivo a lo largo la historia

El brazo armado del Estado: la Gendarmería defiende los intereses empresarios

En estos meses se pone en discusión el rol de los jóvenes en las elecciones. Gran parte del llamado “voto joven” (de 16 a 24 años), es parte de la famosa generación “ni ni”. El 15 %, que son 566.000 jóvenes, no estudia ni trabaja. A esta cifra se le suma la desocupación, que es del 18 %, el doble que en la población adulta. Muchos jóvenes se ven obligados a dejar sus estudios para trabajar, y ahí empieza el círculo de los “ni ni”: se los condena a los peores trabajos. Esos en los que te echan a los tres meses sin pagarte nada y con jornadas de 10 o 12 horas, o directamente se los margina del mercado laboral. Cifras oficiales estiman que cerca de 2,6 millones de jóvenes de entre 18 y 24 años (58%) se encuentran en situación de vulnerabilidad social.

Muchas veces, el sentido común fogoneado por los medios de comunicación y la errónea concepción de que el Estado es neutral, o que el rol que tiene es velar por los derechos de todos, lleva a pensar que las fuerzas represivas están “para cuidarnos”.

Vemos cómo ese Estado garantiza inversiones millonarias en armamento y en formación militar, mientras que las escuelas y los hospitales públicos se caen a pedazos. En cada conflicto obrero en donde los trabajadores están dispuestos a pelear por sus derechos, por mejores condiciones de trabajo o directamente por mantener sus puestos, la Gendarmería y las distintas fuerzas, están al pie del cañón para acallar, intimidar y reprimir a los manifestantes.

En los barrios, la persecución que sufren los jóvenes en manos de la policía es moneda corriente. Cuando no los persiguen por fumar un porro, son blanco de innumerables burlas y comentarios despectivos. Según el Informe de la Situación Represiva Nacional 2016, presentado por CORREPI, En el primer año de Cambiemos ya son 259 los asesinados. Mientras que la Ciudad de Buenos Aires encabeza el ranking de presencia policial en las calles, con 860 efectivos cada 100 mil habitantes: un policía cada 112 personas.

Se trata de una política sistemática de los gobiernos: la de darle mayor poder represivo a la policía del gatillo fácil, las redes de trata y el narcotráfico, que no sólo persigue y hostiga a la juventud sino que también descarga su odio hacia travestis, gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales. Como una forma de imponer su control sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad.

Te puede interesar: Bajo la excusa de la “violencia política”, el Gobierno refuerza medidas represivas

El poder de fuego y de acción de la Bonaerense y la Policía de la Ciudad es una necesidad básica para un Gobierno que está aplicando un ajuste brutal, sobre todo frente a los procesos de movilización y resistencia que se están viendo entre los trabajadores y la juventud.

Jóvenes y combativos: la policía, no pasará

Es indispensable que pongamos en pie una juventud que deje en claro que no se va a desarmar frente a la prepotencia policial impulsada por los diferentes gobiernos de turno. Una juventud a la que no le pase por el costado que siga habiendo desaparecidos en democracia. Dejemos bien en claro que no vamos a parar hasta que Santiago aparezca. Porque sabemos que hoy es él y mañana podemos ser cualquiera de nosotros. Porque lo que buscan es acallar esa bronca incontenible que quiere desenmascarar los privilegios de clase que viven un puñado de empresarios a costa de todos nosotros.

La violencia contra la juventud que vivimos día a día, lejos de inmovilizarnos es la fuerza que motoriza la pelea que queremos dar de fondo para acabar con este sistema de raíz y poder pelear un futuro y una vida que merezca ser vivida.

No estamos dispuestos a soportar los planes que tiene este sistema de miseria y explotación para nosotros. Estamos decididos a organizarnos y cambiarlo todo.

Necesitamos ser millones los que no nos comamos la teoría de los dos demonios que el gobierno quiere instalar y que retomemos las mejores tradiciones del movimiento obrero y estudiantil, para pelear por una sociedad sin opresores ni oprimidos.

Este viernes necesitamos ser millones. Necesitamos poner en pie, en cada lugar de trabajo y de estudio, un gran movimiento para que aparezca Santiago Maldonado con vida. ¡Sumate!


Tomás Máscolo

Militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.

X