El pasado lunes, el Área para la igualdad de trato y no discriminación de personas Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB) de la Generalitat de Catalunya libró nueve tarjetas sanitarias con el ‘nombre del género sentido’ a nueve menores transexuales, a petición familiar.
Jueves 17 de diciembre de 2015
El pasado lunes un comunicado de la Conselleria de Bienestar Social y Familiar de la Generalitat informaba de esto, lo que ve como un avance en el reconocimiento de los derechos trans, en la línea de conseguir la total equiparación legal y social. No es algo novedoso puesto que ya en noviembre aprobó el cambio de nombre en una tarjeta sanitaria a una menor con el nombre sentido, también a petición familiar.
Esta modificación de nombre en la tarjeta sanitaria se acoge al cumplimiento de la ley contra la homofobia aprobada por el Parlament en 2014. Según el artículo 23 de esta ley ’las administraciones públicas de Catalunya tienen que tratar y llamar a las personas trans e intersexuales según el nombre con el que se identifiquen, aun siendo menores de edad’.
Por su parte la Ley Orgánica 3/2007 del 15 de marzo, en el artículo 1 establece que la rectificación del sexo de personas trans se limita a personas con nacionalidad española, mayores de edad, y capacitados para realizar este cambio.
La rectificación de sexo que contempla la actual ley, comporta la rectificación de nombre en el Registro Civil para que el nombre ’no resulte discordante con su sexo registral’. Para acceder al cambio de sexo, y por lo tanto al cambio de nombre, no puedes ser inmigrante sin nacionalidad española, ni menor, ni tener ningún informe médico-psicológico en el que se te diagnostiquen ’trastornos de personalidad que pudieran influir, de forma determinante, en la existencia de la disonancia reseñada en el punto anterior’ (Artículo 4) Además, deberás acreditar un diagnóstico de ‘disforia de género’ por personal médico o psicológico con títulos homologados en el Estado español. También demostrar que esta ’disforia de género’ es persistente, y que te has sometido a un tratamiento hormonal al menos durante dos años -obviamente, acreditando informe médico.
¿Pero y qué pasa con menores e inmigrantes, que quedan excluidos de esta legislación? En el caso de los y las menores trans todo depende del ámbito familiar.
Las familias de los menores que han accedido al cambio de nombre en Catalunya, pertenecen a Chrysallis, asociación que agrupa a familias de menores trans para exigir sus derechos. Pero es una realidad que no todas las familias de trans aceptan que sus hijos e hijas no se sientan identificadas con su sexo biológico, lo que deviene, en muchas ocasiones, en una fuerte presión psicológica para las personas trans.
Un informe realizado por la FELGTB sobre acoso escolar homofóbico señala que el 57% de dicho acoso comienza entre los 12 y 15 años. Añade que el 82% no lo habló con su entorno familiar por vergüenza (26%), miedo al rechazo (35%) o porque no lo consideraban necesario (39%). Gran parte de estos adolescentes no veían perspectivas de que su sufrimiento personal cambiara por lo que un 43% llegó a tener pensamientos suicidas. Un 35% de los jóvenes que sufrieron acoso escolar homofóbico llegó a planificar su suicidio, y un 17% lo intentó.
En el Estado español 30 menores trans han conseguido en los últimos años que distintos registros civiles aprobasen su cambio de nombre. La mayoría pertenecen a Chrysallis. Natalia Ventín, presidenta de la asociación, asegura que los cambios que ya se han realizado son arbitrarios, y que es necesaria ‘una normativa clara que reconozca el derechos de todos los transexuales, menores y adultos, a cambiar de nombre y de sexo en el registro’. En Aragón, en los últimos meses, dos chicos trans han conseguido la aprobación para el cambio de nombre. También hay varias familias esperando para solicitarlo o esperando a que se resuelva su solicitud. Pero también son varios menores que han manifestado a la asociación su intención de pedirlo, pero no cuentan con el apoyo de la familia.
La ley contra la homofobia demuestra ser ‘papel mojado’
Como se dice en este artículo ‘desde octubre del año pasado a la actualidad hubo 100 denuncias registradas por el Observatorio contra la Homofobia en Cataluña, 50 de ellas en la ciudad de Barcelona. Eso sin contar todos aquellos casos que no han sido denunciados’.
Las agresiones -físicas o verbales, presenciales o virtuales- a LGTBI se mantienen. Apesar de que en Catalunya exista esta ley, se sigue expulsando o restringiendo el acceso a LGTBI a bares o discotecas amparándose en el derecho de admisión, por poner un ejemplo de violencia LGTBIfóbica.
A pesar de esta ley, no hay protocolos de actuación específicos para confrontar la homofobia en cualquiera de sus manifestaciones. Distintos colectivos llevan meses denunciando que el Govern no ha creado medidas concretas a desarrollar, eficaces en la lucha contra la LGTBIfobia, por lo que esta ley se convierte en un ‘papel mojado’ que deja impune la violencia LGTBI.
La Ley 11/2014 es fruto de la lucha de organizaciones y colectivos LGTBI que llevan años denunciando -no solo en Catalunya- palizas, insultos, vejaciones, discriminación laboral, acoso escolar, y un largo y triste etcétera. Y si bien es progresiva la existencia de leyes que persigan la homofobia y garanticen los derechos de las personas LGTBI, en sus meses de implantación se ha mostrado ineficaz contra una violencia estructural de esta sociedad capitalista, patriarcal y heternormativa, en la que quien escape de sus normas sufre marginación y violencia en todos los ámbitos de su vida. Una sociedad donde la educación y el ocio nos enseñan que ‘ser normal’ es ajustarse a los estándares monógamos, heteros y sumisos.
Sigue habiendo mucho por lo que luchar a pesar de lo legislado. Ninguna ley será efectiva si no hay un plan de choque que desde los primeros niveles de enseñanza visibilice que la pareja hetero-monógama no es la única posibilidad; que sensibilice y prevenga el acoso escolar; planes que persigan la discriminación y el acoso laboral; persecución a los comentarios LGTBIfóbicos en programas de televisión, publicidad, a las grandes superficies que permiten la venta de libros LGTBIfóbicos. Por poner algún ejemplo de lo que desde hace años forman parte de las reivindicaciones de diferentes organizaciones LGTBI.
Estas medidas sólo se podrán imponer con la movilización independiente en las calles, en la perspectiva y surgimiento de un movimiento LGTBI revulsivo que cuestione las bases de este sistema capitalista.